29/11/2017, 03:19
—¿Qué estás viendo, Daruu? —cuestionó Zetsuo, impaciente.
Y la impaciencia de Zetsuo invadió también al escualo, que sentía la necesidad de arrancar en carrera e adentrarse a los confines de aquellas cuevas para no tener que aguardar por Daruu. Él, sin embargo, tenía que ser cauteloso; no podía permitir que su poder cruzase nuevamente los límites que en su momento le dejaron ciego, temporalmente. Entonces, fraguó su concentración y sólo habló cuando hubiese recabado toda la información necesaria, de la que había obtenido dos cosas muy importantes:
Ayame y Mogura estaban vivos, y a apenas a unos cuantos pasillos de ellos. El rescate exitoso, por tanto, era aún una muy factible posibilidad.
En el de la derecha hay una persona leyendo libros, distraída. Los libros son sobre técnicas de sellado. Hay libros sobre bijū. Hay una camilla con correas y varias cosas más que no sé qué son. Lo que sí sé es que quizás están engañando a Ayame y que quieren extraer al Gobi.
Kaido no lo pilló al instante, no. De hecho, no fue sino hasta que Daruu culminó su intervención, y que su madre inquirió a Zetsuo acerca de qué tenían que hacer, cuando cayó en cuenta del telón caído frente a él y de la verdadera historia detrás del subterfugio.
Biju, Ayame. Extraer. Gobi.
¿Jinchuriki?
«¡Jinchuriki, maldita sea!» —exclamó para sus adentros, con los ojos inflados como huevos en aceite.
—Ella... ella es, ¡¿ella es nuestra jodida guardiana?!
Y la impaciencia de Zetsuo invadió también al escualo, que sentía la necesidad de arrancar en carrera e adentrarse a los confines de aquellas cuevas para no tener que aguardar por Daruu. Él, sin embargo, tenía que ser cauteloso; no podía permitir que su poder cruzase nuevamente los límites que en su momento le dejaron ciego, temporalmente. Entonces, fraguó su concentración y sólo habló cuando hubiese recabado toda la información necesaria, de la que había obtenido dos cosas muy importantes:
Ayame y Mogura estaban vivos, y a apenas a unos cuantos pasillos de ellos. El rescate exitoso, por tanto, era aún una muy factible posibilidad.
En el de la derecha hay una persona leyendo libros, distraída. Los libros son sobre técnicas de sellado. Hay libros sobre bijū. Hay una camilla con correas y varias cosas más que no sé qué son. Lo que sí sé es que quizás están engañando a Ayame y que quieren extraer al Gobi.
Kaido no lo pilló al instante, no. De hecho, no fue sino hasta que Daruu culminó su intervención, y que su madre inquirió a Zetsuo acerca de qué tenían que hacer, cuando cayó en cuenta del telón caído frente a él y de la verdadera historia detrás del subterfugio.
Biju, Ayame. Extraer. Gobi.
¿Jinchuriki?
«¡Jinchuriki, maldita sea!» —exclamó para sus adentros, con los ojos inflados como huevos en aceite.
—Ella... ella es, ¡¿ella es nuestra jodida guardiana?!