2/12/2017, 21:09
Mogura había saltado y se había adherido a la pared, su cuerpo ya no estaba en contacto con el agua. En su cuello todavía estaba el dardo que le habían lanzado, pero no se lo quitó, en su lugar sostuvo con firmeza a Hane con su mano. Y fue ahí cuando sus miradas se cruzaron.
—N... ¡No, espera! ¡NO!
El odio y la ira se habían convertido en terror y suplica, pero el rostro del médico no reflejaba ni perdón ni compasión. Determinado a cumplir su cometido, su pulso no tembló y su mirada no hizo mas que afilarse en el momento en que el ala se mojó en el agua.
El desgarrador chillido se metió en sus odios y a la vez llenó toda la sala. Hōzuki Marun comenzó a padecer espasmos y su cuerpo no paró de sacudirse. Mogura no apartó la mirada en ningún momento de él, sabía que no estaba vengando a nadie, Marun no había matado a nadie hasta donde tenía conocimiento...
Pero levantaste tu espada en la dirección de gente importante para mi.
Había intentado matar a Shanise, pero él lo había impedido. Había intentado llevarse a Ayame una vez y no lo había logrado. Y ahora ya no podría intentar hacerlo más, él se había asegurado de que fuese así.
Finalmente pasados unos segundos, el castaño se desplomó, humeando.
«Muerto.»
Y entonces lo sintió. Perdió la concentración y su cuerpo cayó al encharcado piso. Un ardor comenzaba a hacerse cada vez más fuerte en sus pulmones, la acción de respirar se volvía un ejercicio cada vez más complicado. No había duda alguna, era el veneno de la vez anterior.
Frunció el ceño en el piso. No tenía mucho tiempo si pensaba salir vivo de ahí, con una mano se quitó el dardo del cuello y, haciendo lo mejor que pudo para aguantar el aire útil que tenía, llevó su mano ejecutora hasta su portaobjetos para tomar un pequeño frasco. Sin perder tiempo alguno, lo destapó y se llevó el liquido a la boca, bajándolo por su garganta en un solo movimiento.
—N... ¡No, espera! ¡NO!
El odio y la ira se habían convertido en terror y suplica, pero el rostro del médico no reflejaba ni perdón ni compasión. Determinado a cumplir su cometido, su pulso no tembló y su mirada no hizo mas que afilarse en el momento en que el ala se mojó en el agua.
El desgarrador chillido se metió en sus odios y a la vez llenó toda la sala. Hōzuki Marun comenzó a padecer espasmos y su cuerpo no paró de sacudirse. Mogura no apartó la mirada en ningún momento de él, sabía que no estaba vengando a nadie, Marun no había matado a nadie hasta donde tenía conocimiento...
Pero levantaste tu espada en la dirección de gente importante para mi.
Había intentado matar a Shanise, pero él lo había impedido. Había intentado llevarse a Ayame una vez y no lo había logrado. Y ahora ya no podría intentar hacerlo más, él se había asegurado de que fuese así.
Finalmente pasados unos segundos, el castaño se desplomó, humeando.
«Muerto.»
Y entonces lo sintió. Perdió la concentración y su cuerpo cayó al encharcado piso. Un ardor comenzaba a hacerse cada vez más fuerte en sus pulmones, la acción de respirar se volvía un ejercicio cada vez más complicado. No había duda alguna, era el veneno de la vez anterior.
Frunció el ceño en el piso. No tenía mucho tiempo si pensaba salir vivo de ahí, con una mano se quitó el dardo del cuello y, haciendo lo mejor que pudo para aguantar el aire útil que tenía, llevó su mano ejecutora hasta su portaobjetos para tomar un pequeño frasco. Sin perder tiempo alguno, lo destapó y se llevó el liquido a la boca, bajándolo por su garganta en un solo movimiento.
Hablo - Pienso