11/12/2017, 17:50
—Está bien, Mogura-san. Ayame está a salvo. La misión ha sido un éxito —dijo Kiroe. Se mantuvo expectante un momento, con una sonrisa de oreja a oreja. No pudo resistirse más, y dio un abrazo al chūnin, levantándolo por los aires—. ¡Ayame está a salvo, Mogura-kun!
La mujer puso a Mogura de nuevo en el suelo y tosió distraídamente, sonrojada.
—Bueno, deberíamos esperarles a la salida —dijo—. Y de paso, ir pensando en cómo vamos a salir de nuevo por ese dichoso túnel.
Daruu se encontraba un poco descolocado. Dio un paso atrás para dejar espacio a Karoi, quien abrazó a su sobrina con gran entusiasmo. ¿Qué hacía Karoi allí? ¿Y qué hacía Kaido con él?
Tras poner al orden del día al tío de Ayame, la muchacha destacó que no había manera alguna de volver a subir. Zetsuo sonrió con orgullo.
—¿Cómo que no? Seguro que se nos ocurre algo. ¿Alguien tiene alguna...?
—Yo —declaró Daruu, quien se dirigía a Kōri—. Por favor, congela el agua de la cascada cuando ejecute mi técnica.
Se adelantó. Zetsuo, confuso, estiró de su manga.
—Eh, Amedama, ¿sabes la fuerza que tiene una cascada de ese calibre, no? —advirtió.
—Creo que Kōri-sensei y yo podemos hacer algo —insistió Daruu. A regañadientes, Zetsuo le dejó marchar. El muchacho se acercó hasta el borde de la cascada con cuidado, manteniendo una distancia de aproximadamente medio metro de ella.
«Pie derecho hacia adelante, pie izquierdo hacia atrás, cintura rotada hacia la izquierda, y...», se repetía, como un mantra, intentando rememorar lo aprendido durante aquellos extraños entrenamientos con los pergaminos de su abuela.
—Por favor, apartáos un poco.
»¡¡Hakkeshō Kaiten!! —Como una peonza, Daruu comenzó a girar, y generó una cúpula de chakra que giró también a toda velocidad. El agua de una de las paredes de la cascada se precipitaba sobre la cúpula y salía disparada por encima de ella, dejando un hueco en el centro.
Kōri se adelantó y emitió su frío invierno, congelando la columna de agua en un santiamén. Cuando la técnica de Daruu acabó, la corriente era ahora una chimenea con una apertura en la que se dibujaban las salpicaduras inertes de la cascada.
—Ahora... hay... un... agujero... Je... —Daruu cayó al agua de culo. Afortunadamente, le quedaron fuerzas para concentrar chakra y no hundirse.
—Mmh... —Zetsuo se acercó al tubo de hielo y le dio dos golpecitos con el nudillo—. Parece resistente, pero resbaladizo. Podremos subir, pero tendremos que tener cuidado.
»Vamos. Subamos.
—Espera... Estoy agotado.
—Deja de llorar, nenaza. Llevas todo el día haciéndolo.
«Acabas de llorar tú también, cabronazo de mierda.», refunfuñó Daruu mentalmente, antes de seguir tras de Zetsuo y subir por la cascada con cuidado gracias al chakra.
La mujer puso a Mogura de nuevo en el suelo y tosió distraídamente, sonrojada.
—Bueno, deberíamos esperarles a la salida —dijo—. Y de paso, ir pensando en cómo vamos a salir de nuevo por ese dichoso túnel.
· · ·
Daruu se encontraba un poco descolocado. Dio un paso atrás para dejar espacio a Karoi, quien abrazó a su sobrina con gran entusiasmo. ¿Qué hacía Karoi allí? ¿Y qué hacía Kaido con él?
Tras poner al orden del día al tío de Ayame, la muchacha destacó que no había manera alguna de volver a subir. Zetsuo sonrió con orgullo.
—¿Cómo que no? Seguro que se nos ocurre algo. ¿Alguien tiene alguna...?
—Yo —declaró Daruu, quien se dirigía a Kōri—. Por favor, congela el agua de la cascada cuando ejecute mi técnica.
Se adelantó. Zetsuo, confuso, estiró de su manga.
—Eh, Amedama, ¿sabes la fuerza que tiene una cascada de ese calibre, no? —advirtió.
—Creo que Kōri-sensei y yo podemos hacer algo —insistió Daruu. A regañadientes, Zetsuo le dejó marchar. El muchacho se acercó hasta el borde de la cascada con cuidado, manteniendo una distancia de aproximadamente medio metro de ella.
«Pie derecho hacia adelante, pie izquierdo hacia atrás, cintura rotada hacia la izquierda, y...», se repetía, como un mantra, intentando rememorar lo aprendido durante aquellos extraños entrenamientos con los pergaminos de su abuela.
—Por favor, apartáos un poco.
»¡¡Hakkeshō Kaiten!! —Como una peonza, Daruu comenzó a girar, y generó una cúpula de chakra que giró también a toda velocidad. El agua de una de las paredes de la cascada se precipitaba sobre la cúpula y salía disparada por encima de ella, dejando un hueco en el centro.
Kōri se adelantó y emitió su frío invierno, congelando la columna de agua en un santiamén. Cuando la técnica de Daruu acabó, la corriente era ahora una chimenea con una apertura en la que se dibujaban las salpicaduras inertes de la cascada.
—Ahora... hay... un... agujero... Je... —Daruu cayó al agua de culo. Afortunadamente, le quedaron fuerzas para concentrar chakra y no hundirse.
—Mmh... —Zetsuo se acercó al tubo de hielo y le dio dos golpecitos con el nudillo—. Parece resistente, pero resbaladizo. Podremos subir, pero tendremos que tener cuidado.
»Vamos. Subamos.
—Espera... Estoy agotado.
—Deja de llorar, nenaza. Llevas todo el día haciéndolo.
«Acabas de llorar tú también, cabronazo de mierda.», refunfuñó Daruu mentalmente, antes de seguir tras de Zetsuo y subir por la cascada con cuidado gracias al chakra.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)