14/12/2017, 02:36
—Al menos huele mejor que tú, arenque pasado.
—Me la vas a pagar, pelopincho de los cojones —se atrevió él a responder, devolviéndole la camaradería. No sabía cuándo es que habían ganado ellos la confianza para insultarse de aquella forma, pero bueno; después de semejante experiencia, daba como mucho igual.
Entonces, se embarcó poco después de Daruu en el ascenso.
Salir de aquella pocilga, sin embargo, le costó horrores. Fuera por el cansancio contenido, los esporádicos gastos de chakra o bien que quería hacerse un poco el gilipollas, no pudo ascender al ritmo del primero. No obstante, terminó llegando a arriba sano y salvo. Al igual que los demás, aún y cuando Ayame pareció tener más inconvenientes que el resto. Y cómo no, si no era para menos.
Daruu la esperó en la cima, y le sobó la espalda fraternalmente en cuanto ésta llegó también.
—Daruu, y Ayame, en un booooosque —cantó, melodioso, y con aquella sonrisa pícara invadiéndole el rostro entero mientras increpaba al par de tórtolos.
Luego, Zetsuo habló.
—Oye, Karoi —sugirió Zetsuo—. Tú conoces este lugar quizás mejor que ninguno de nosotros. Por algo has trabajado de doble agente. Los Kajitsu debieron vernos cuando nos dirigíamos hacia el acantilado. Tal vez... ¿No habrá una forma de salir por arriba, hacia la cima del desfiladero? Nosotros hemos entrado por un túnel muy angosto... Y no tenemos respiradores suficientes para todo el grupo.
»Kiroe tiene una técnica muy útil para eso, pero no sé cuántas burbujas podrá crear, y no caben por el agujero de entrada de todas formas.
El escualo alzó la vista hasta la posición del ahora bien sabido doble agente, observándole con cierta intriga. Así que él también era de cierto modo, o lo fue, en todo caso, un Kajitsu. Las sorpresas no dejaban de llegar, y eso que aún no salían de la maldita cueva de los cojones.
—Me la vas a pagar, pelopincho de los cojones —se atrevió él a responder, devolviéndole la camaradería. No sabía cuándo es que habían ganado ellos la confianza para insultarse de aquella forma, pero bueno; después de semejante experiencia, daba como mucho igual.
Entonces, se embarcó poco después de Daruu en el ascenso.
Salir de aquella pocilga, sin embargo, le costó horrores. Fuera por el cansancio contenido, los esporádicos gastos de chakra o bien que quería hacerse un poco el gilipollas, no pudo ascender al ritmo del primero. No obstante, terminó llegando a arriba sano y salvo. Al igual que los demás, aún y cuando Ayame pareció tener más inconvenientes que el resto. Y cómo no, si no era para menos.
Daruu la esperó en la cima, y le sobó la espalda fraternalmente en cuanto ésta llegó también.
—Daruu, y Ayame, en un booooosque —cantó, melodioso, y con aquella sonrisa pícara invadiéndole el rostro entero mientras increpaba al par de tórtolos.
Luego, Zetsuo habló.
—Oye, Karoi —sugirió Zetsuo—. Tú conoces este lugar quizás mejor que ninguno de nosotros. Por algo has trabajado de doble agente. Los Kajitsu debieron vernos cuando nos dirigíamos hacia el acantilado. Tal vez... ¿No habrá una forma de salir por arriba, hacia la cima del desfiladero? Nosotros hemos entrado por un túnel muy angosto... Y no tenemos respiradores suficientes para todo el grupo.
»Kiroe tiene una técnica muy útil para eso, pero no sé cuántas burbujas podrá crear, y no caben por el agujero de entrada de todas formas.
El escualo alzó la vista hasta la posición del ahora bien sabido doble agente, observándole con cierta intriga. Así que él también era de cierto modo, o lo fue, en todo caso, un Kajitsu. Las sorpresas no dejaban de llegar, y eso que aún no salían de la maldita cueva de los cojones.