13/02/2018, 23:25
(Última modificación: 13/02/2018, 23:25 por Sasaki Reiji.)
—Tú no te vas, al menos hasta que aclaremos esto.
Riko puso una mano sobre mi pecho y me detuvo. Maldita fuera mi suerte. No tenia fuerza ni ganas de luchar, lo único que quería eran dos cosas: Maíz y alejarme de Juro, que había intentado asesinarme. Podía decir lo que él quisiera, pero sus acciones habían hablado por él, no solo no quería confiarle mi espalda, es que ni siquiera quería estar en la misma habitación que él.
—Tenemos que averiguar quién es el verdadero, y no nos sobra el tiempo —intervino Riko.
—Ya te he dicho que yo soy el falso, déjame marcharme, no quiero estar aquí
Intente zafarme de la mano de Riko sin éxito alguno. ¿Para que engañarme? Lo único que podía hacer era esperar y observar, en mi situación, estaba a merced de aquellos extraños. Que humillante ¿Por qué no podía valerme por mi mismo? ¿Qué pasaría en una guerra si escaseara el maíz? ¿Seria solo un shinobi inútil para mi aldea? ¿Me convertiría en un estorbo para los demás? ¿De qué sirve un genio cuando es un inútil incapaz de sobreponerse a algo tan estúpido como una adicción?
—Jin-san —Ayame me sacó de mis cavilaciones con su voz temblorosa, que parecía hablarnos a ambos —. ¿Cómo celebramos el otoño en Amegakure?
Me sabía perfectamente la respuesta. Tenia grabadas a fuego cada una de las palabras sobra la historia de Amegakure. Había pasado mas horas en la biblioteca que jugando con los demás niños, que, en mi caso, siempre eran mayores que yo. Sin embargo, no quería responder, quería irme de allí. Quería maíz, quería alejarme de Juro, y si respondía, no iban a dejarme en paz.
—¿Cuántas veces tengo que decir que yo soy el falso? Sois estúpidos si creéis que voy a responderos después de deciros tres veces que yo soy el Jin falso
Y desde luego, aquello no era una mentira. Yo nunca había sido Jin, por tanto, yo siempre había sido falso. Yo era Reiji, Jin era otra persona, otra persona que seguramente hubiera sabido manejar aquella situación mucho mejor que yo. Aunque jamás le desearía algo así a mi propio padre.
—Los Deseos Ahogados — Dijo de repente Jin —. Llenamos una urna con deseos y la dejamos en un barco, la echamos al mar y un rayo cae sobre el mástil, haciendo que se hunda la urna... —hizo una breve pausa —. Se dice que, si se reza, tu deseo logra hacerse realidad.
Aquella fue la bomba. No una bomba, en realidad, fue como un gancho. O tampoco eso. En ese momento, no sabía ponerle nombre a esa sensación, pero había estado siempre ahí, dentro de mí, clavada como una espina. Me pasaba desde siempre. Nunca había podido evitarlo, y eso me llevo a un par de desastres desagradables. Yo tenia que corregirlos a todos. A mis compañeros de clase, a mis profesores e incluso a mi padre. No podía evitarlo, era como un mecanismo que se accionaba solo. Y en esa ocasión, no tenia fuerzas para luchar contra él, pese a que no quería.
—Esa respuesta es correcta pero muy incompleta, si fuese un examen de una sola pregunta, te pondría un cinco. — Y yo no sacaba cincos. Nunca. —El nombre es correcto, la descripción no es completa. Se llena una urna “gigante” con deseos “Al dios de la lluvia”, la urna se coloca en un barco, pero no en un barco cualquiera, tiene que ser un barco con el mástil puntiagudo, los rayos no caen por que si sobre los barcos, la punta actúa de pararrayos. Entonces, como bien has dicho, el barco se hunde junto a la urna y si se reza con muchas fuerzas, entonces los deseos se hacen realidad. No me he inventado nada, esta todo escrito en un precioso libro ilustrado sobre las tradiciones de Amegakure que podréis encontrar en la primera planta de la biblioteca, sección A, segunda estantería, cuarta fila, tercer libro. La historia sobre los Deseos Ahogados esta entre las paginas treinta y cuatro y treinta y nueve.
Y cuando termino, el robot que había en mí se apagó. Por cosas como esas, me había ganado muchas enemistades en la academia, no solo con alumnos, pues a muchos profesores no les hacía ni pizca de gracia que les interrumpiera para corregirles. Pero no podía evitarlo, era como un autómata que dormía dentro de mí y que despertaba cuando algo no le gustaba.
Riko puso una mano sobre mi pecho y me detuvo. Maldita fuera mi suerte. No tenia fuerza ni ganas de luchar, lo único que quería eran dos cosas: Maíz y alejarme de Juro, que había intentado asesinarme. Podía decir lo que él quisiera, pero sus acciones habían hablado por él, no solo no quería confiarle mi espalda, es que ni siquiera quería estar en la misma habitación que él.
—Tenemos que averiguar quién es el verdadero, y no nos sobra el tiempo —intervino Riko.
—Ya te he dicho que yo soy el falso, déjame marcharme, no quiero estar aquí
Intente zafarme de la mano de Riko sin éxito alguno. ¿Para que engañarme? Lo único que podía hacer era esperar y observar, en mi situación, estaba a merced de aquellos extraños. Que humillante ¿Por qué no podía valerme por mi mismo? ¿Qué pasaría en una guerra si escaseara el maíz? ¿Seria solo un shinobi inútil para mi aldea? ¿Me convertiría en un estorbo para los demás? ¿De qué sirve un genio cuando es un inútil incapaz de sobreponerse a algo tan estúpido como una adicción?
—Jin-san —Ayame me sacó de mis cavilaciones con su voz temblorosa, que parecía hablarnos a ambos —. ¿Cómo celebramos el otoño en Amegakure?
Me sabía perfectamente la respuesta. Tenia grabadas a fuego cada una de las palabras sobra la historia de Amegakure. Había pasado mas horas en la biblioteca que jugando con los demás niños, que, en mi caso, siempre eran mayores que yo. Sin embargo, no quería responder, quería irme de allí. Quería maíz, quería alejarme de Juro, y si respondía, no iban a dejarme en paz.
—¿Cuántas veces tengo que decir que yo soy el falso? Sois estúpidos si creéis que voy a responderos después de deciros tres veces que yo soy el Jin falso
Y desde luego, aquello no era una mentira. Yo nunca había sido Jin, por tanto, yo siempre había sido falso. Yo era Reiji, Jin era otra persona, otra persona que seguramente hubiera sabido manejar aquella situación mucho mejor que yo. Aunque jamás le desearía algo así a mi propio padre.
—Los Deseos Ahogados — Dijo de repente Jin —. Llenamos una urna con deseos y la dejamos en un barco, la echamos al mar y un rayo cae sobre el mástil, haciendo que se hunda la urna... —hizo una breve pausa —. Se dice que, si se reza, tu deseo logra hacerse realidad.
Aquella fue la bomba. No una bomba, en realidad, fue como un gancho. O tampoco eso. En ese momento, no sabía ponerle nombre a esa sensación, pero había estado siempre ahí, dentro de mí, clavada como una espina. Me pasaba desde siempre. Nunca había podido evitarlo, y eso me llevo a un par de desastres desagradables. Yo tenia que corregirlos a todos. A mis compañeros de clase, a mis profesores e incluso a mi padre. No podía evitarlo, era como un mecanismo que se accionaba solo. Y en esa ocasión, no tenia fuerzas para luchar contra él, pese a que no quería.
—Esa respuesta es correcta pero muy incompleta, si fuese un examen de una sola pregunta, te pondría un cinco. — Y yo no sacaba cincos. Nunca. —El nombre es correcto, la descripción no es completa. Se llena una urna “gigante” con deseos “Al dios de la lluvia”, la urna se coloca en un barco, pero no en un barco cualquiera, tiene que ser un barco con el mástil puntiagudo, los rayos no caen por que si sobre los barcos, la punta actúa de pararrayos. Entonces, como bien has dicho, el barco se hunde junto a la urna y si se reza con muchas fuerzas, entonces los deseos se hacen realidad. No me he inventado nada, esta todo escrito en un precioso libro ilustrado sobre las tradiciones de Amegakure que podréis encontrar en la primera planta de la biblioteca, sección A, segunda estantería, cuarta fila, tercer libro. La historia sobre los Deseos Ahogados esta entre las paginas treinta y cuatro y treinta y nueve.
Y cuando termino, el robot que había en mí se apagó. Por cosas como esas, me había ganado muchas enemistades en la academia, no solo con alumnos, pues a muchos profesores no les hacía ni pizca de gracia que les interrumpiera para corregirles. Pero no podía evitarlo, era como un autómata que dormía dentro de mí y que despertaba cuando algo no le gustaba.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)