18/09/2018, 10:31
Tras acordar la hora y el punto de partida, los tres compañeros se dirigieron rápidamente a sus casas para empacar todo lo necesario para el viaje. Eri, quien había guardado cuidadosamente el pergamino de la misión en su bolsillo del chaleco militar, entraba en su casa rápidamente para tomar su mochila de viaje y meter un par de mudas, toda la comida que pudo y que fuese de aquella que no se ponía mala en cuanto la sacabas de la nevera, aquellas armas que no había cogido por las prisas y un mapa de Oonindo, ya que nunca venía mal.
Corrió de nuevo a la nevera y tomó su cantimplora, que guardó en uno de los compartimentos externos de su mochila para después sellársela en el antebrazo izquierdo. Una vez preparada, echó una última ojeada a su apartamento para abandonarlo hasta su vuelta.
Media hora después de haberse despedido en el Edificio del Uzukage, la Uzumaki ya se encontraba al lado de Nabi y Stuffy, esperando a que Datsue llegase a tiempo. Una vez estuviesen todos juntos, podrían encaminarse a las Montañas de la Tierra.
Corrió de nuevo a la nevera y tomó su cantimplora, que guardó en uno de los compartimentos externos de su mochila para después sellársela en el antebrazo izquierdo. Una vez preparada, echó una última ojeada a su apartamento para abandonarlo hasta su vuelta.
Media hora después de haberse despedido en el Edificio del Uzukage, la Uzumaki ya se encontraba al lado de Nabi y Stuffy, esperando a que Datsue llegase a tiempo. Una vez estuviesen todos juntos, podrían encaminarse a las Montañas de la Tierra.