14/10/2018, 15:41
Zanjado el asunto, los Intrépidos continuaron su camino hacia la Planicie del Silencio. Las bromas, anécdotas y viejas experiencias amenizaron el trayecto, y el grupo se detuvo a dormir en una posada en los Herreros que el Uchiha conocía muy bien. No por nada, había ido allí en múltiples ocasiones, cada vez que quería hablar con Runoara Soroku o conseguir una de sus armas a buen precio y de primera mano.
Al día siguiente dejaron atrás los descampados encharcados para meterse de lleno en el Bosque de la Hoja. De nuevo, la conversación seguía fluyendo entre los tres, poniéndose al día de muchas cosas. También, como no, surgió alguna que otra discusión, que normalmente se zanjaba con alguna carcajada quitándole importancia o con Eri cerrando el asunto.
No fue hasta la mañana siguiente, tras dormir en una posada que encontraron en un pequeño poblado, llamada La Guarida, que llegaron hasta el famoso Puente Kannabi. El Uchiha iba vestido con una túnica de color ocre, sin bandana a la vista como tampoco ningún tipo de arma. En su lugar, sí llevaba la mochila a la espalda, sellada hasta entonces en su rodilla.
Un civil en un viaje largo sin ningún tipo de provisiones a la vista era, cuanto menos, sospechoso.
—Bueno, si alguien pregunta decimos que vamos a la Ribera del Norte a visitar un familiar mío, ¿no? —quiso asegurarse con sus compañeros. En su opinión, las mejores mentiras eran las que tenían algo de verdad. Y en la Ribera del Norte vivían sus padres. La excusa era perfecta.
Al día siguiente dejaron atrás los descampados encharcados para meterse de lleno en el Bosque de la Hoja. De nuevo, la conversación seguía fluyendo entre los tres, poniéndose al día de muchas cosas. También, como no, surgió alguna que otra discusión, que normalmente se zanjaba con alguna carcajada quitándole importancia o con Eri cerrando el asunto.
No fue hasta la mañana siguiente, tras dormir en una posada que encontraron en un pequeño poblado, llamada La Guarida, que llegaron hasta el famoso Puente Kannabi. El Uchiha iba vestido con una túnica de color ocre, sin bandana a la vista como tampoco ningún tipo de arma. En su lugar, sí llevaba la mochila a la espalda, sellada hasta entonces en su rodilla.
Un civil en un viaje largo sin ningún tipo de provisiones a la vista era, cuanto menos, sospechoso.
—Bueno, si alguien pregunta decimos que vamos a la Ribera del Norte a visitar un familiar mío, ¿no? —quiso asegurarse con sus compañeros. En su opinión, las mejores mentiras eran las que tenían algo de verdad. Y en la Ribera del Norte vivían sus padres. La excusa era perfecta.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado