28/10/2018, 23:30
—. Ven a mi habitación y te respondo… y sigo contando. Sucedieron más cosas, Nabi. Cosas gordas.
Sentí que Datsue estaba más serio de lo que era recomendable, pero cuando se fue hacía el posadero y pagó lo que le dijo sin regatear, sin quejarse y sin intentar timar a nadie, un inexplicable escalofrío. Sin duda, la seriedad no era buena en ninguna de sus vertientes. Me bebí el caldo, ya más frio que mi pie, y seguí a Datsue.
Fuimos hasta su habitación, donde se desnudó, para mi desgracia, y se puso el pijama. Tenía que ser bonito ir tan sobrado por la vida para llevarse un pijama en un viaje. Yo llevaba un par de mudas y poco más en cuanto a indumentaria se refería.
— ¿Y bien?
Le pregunté por si se había olvidado de que tenía que contarme más cosas gordas, MÁS. No veía superable todo lo que había ocurrido hasta ahora, pero con ese tema casi era mejor no hacer ningún supuesto.
Me crucé de brazos mientras esperaba de pie a la información del chunin.
Sentí que Datsue estaba más serio de lo que era recomendable, pero cuando se fue hacía el posadero y pagó lo que le dijo sin regatear, sin quejarse y sin intentar timar a nadie, un inexplicable escalofrío. Sin duda, la seriedad no era buena en ninguna de sus vertientes. Me bebí el caldo, ya más frio que mi pie, y seguí a Datsue.
Fuimos hasta su habitación, donde se desnudó, para mi desgracia, y se puso el pijama. Tenía que ser bonito ir tan sobrado por la vida para llevarse un pijama en un viaje. Yo llevaba un par de mudas y poco más en cuanto a indumentaria se refería.
— ¿Y bien?
Le pregunté por si se había olvidado de que tenía que contarme más cosas gordas, MÁS. No veía superable todo lo que había ocurrido hasta ahora, pero con ese tema casi era mejor no hacer ningún supuesto.
Me crucé de brazos mientras esperaba de pie a la información del chunin.
—Nabi—