24/11/2018, 14:54
Bonizatsu no tardó en ser completamente arrollado por las preguntas de los ninjas, que lejos de contenerse en lo posible tal y como éste les había pedido, se lanzaron como lobos hambrientos a verbalizar cada pensamiento que pasó por sus cabezas. El viejo alguacil trató de digerir todas las preguntas de los muchachos —tarea difícil para un hombre de su edad—, cosa que le llevó unos largos momentos. Al final terminó por pedir calma extendiendo ambos brazos hacia delante mientras se pasaba la lengua por los labios resecos con gesto reflexivo.
—Vayamos por partes, ninjas... En cuanto a los pillajes realizados por la criatura —empezó, mirando a Datsue—, se limitaron a unos pocos animales y los pocos objetos de valor que tiene la gente por aquí. Incluso un día asaltó el almacén de la taberna, llevándose varias cajas de licores. ¡Cualquiera podría pensar que se trata de un simple ladrón! Pero no, todos la hemos visto en su enorme y amenazante aspecto. Es una bestia infernal, sin duda.
Luego se volteó hacia Eri, y su rostro se ensombreció al hablar de la pobre chiquilla asesinada.
—La pobre muchachita, tan joven... Fue brutalmente asesinada por la bestia, no cabe duda. Unos mozos del pueblo encontraron su cadáver en las afueras, completamente destrozado... —dirigió entonces una mirada cargada de hostilidad hacia Nabi—. Entenderán que nos llevó cierto tiempo identificarla y recomponer sus... Restos. Ustedes vienen de muy lejos, shinobi-san, y no espero que conozcan ni entiendan nuestras costumbres. Pero por eso mismo, le agradecería que se guardara sus juicios de valor para quienes estén interesados en ellos —le espetó sin atisbo alguno de vergüenza—. Aquí somos gente de tradiciones, nuestros padres lo eran, y nuestros abuelos, y sus abuelos antes de ellos. Si empieza a cuestionar las costumbres de Peñasco, le garantizo la hostilidad de sus gentes...
—Vayamos por partes, ninjas... En cuanto a los pillajes realizados por la criatura —empezó, mirando a Datsue—, se limitaron a unos pocos animales y los pocos objetos de valor que tiene la gente por aquí. Incluso un día asaltó el almacén de la taberna, llevándose varias cajas de licores. ¡Cualquiera podría pensar que se trata de un simple ladrón! Pero no, todos la hemos visto en su enorme y amenazante aspecto. Es una bestia infernal, sin duda.
Luego se volteó hacia Eri, y su rostro se ensombreció al hablar de la pobre chiquilla asesinada.
—La pobre muchachita, tan joven... Fue brutalmente asesinada por la bestia, no cabe duda. Unos mozos del pueblo encontraron su cadáver en las afueras, completamente destrozado... —dirigió entonces una mirada cargada de hostilidad hacia Nabi—. Entenderán que nos llevó cierto tiempo identificarla y recomponer sus... Restos. Ustedes vienen de muy lejos, shinobi-san, y no espero que conozcan ni entiendan nuestras costumbres. Pero por eso mismo, le agradecería que se guardara sus juicios de valor para quienes estén interesados en ellos —le espetó sin atisbo alguno de vergüenza—. Aquí somos gente de tradiciones, nuestros padres lo eran, y nuestros abuelos, y sus abuelos antes de ellos. Si empieza a cuestionar las costumbres de Peñasco, le garantizo la hostilidad de sus gentes...