3/01/2019, 01:00
(Última modificación: 5/03/2019, 10:31 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Una mujer alta, de cabellos rojos, ondeantes como llama al viento, esperaba en una de las puertas de salida de Kusagakure. Tenía una larga pipa kiseru en su mano izquierda, y, colgando de su hombro derecho, sobre el lugar donde debería estar su ausente miembro, había un pergamino atado con un cordel. Vestía un kimono de aspecto caro, pero mal ajustado. Abrochado a su obi se encontraba el emblema que la identificaba como jōnin. Aspiró de su pipa y, después de disfrutar del sabor, soltó una bocanada de un humo apenas gris, casi blanco.
La mujer, Sagisō Komachi, esperaba.
Eran las siete de la mañana con diez minutos de ese Mizuyōbi de Bienvenida cuando la primera persona llegó. Una kunoichi joven, de largos cabellos ligeramente cobrizos se acercó corriendo. Estaba ataviada con una blusa aguamarina de diseño tradicional, y sus típicos pantalones negros de artes marciales. Llevaba una mochila a la espalda, así como su equipo ninja a la cintura y su wakizashi, Higanbana, colgando de su cadera, a la espalda.
—¡Madre! —dijo al llegar a ella, apenas y respirando algo más rápido que de costumbre. Había preparado todo y corrido desde la residencia Sagisō en cuanto uno de los sirvientes le había dado el mensaje. "Sagisō Komachi-sama le requiere en la puerta sur Tres de la aldea. Le proporcionará una ninmu para activarla como genin" le había dicho el sirviente —. ¡Debiste decirme ayer! ¡O debiste despertarme cuando tú...!
Komachi la golpeó juguetonamente en la coronilla con el extremo de la pipa.
—Oh, no, cariño. Esto es parte de tu entrenamiento. Debes de estar cien por ciento lista, el cien por ciento del tiempo.
—Entiendo... —suspiró la niña. Bajó la mirada, mas la subió de nuevo con una chispa de ilusión —. Entonces... ¿tengo una misión?
—Así es, tienen una misión. Esperemos al resto, que el tuyo no es el único mensaje que envié para esta encomienda.
—Espera... ¿¡QUÉ!?
El rostro de Ranko enrojeció de repente. No esperaba tener que compartir su primera misión con alguien más. Sabía que era posible que se le adjuntara a algún equipo, con el tiempo, pero no deseaba que fuese tan pronto. No rezongó ante su madre. Sabía que ella lo había orquestado, y sabía que era todo para que mejorara como kunoichi.
—Te hará bien, cariño. Sé que eres lo suficientemente buena para ser parte de un equipo.
"Tú puedes, Ranko. Tú puedes, tú puedes, tú puedes. TÚ PUEDES. NISIQUIERASABESQUIÉNESLAOTRAPERSONANOVASAPODER" gritó mentalmente, desesperándose detrás de un rostro apenas nervioso.
Komachi sonrió al ver a su hija reaccionar así. No era que se le hiciese chusco, sino que sabía era la oportunidad perfecta para que su Princesa creciese un poco y se hiciese más fuerte mental y emocionalmente.
Unos minutos antes de las siete, Komachi había enviado a otros sirvientes de la familia Sagisō a diferentes direcciones. Le entregarían sendos pergaminos, enrollados y sellados, a otros genins.
El documento, con versiones dirigidas a los otros genins, estaba firmado y sellado por la encargada. Komachi había arreglado todo para darles la misión justo antes de la hora indicada, y así forzarlos a apresurarse.
Ranko suspiró. Komachi fumó. Ambas esperaron.
La mujer, Sagisō Komachi, esperaba.
Eran las siete de la mañana con diez minutos de ese Mizuyōbi de Bienvenida cuando la primera persona llegó. Una kunoichi joven, de largos cabellos ligeramente cobrizos se acercó corriendo. Estaba ataviada con una blusa aguamarina de diseño tradicional, y sus típicos pantalones negros de artes marciales. Llevaba una mochila a la espalda, así como su equipo ninja a la cintura y su wakizashi, Higanbana, colgando de su cadera, a la espalda.
—¡Madre! —dijo al llegar a ella, apenas y respirando algo más rápido que de costumbre. Había preparado todo y corrido desde la residencia Sagisō en cuanto uno de los sirvientes le había dado el mensaje. "Sagisō Komachi-sama le requiere en la puerta sur Tres de la aldea. Le proporcionará una ninmu para activarla como genin" le había dicho el sirviente —. ¡Debiste decirme ayer! ¡O debiste despertarme cuando tú...!
Komachi la golpeó juguetonamente en la coronilla con el extremo de la pipa.
—Oh, no, cariño. Esto es parte de tu entrenamiento. Debes de estar cien por ciento lista, el cien por ciento del tiempo.
—Entiendo... —suspiró la niña. Bajó la mirada, mas la subió de nuevo con una chispa de ilusión —. Entonces... ¿tengo una misión?
—Así es, tienen una misión. Esperemos al resto, que el tuyo no es el único mensaje que envié para esta encomienda.
—Espera... ¿¡QUÉ!?
El rostro de Ranko enrojeció de repente. No esperaba tener que compartir su primera misión con alguien más. Sabía que era posible que se le adjuntara a algún equipo, con el tiempo, pero no deseaba que fuese tan pronto. No rezongó ante su madre. Sabía que ella lo había orquestado, y sabía que era todo para que mejorara como kunoichi.
—Te hará bien, cariño. Sé que eres lo suficientemente buena para ser parte de un equipo.
"Tú puedes, Ranko. Tú puedes, tú puedes, tú puedes. TÚ PUEDES. NISIQUIERASABESQUIÉNESLAOTRAPERSONANOVASAPODER" gritó mentalmente, desesperándose detrás de un rostro apenas nervioso.
Komachi sonrió al ver a su hija reaccionar así. No era que se le hiciese chusco, sino que sabía era la oportunidad perfecta para que su Princesa creciese un poco y se hiciese más fuerte mental y emocionalmente.
Unos minutos antes de las siete, Komachi había enviado a otros sirvientes de la familia Sagisō a diferentes direcciones. Le entregarían sendos pergaminos, enrollados y sellados, a otros genins.
Pergamino escribió:Estimado Inuzuka Etsu
Se solicita su presencia hoy, Primer Mizuyōbi de Bienvenida de 219, en la puerta Sur número Tres, a las 0700 horas. Se le entregará una Misión Rango D con el fin de reforzar su entrenamiento ninja y activarlo en este inicio de año.
Responderá ante la kunoichi de nivel jōnin Sagisō Komachi, quien además le proporcionará la misión.
Cordiales saludos.
Kamisho Yuna
Encargada de la Oficina de Sandaime Morikage
El documento, con versiones dirigidas a los otros genins, estaba firmado y sellado por la encargada. Komachi había arreglado todo para darles la misión justo antes de la hora indicada, y así forzarlos a apresurarse.
Ranko suspiró. Komachi fumó. Ambas esperaron.
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