1/05/2019, 20:36
¿Una guía turística? No... no exactamente. Lo que Daruu pensaba decirle era importante, demasiado importante para que un pajarito cantor lo escuchara. Así pues, el hombre se dio la vuelta y Daruu entendió que debían seguirle, así que así lo hizo. Los muchachos subieron una bonita escalera de caracol hasta el ala derecha del piso de arriba. Allí estaban las últimas cinco habitaciones numeradas, la suya era la penúltima del pasillo.
El hombretón le pidió la llave nueve a Daruu, y entonces...
—Llueve nueve.
Daruu se puso rígido como una tabla. «¡MIERDAMIERDAMIERDA! ¡Sortea la situación, sortea la situación, Daruu!»
—¡LLAVE NUEVE, LLAVE NUEVE! ¡CASI RIMA! —forzó Daruu, activando el Sello de la Hermandad Intrépida, dando un brinco dicharachero, y le tendió la mano al dueño del hotel. Y ya que estaban pues mejor decirle lo que tenía que decirle rapidito, antes de que al otro lado del sello se interpretase lo que no era—. Verá, Ginjo-san, lo que quería decirle es que estamos en una misión y necesitamos que nadie sepa que estamos aquí. Si alguien le pregunta, ignórelo, invéntese algo. Y sobretodo, no diga a nadie nada. ¿Vale?
Daruu entró en la habitación atropelladamente, sudando por todos los poros.
»¡Ay, pero qué bonita es la habitación! Muchas gracias, en serio. Y ahora, Ginjo-san, me temo que tenemos que hacer algunos preparativos, ¡seguro que encontramos algún momento más distendido para charlar pero ahorametemoquedebemoscerrarlapuertamuchasgraciasenserio! —Daruu casi apremió a Ginjo a salir conduciéndole con una mano amistosa pero firme hacia fuera del marco de la puerta, le agitó la mano casi con tanto ímpetu como lo había hecho él y cerró.
Corrió hacia la cama, después de echarle una suspicaz mirada a Ayame y se lanzó, rodando hasta el otro lado. Resopló.
—Ay señor, Datsue, ay señor, que casi nos la lías. Dime.
Y en aquella habitación de la Bruma Negra tuvo lugar una conversación preocupante.
El hombretón le pidió la llave nueve a Daruu, y entonces...
—Llueve nueve.
Daruu se puso rígido como una tabla. «¡MIERDAMIERDAMIERDA! ¡Sortea la situación, sortea la situación, Daruu!»
—¡LLAVE NUEVE, LLAVE NUEVE! ¡CASI RIMA! —forzó Daruu, activando el Sello de la Hermandad Intrépida, dando un brinco dicharachero, y le tendió la mano al dueño del hotel. Y ya que estaban pues mejor decirle lo que tenía que decirle rapidito, antes de que al otro lado del sello se interpretase lo que no era—. Verá, Ginjo-san, lo que quería decirle es que estamos en una misión y necesitamos que nadie sepa que estamos aquí. Si alguien le pregunta, ignórelo, invéntese algo. Y sobretodo, no diga a nadie nada. ¿Vale?
Daruu entró en la habitación atropelladamente, sudando por todos los poros.
»¡Ay, pero qué bonita es la habitación! Muchas gracias, en serio. Y ahora, Ginjo-san, me temo que tenemos que hacer algunos preparativos, ¡seguro que encontramos algún momento más distendido para charlar pero ahorametemoquedebemoscerrarlapuertamuchasgraciasenserio! —Daruu casi apremió a Ginjo a salir conduciéndole con una mano amistosa pero firme hacia fuera del marco de la puerta, le agitó la mano casi con tanto ímpetu como lo había hecho él y cerró.
Corrió hacia la cama, después de echarle una suspicaz mirada a Ayame y se lanzó, rodando hasta el otro lado. Resopló.
—Ay señor, Datsue, ay señor, que casi nos la lías. Dime.
Y en aquella habitación de la Bruma Negra tuvo lugar una conversación preocupante.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)