25/06/2019, 18:37
«¿Dónde quiero llevarlo?»
Akame nunca se imaginó que le harían una pregunta como esa. En su cabeza, el Bautizo era una durísima prueba que seguramente pondría al participante en situaciones límite, como la muerte, para probar que era de extraordinaria fuerza y con una voluntad de hierro. Pero, ¿un Fuuin? Aquello no lo tenía previsto. Se notó nervioso por un momento, aterrado ante la incertidumbre. ¿Qué demonios le haría esa puta técnica? ¿Y si le borraba todos sus recuerdos y le convertía en un zombi sin conciencia ninguna? «No, no puede ser. Kaido parecía él mismo, y ese tipejo de Shaneji de seguro que tenía todo tipo de actitudes de lo más humanas.» Sin tenerlas todas consigo, el Uchiha se abrió la yukata a la altura del pecho y dejó el hombro izquierdo al descubierto.
—Aquí —señaló, trazando una línea imaginaria con su índice derecho, que iba desde arriba del pectoral izquierdo, donde lucía el tatuaje de la flor de loto de Kunie-sensei, hasta detrás de la oreja zurda, parcialmente calcinada.
Akame nunca se imaginó que le harían una pregunta como esa. En su cabeza, el Bautizo era una durísima prueba que seguramente pondría al participante en situaciones límite, como la muerte, para probar que era de extraordinaria fuerza y con una voluntad de hierro. Pero, ¿un Fuuin? Aquello no lo tenía previsto. Se notó nervioso por un momento, aterrado ante la incertidumbre. ¿Qué demonios le haría esa puta técnica? ¿Y si le borraba todos sus recuerdos y le convertía en un zombi sin conciencia ninguna? «No, no puede ser. Kaido parecía él mismo, y ese tipejo de Shaneji de seguro que tenía todo tipo de actitudes de lo más humanas.» Sin tenerlas todas consigo, el Uchiha se abrió la yukata a la altura del pecho y dejó el hombro izquierdo al descubierto.
—Aquí —señaló, trazando una línea imaginaria con su índice derecho, que iba desde arriba del pectoral izquierdo, donde lucía el tatuaje de la flor de loto de Kunie-sensei, hasta detrás de la oreja zurda, parcialmente calcinada.