24/09/2019, 21:33
Hanabi se sintió halagado por la lealtad y el compañerismo que Datsue exhibió. El muchacho sólo estaría dispuesto a ir a por él con un buen plan elaborado por Uzushiogakure. Sonrió. «El torbellino de emociones de Datsue se ha volcado por completo en la aldea. Será un buen Kage». Sin embargo, el muchacho supo que sus caminos estaban destinados a cruzarse. Hizo una funesta proposición. Hanabi asintió.
—Como líder, mentor y persona que te conoce bien, sé que no podrás hacer otra cosa —dijo—. Como amigo, te pido que vuelvas. Con él con los pies por delante, o sin él. Pero no sacrifiques tu vida, o Uchiha Akame le habrá robado dos buenos ninjas a Uzushio. —«Él también habría podido serlo...»
»No me gustaría hablar de esto más tiempo. Lo de mañana será una celebración, el mejor combate que ha visto Oonindo en años —declaró, tratando de caldear un poco el ambiente, que se había quedado frío—. Además, estoy reventado. Será mejor que nos vayamos a dormir y repongamos fuerzas. —El hombre se dio la vuelta y se arrebujó en el colchón, apartando a todos los Uchiha de su mundo menos al que le importaba. Con el que al día siguiente, tendría que vérselas.
Tuvo que hacer un esfuerzo para no prender fuego a la cama.
A la mañana siguiente, Datsue despertó en silencio. Supo que era de día porque el fuego de la chimenea, para demostrar aún más las habilidades de Shiona, se había apagado. En su lugar, la luz del sol penetraba a través del agujero con una intensidad tan antinatural como antes lo fue el color rojo de aquellas llamas. Hanabi no estaba allí. Había hecho la cama, y ahora era como si en realidad el Uzukage nunca hubiera dormido en la misma habitación.
—Como líder, mentor y persona que te conoce bien, sé que no podrás hacer otra cosa —dijo—. Como amigo, te pido que vuelvas. Con él con los pies por delante, o sin él. Pero no sacrifiques tu vida, o Uchiha Akame le habrá robado dos buenos ninjas a Uzushio. —«Él también habría podido serlo...»
»No me gustaría hablar de esto más tiempo. Lo de mañana será una celebración, el mejor combate que ha visto Oonindo en años —declaró, tratando de caldear un poco el ambiente, que se había quedado frío—. Además, estoy reventado. Será mejor que nos vayamos a dormir y repongamos fuerzas. —El hombre se dio la vuelta y se arrebujó en el colchón, apartando a todos los Uchiha de su mundo menos al que le importaba. Con el que al día siguiente, tendría que vérselas.
Tuvo que hacer un esfuerzo para no prender fuego a la cama.
A la mañana siguiente, Datsue despertó en silencio. Supo que era de día porque el fuego de la chimenea, para demostrar aún más las habilidades de Shiona, se había apagado. En su lugar, la luz del sol penetraba a través del agujero con una intensidad tan antinatural como antes lo fue el color rojo de aquellas llamas. Hanabi no estaba allí. Había hecho la cama, y ahora era como si en realidad el Uzukage nunca hubiera dormido en la misma habitación.