2/10/2019, 12:47
(Última modificación: 2/10/2019, 13:13 por Uchiha Datsue. Editado 2 veces en total.)
Cuando el Sharingan de Akame perló sus ojos, no tan solo pudo ver el chakra de Zaide, sino el de Ryū. A primera vista, seguramente le decepcionó. Pese a que brillaba con más fuerza que el suyo propio, no era excesivamente abundante. En comparación, incluso Kaido tenía un poco más. Luego recordó que Ryū no había deshecho su Kage Bunshin, sino que lo había enviado de vuelta a la habitación —con propósitos todavía inciertos—. Si multiplicaba por dos el chakra que tenía…
Bueno, entonces ya era otra cosa.
Los ojos de Zaide se mantuvieron en Akame y Kaido por unos instantes más. En el Sharingan del primero; en la mano izquierda que sujetaba una uchigatana del segundo. Si aquello era un tres contra uno —sin contar a Money, pues todavía lo tenía controlado—, podía darse por muerto. Ni siquiera tenía la certeza de que pudiese derrotar a Ryū en un combate limpio, sin pillarle previamente por sorpresa. No… seguía sin estar al cien por cien.
Llegar a aquella conclusión provocó que se le hiciese un nudo en la garganta. De impotencia. Era un puto inútil que ni siquiera podía vengar la muerte de su hermana. Un fracaso, una puta escoria que había arruinado todo lo bueno que aquella vida le había regalado. Sus ojos se hundieron y su rostro reflejó la derrota. Sus manos, temblorosas, buscaron desesperadas entre los bolsillos de su chaqueta algo que ya no tenía. Akame reconoció en seguida aquel temblor, como así la mirada furtiva que Zaide lanzó después a Money, como tratando de intuir si el contable del grupo sí la tenía.
Tras unos segundos en los que parecía que iba a derrumbarse por la desesperación, se le vio tomar aire. Una vez, dos veces. Recuperando el control de sí mismo.
Sonrió, y su sonrisa era una herida abierta y sangrante.
—¿Volverme más fuerte, huh? El mundo no funciona así, Ryū. —dijo, no con rabia, sino con pena. Ryū había creído que con eso le volvería más duro, porque así se había hecho a sí mismo, pero en realidad solo le había vuelto débil. Le había quitado su ancla al mundo, su razón de mantenerse fuerte y alerta. Le había arrancado una parte de sí mismo que jamás sanaría—. Me das pena, Ryū. Mírate, con todos esa fuerza, con ese chakra rebosante, y eres el más débil de aquí.
»Crees que cuando pasaste por el Bautizo y decidiste matar a toda tu familia te hiciste más temible, más fuerte, ¿huh? —rio, con esa carcajada que nace de un chiste tan, tan malo que hasta provoca gracia—. Maldito bastardo estúpido. No, no voy a caer en tus provocaciones, Ryū. ¿Sabes por qué? Porque me he dado cuenta que a ti la vida te importa una mierda. Lo único que te importa…
Abrió los brazos, como si intentase abarcar toda la cueva.
—Es esto. —Echó la lengua fuera y sonrió, más alegre que nunca—. Voy a hacer que lo pierdas poco a poco, Ryū. Voy a hacer ver a mis compañeros la puta realidad: que no sirves más que para repartir martillazos. Oh, sí, en eso serías bueno: en hacer lo que se te ordena. Vas a perder el control, Ryū , y sé que eso te va a doler más incluso que la muerte de Muñeca. Y un día, mucho más temprano de lo que crees, caerás —le avisó, y Kaido sintió que era la misma premoción que Uchiha Zaide les había lanzado a él y Muñeca cuando les advirtió que, si luchaban, uno de los dos moriría—, porque torres más altas han caído. No será por mi mano, ni siquiera estaré ahí para verlo. Caerás solo, y ni un puto Cabeza de Dragón moverá un solo dedo por ayudar a levantarte.
»¿Sabes por qué? Porque cuando mataste a tu familia, mataste a las últimas personas que darían algo por ti. Porque ya no le importas a nadie. Porque nadie te quiere. Y eso, eso es el punto más débil que nadie pueda tener.
Si a Ryū le había afectado aquel discurso, no dio muestra alguna de ello. Se produjo un largo silencio, hasta que Money no pudo aguantar más.
—Y, pues, parece que hoy han dado lluvia. ¿Han oído?
Nadie hizo caso al intento de rebajar la tensión de Money. Ryū llevó su Dai Tsuchi hasta la mesa y lo dejó apoyado contra ella.
—Siempre se te dieron bien las palabras, Zaide —dijo, masticando cada palabra de forma lenta, empapándolas de su voz gutural—. Pero todos vimos cómo se te dan los planes a largo plazo. —Y como si esa sola respuesta rebatiese todo lo dicho anteriormente por Zaide, se sentó, dando por zanjado el tema—. Sentaos. Es la hora de la reunión.
Bueno, entonces ya era otra cosa.
Los ojos de Zaide se mantuvieron en Akame y Kaido por unos instantes más. En el Sharingan del primero; en la mano izquierda que sujetaba una uchigatana del segundo. Si aquello era un tres contra uno —sin contar a Money, pues todavía lo tenía controlado—, podía darse por muerto. Ni siquiera tenía la certeza de que pudiese derrotar a Ryū en un combate limpio, sin pillarle previamente por sorpresa. No… seguía sin estar al cien por cien.
Llegar a aquella conclusión provocó que se le hiciese un nudo en la garganta. De impotencia. Era un puto inútil que ni siquiera podía vengar la muerte de su hermana. Un fracaso, una puta escoria que había arruinado todo lo bueno que aquella vida le había regalado. Sus ojos se hundieron y su rostro reflejó la derrota. Sus manos, temblorosas, buscaron desesperadas entre los bolsillos de su chaqueta algo que ya no tenía. Akame reconoció en seguida aquel temblor, como así la mirada furtiva que Zaide lanzó después a Money, como tratando de intuir si el contable del grupo sí la tenía.
Tras unos segundos en los que parecía que iba a derrumbarse por la desesperación, se le vio tomar aire. Una vez, dos veces. Recuperando el control de sí mismo.
Sonrió, y su sonrisa era una herida abierta y sangrante.
—¿Volverme más fuerte, huh? El mundo no funciona así, Ryū. —dijo, no con rabia, sino con pena. Ryū había creído que con eso le volvería más duro, porque así se había hecho a sí mismo, pero en realidad solo le había vuelto débil. Le había quitado su ancla al mundo, su razón de mantenerse fuerte y alerta. Le había arrancado una parte de sí mismo que jamás sanaría—. Me das pena, Ryū. Mírate, con todos esa fuerza, con ese chakra rebosante, y eres el más débil de aquí.
»Crees que cuando pasaste por el Bautizo y decidiste matar a toda tu familia te hiciste más temible, más fuerte, ¿huh? —rio, con esa carcajada que nace de un chiste tan, tan malo que hasta provoca gracia—. Maldito bastardo estúpido. No, no voy a caer en tus provocaciones, Ryū. ¿Sabes por qué? Porque me he dado cuenta que a ti la vida te importa una mierda. Lo único que te importa…
Abrió los brazos, como si intentase abarcar toda la cueva.
—Es esto. —Echó la lengua fuera y sonrió, más alegre que nunca—. Voy a hacer que lo pierdas poco a poco, Ryū. Voy a hacer ver a mis compañeros la puta realidad: que no sirves más que para repartir martillazos. Oh, sí, en eso serías bueno: en hacer lo que se te ordena. Vas a perder el control, Ryū , y sé que eso te va a doler más incluso que la muerte de Muñeca. Y un día, mucho más temprano de lo que crees, caerás —le avisó, y Kaido sintió que era la misma premoción que Uchiha Zaide les había lanzado a él y Muñeca cuando les advirtió que, si luchaban, uno de los dos moriría—, porque torres más altas han caído. No será por mi mano, ni siquiera estaré ahí para verlo. Caerás solo, y ni un puto Cabeza de Dragón moverá un solo dedo por ayudar a levantarte.
»¿Sabes por qué? Porque cuando mataste a tu familia, mataste a las últimas personas que darían algo por ti. Porque ya no le importas a nadie. Porque nadie te quiere. Y eso, eso es el punto más débil que nadie pueda tener.
Si a Ryū le había afectado aquel discurso, no dio muestra alguna de ello. Se produjo un largo silencio, hasta que Money no pudo aguantar más.
—Y, pues, parece que hoy han dado lluvia. ¿Han oído?
Nadie hizo caso al intento de rebajar la tensión de Money. Ryū llevó su Dai Tsuchi hasta la mesa y lo dejó apoyado contra ella.
—Siempre se te dieron bien las palabras, Zaide —dijo, masticando cada palabra de forma lenta, empapándolas de su voz gutural—. Pero todos vimos cómo se te dan los planes a largo plazo. —Y como si esa sola respuesta rebatiese todo lo dicho anteriormente por Zaide, se sentó, dando por zanjado el tema—. Sentaos. Es la hora de la reunión.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado