26/03/2020, 11:38
La rutina de cada día seguía siendo la misma incluso en el valle de los dojos. Al menos la primera parte del día. Levantarse antes de que saliera el sol, entrenar, ducharse y luego desayunar.
Y después... Después normalmente tocaba trabajar. Pero allí no estaba la forja de mi padre, ni había una forja para mi donde pudiera dar rienda suelta a mis habilidades. ¿El torneo? Era el lugar perfecto para mostrar el acero de los Sasaki al resto de las villa y señores feudales. Quizás alguno quedase tan embelesado con mis armas que quisiera comprar todo tipo para su ejército.
Unos luchaban por la gloria de su patria, otros por la se uno mismo. Yo quería ponerme a prueba, ver cuánto había mejorado, si el entrenamiento había dado sus frutos. Pero también mostrarle al mundo la fuerza y el poder de las armas que hacía mi familia.
Aquel día no había sido diferente al resto de mis días normales. Me había levantado, había entrenado, me había limpiado el sudor y ahora estaba en la cocina preparándome un té, había traído de sobra en mi mochila, y de diferentes tipos. Como le había dicho a Eri, era imposible elegir.
Mientras calentaba el agua, apareció por la puerta un chico con gafas al que no conocía de absolutamente nada, pero si estaba allí... Debía de ser un Shinobi de uzushiogakure.
—Buenos días.
Fue lo único que se me ocurrió decir. Las relaciones sociales nunca habían sido lo mío debido a mi pasado, aunque últimamente estaba mejorando bastante gracias a cierta samurái que no había podido acompañarme.
Era una lastima, si la hubiesen dejado participar, habría ganado el torneo casi seguro.
—¿Quieres té?
Aún con todo, no parecía la mejor manera de comenzar una conversación.
Y después... Después normalmente tocaba trabajar. Pero allí no estaba la forja de mi padre, ni había una forja para mi donde pudiera dar rienda suelta a mis habilidades. ¿El torneo? Era el lugar perfecto para mostrar el acero de los Sasaki al resto de las villa y señores feudales. Quizás alguno quedase tan embelesado con mis armas que quisiera comprar todo tipo para su ejército.
Unos luchaban por la gloria de su patria, otros por la se uno mismo. Yo quería ponerme a prueba, ver cuánto había mejorado, si el entrenamiento había dado sus frutos. Pero también mostrarle al mundo la fuerza y el poder de las armas que hacía mi familia.
Aquel día no había sido diferente al resto de mis días normales. Me había levantado, había entrenado, me había limpiado el sudor y ahora estaba en la cocina preparándome un té, había traído de sobra en mi mochila, y de diferentes tipos. Como le había dicho a Eri, era imposible elegir.
Mientras calentaba el agua, apareció por la puerta un chico con gafas al que no conocía de absolutamente nada, pero si estaba allí... Debía de ser un Shinobi de uzushiogakure.
—Buenos días.
Fue lo único que se me ocurrió decir. Las relaciones sociales nunca habían sido lo mío debido a mi pasado, aunque últimamente estaba mejorando bastante gracias a cierta samurái que no había podido acompañarme.
Era una lastima, si la hubiesen dejado participar, habría ganado el torneo casi seguro.
—¿Quieres té?
Aún con todo, no parecía la mejor manera de comenzar una conversación.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)