13/04/2020, 15:13
—Hombre, destacar es para llamar la atención, y nosotros somos shinobi, así que lo mejor es no llamar la atención. Y nuestras misiones han sido muy intrépidas, sí, y nuestras fiestas ni te cuento...
—Sí, sí, así es. Tal y como dice Eri. Nosotros no somos gente que vaya por ahí llamando la atención ni echándonos flores. Somos humildes, trabajadores, e intentamos pasar lo más desapercibidos posible. Bueno, bueno. Nuestras fiestas fueron de escándalo. ¡Vaya que si lo fueron!
A veces creía que de su boca salían sonidos incomprensibles por otros seres humanos, tanto Eri como Datsue se habían inventado que ella había dicho algo de destacar. ¡Pero si ella se refería justamente a lo opuesto!
— Datsue-san, Eri-sensei, si yo a lo que me refería es a que pensaba que los Intrepidos era un grupo aún más oculto, de los que si le dices algo a un ninja de otra villa te ejecutan por traición, ese tipo de grupo. ¿Cuando he dicho yo algo de destacar? Además, Datsue-san, te conocen en todo Onindo ya, ¿qué tiene eso de desapercibido?
No era una chica que soliese discutir, pero aquello había pasado de castaño oscuro. Como si la Uzumaki más poderosa de la villa y el jinchuriki más poderoso de Onindo fuesen a pasar desapercibidos. Si prácticamente eran personas públicas, tan o más conocidas que el mismísimo Hanabi. Eri-sensei era la que pasaba más desapercibida, pero a la que buscas un poco es la salvadora de la villa, la protectora de jinchurikis, la domadora de bijuus y la heredera de los Uzumaki. Como para pasar desapercibida si hacía equipo con Datsue, el destroza kages, el guardian de Uzushiogakure y el hermano del desierto huérfano.
— ¿A qué os referis con fiestas intrepidas? Una fiesta no puede ser intrepida. — tenía más curiosidad que otra cosa, sabía de sobra como eran las fiestas que montaba la juventud, mucha intoxicación y poca diversión, pero a saber como eran las de los Intrepidos.
—Sí, sí, así es. Tal y como dice Eri. Nosotros no somos gente que vaya por ahí llamando la atención ni echándonos flores. Somos humildes, trabajadores, e intentamos pasar lo más desapercibidos posible. Bueno, bueno. Nuestras fiestas fueron de escándalo. ¡Vaya que si lo fueron!
A veces creía que de su boca salían sonidos incomprensibles por otros seres humanos, tanto Eri como Datsue se habían inventado que ella había dicho algo de destacar. ¡Pero si ella se refería justamente a lo opuesto!
— Datsue-san, Eri-sensei, si yo a lo que me refería es a que pensaba que los Intrepidos era un grupo aún más oculto, de los que si le dices algo a un ninja de otra villa te ejecutan por traición, ese tipo de grupo. ¿Cuando he dicho yo algo de destacar? Además, Datsue-san, te conocen en todo Onindo ya, ¿qué tiene eso de desapercibido?
No era una chica que soliese discutir, pero aquello había pasado de castaño oscuro. Como si la Uzumaki más poderosa de la villa y el jinchuriki más poderoso de Onindo fuesen a pasar desapercibidos. Si prácticamente eran personas públicas, tan o más conocidas que el mismísimo Hanabi. Eri-sensei era la que pasaba más desapercibida, pero a la que buscas un poco es la salvadora de la villa, la protectora de jinchurikis, la domadora de bijuus y la heredera de los Uzumaki. Como para pasar desapercibida si hacía equipo con Datsue, el destroza kages, el guardian de Uzushiogakure y el hermano del desierto huérfano.
— ¿A qué os referis con fiestas intrepidas? Una fiesta no puede ser intrepida. — tenía más curiosidad que otra cosa, sabía de sobra como eran las fiestas que montaba la juventud, mucha intoxicación y poca diversión, pero a saber como eran las de los Intrepidos.