5/04/2021, 23:33
El poder y la fuerza, era lo único que respetaba y en lo que creía. Si alguien se implantaba y resultaba ser el más fuerte, es a quien seguiría, no tenía por qué ser fuerza bruta, al fin y al cabo elaborar estrategias y jugar sucio era una forma de fuerza más. Por mucho que le disgustara un combate a distancia, o los trucos e ilusiones que eran capaces de elaborar otros, era solo otra forma más de dicha fuerza. Podrían haber entrado, arrasado, dar un golpe de estado y a ella le hubiera importado poco; sería seguir las órdenes de otra persona y punto.
Pero su casa fue destrozada en el primer ataque, y por suerte su madre salió ilesa. Consiguió llevarla con las autoridades de la aldea, para que la escoltasen con el resto de civiles fuera de allí o a algún lugar seguro de la aldea. Pero ella quería encontrar al maldito cabrón que había organizado aquello.
¿Destrozar la aldea? Cada día se caía un muro nuevo debido a los combates ¿Dar un golpe de estado? Que el que estuviera a cargo asesinara a un par de altos cargos a sangre fría, y ya podían coronarse como la nueva Amegakure. ¿Pero qué su madre corriera peligro? Oh, no. De eso ni hablar.
Tras ser despertada, observaría como se marchaba aquel valiente gilipollas entre saltos con mucha alegría en el cuerpo. Que ganas de partirle las piernas, pensó. Se recompuso apoyándose en los escombros, y acariciando sus ropas para deshacerse de algo de polvo para observar como la aldea seguía sumida en caos. Seguramente se deslumbraría humo en la distancia, destellos provocados por técnicas de los ninjas de a aldea o de la guerrilla. Descendería saltando desde la zona en la que estaba hasta el suelo, gruñendo.
Su sangre maldita le ardía pidiendo pelea.
Pero su casa fue destrozada en el primer ataque, y por suerte su madre salió ilesa. Consiguió llevarla con las autoridades de la aldea, para que la escoltasen con el resto de civiles fuera de allí o a algún lugar seguro de la aldea. Pero ella quería encontrar al maldito cabrón que había organizado aquello.
¿Destrozar la aldea? Cada día se caía un muro nuevo debido a los combates ¿Dar un golpe de estado? Que el que estuviera a cargo asesinara a un par de altos cargos a sangre fría, y ya podían coronarse como la nueva Amegakure. ¿Pero qué su madre corriera peligro? Oh, no. De eso ni hablar.
Tras ser despertada, observaría como se marchaba aquel valiente gilipollas entre saltos con mucha alegría en el cuerpo. Que ganas de partirle las piernas, pensó. Se recompuso apoyándose en los escombros, y acariciando sus ropas para deshacerse de algo de polvo para observar como la aldea seguía sumida en caos. Seguramente se deslumbraría humo en la distancia, destellos provocados por técnicas de los ninjas de a aldea o de la guerrilla. Descendería saltando desde la zona en la que estaba hasta el suelo, gruñendo.
Su sangre maldita le ardía pidiendo pelea.