28/04/2021, 21:47
Tras un rato que se le hizo eterno, Koji consiguió acercarse a la puerta lo suficiente como para observar que sucedía allí, pero a una distancia prudente para no ser detectado.
Una vez allí el joven Kaguya pudo observar como esa parte también había sido tomada. Sus temores eran ahora reales, la aldea estaba totalmente cerrada al exterior y la idea de avisar a su familia había sido borrada de un golpe.
«Pues estamos jodidos, o me muevo o me escondo hasta que me salgan setas pero nadie vendrá a ayudar.»
Mientras estaba hundido en lo profundo de sus pensamientos, Koji escucho a lo lejos una voz que se le hacia familiar. Eran Yota y Kumopansa, que ya había sido detectados por los enmascarados.
«¿Pero este no se había largado a una montaña? Vaya puto momento ha elegido para volver.»
—¡Vaya momentazo para volver! —Dijo Koji sin poder creerse la suerte de encontrarlo en un momento como este.
La felicidad se truncó rápidamente cuando vio como una muchacha se lanzo encima de uno de los guardias propinándole tal ostia que lo mimetizó con el suelo. la chica se quedo gritando al guardia hasta que este se levantó y Kumopansa se lanzo a por su cuello.
Justo cuando estaba por salir al encuentro de los dos ninjas y su arácnido amigo, uno de los enmascarados le encontró y no fue hasta el momento en el que iba a besar su bota que apareció Yota para quitárselo de encima.
— Me alegro de verte, Koji-san. Te necesito. Kusagakure también. Es hora de luchar
—¡Y yo a ti Yota, no te haces una idea de cuanto! Me parece que a estas alturas lo de esperar ya no va a ser una opción. —Dijo mientras hacia brotar de su cuerpo hasta seis huesos de sus palmas, codos y rodillas. —Va siendo hora de que muestre lo que me enseño mi abuelo.
Koji cargó hacia el que hasta hace un momento estaba a punto de pisotearle, el cual aun intentaba levantarse, y casi como si bailase, le realizó varios cortes a la altura de sus brazos y piernas intentando inmovilizarlo.
Una vez allí el joven Kaguya pudo observar como esa parte también había sido tomada. Sus temores eran ahora reales, la aldea estaba totalmente cerrada al exterior y la idea de avisar a su familia había sido borrada de un golpe.
«Pues estamos jodidos, o me muevo o me escondo hasta que me salgan setas pero nadie vendrá a ayudar.»
Mientras estaba hundido en lo profundo de sus pensamientos, Koji escucho a lo lejos una voz que se le hacia familiar. Eran Yota y Kumopansa, que ya había sido detectados por los enmascarados.
«¿Pero este no se había largado a una montaña? Vaya puto momento ha elegido para volver.»
—¡Vaya momentazo para volver! —Dijo Koji sin poder creerse la suerte de encontrarlo en un momento como este.
La felicidad se truncó rápidamente cuando vio como una muchacha se lanzo encima de uno de los guardias propinándole tal ostia que lo mimetizó con el suelo. la chica se quedo gritando al guardia hasta que este se levantó y Kumopansa se lanzo a por su cuello.
Justo cuando estaba por salir al encuentro de los dos ninjas y su arácnido amigo, uno de los enmascarados le encontró y no fue hasta el momento en el que iba a besar su bota que apareció Yota para quitárselo de encima.
— Me alegro de verte, Koji-san. Te necesito. Kusagakure también. Es hora de luchar
—¡Y yo a ti Yota, no te haces una idea de cuanto! Me parece que a estas alturas lo de esperar ya no va a ser una opción. —Dijo mientras hacia brotar de su cuerpo hasta seis huesos de sus palmas, codos y rodillas. —Va siendo hora de que muestre lo que me enseño mi abuelo.
Koji cargó hacia el que hasta hace un momento estaba a punto de pisotearle, el cual aun intentaba levantarse, y casi como si bailase, le realizó varios cortes a la altura de sus brazos y piernas intentando inmovilizarlo.
Narro — Hablo — Pienso