14/01/2022, 14:54
(Última modificación: 14/01/2022, 15:02 por Aotsuki Ayame. Editado 2 veces en total.)
La multitud se hizo una para corear al nuevo Uzukage. Uchiha Datsue había conseguido caramelárselos a todos con su conocido pico de oro, y su discurso había alzado los ánimos de nuevo en una potente explosión que se expandió rápidamente por todos los allí presentes. O, al menos, por casi todos:
—¡¡NO!!
La voz de Uchiha Umi reverberó por toda la plaza, y Suzaku se volvió hacia ella, horrorizada. La gente empezó a murmurar, y esos murmullos pronto se envenenaron con la bilis de la indignación.
—¡No seré un peón en el tablero, siendo manejada por la mano de quien dice ser un escudo pero en realidad va a estar con el culo apoyado en un asiento, dando órdenes como si fuese la gran cosa!
—U... ¡Umi! —exclamó Suzaku, intentando llamar la atención de su hermana agarrándola por el brazo para traerla de vuelta a la realidad.
—¡Te diré una cosa, Uchiha Datsue! —Continuó Umi, señalando directamente al nuevo Uzukage. Ignoraba las súplicas de Suzaku—. ¡¡Un líder, un kage, un señor, un presidente!! ¡¡Llámalo como quieras!! ¡¡Sólo se protegen a sí mismos anteponiendo por delante a su gente!! ¡¡Enviándolos a morir!! ¡¡Yo no pienso dejar mangonearme!! IRÉ A TU PUTA GUERRA. COMO LA ESPADA Y EL ESCUDO DE MI FAMILIA. NO POR TI.
—¡¿Umi, qué estás...?!
Algo voló por los aires y golpeó a Umi directamente en la frente. La Uchiha cayó al suelo, sangrante, y Suzaku se inclinó sobre ella para comprobar su estado.
—¡Umi! ¡Umi! ¿Estás bien? —Frente a sus ojos apareció entonces la piedra que había sido utilizada como proyectil. Gruñendo de rabia, Suzaku la cogió y la zarandeó en el aire—. ¡¿Quién ha sido?! ¡Da la cara, COBARDE!
Pero entonces, Umi desapareció con apenas un remolino de viento. Suzaku se volvió hacia todas partes, buscándola con la mirada. Asustada.
—¿Umi? ¿Umi, dónde estás? ¡¡¡UMIIIIIII!!!
Estaba asustada, aunque intentaba ocultarlo. De repente se sintió como una hormiguita frente a una marabunta de gente. ¿Ahora la apedrearían a ella?
—¡¡NO!!
La voz de Uchiha Umi reverberó por toda la plaza, y Suzaku se volvió hacia ella, horrorizada. La gente empezó a murmurar, y esos murmullos pronto se envenenaron con la bilis de la indignación.
—¡No seré un peón en el tablero, siendo manejada por la mano de quien dice ser un escudo pero en realidad va a estar con el culo apoyado en un asiento, dando órdenes como si fuese la gran cosa!
—U... ¡Umi! —exclamó Suzaku, intentando llamar la atención de su hermana agarrándola por el brazo para traerla de vuelta a la realidad.
—¡Te diré una cosa, Uchiha Datsue! —Continuó Umi, señalando directamente al nuevo Uzukage. Ignoraba las súplicas de Suzaku—. ¡¡Un líder, un kage, un señor, un presidente!! ¡¡Llámalo como quieras!! ¡¡Sólo se protegen a sí mismos anteponiendo por delante a su gente!! ¡¡Enviándolos a morir!! ¡¡Yo no pienso dejar mangonearme!! IRÉ A TU PUTA GUERRA. COMO LA ESPADA Y EL ESCUDO DE MI FAMILIA. NO POR TI.
—¡¿Umi, qué estás...?!
Algo voló por los aires y golpeó a Umi directamente en la frente. La Uchiha cayó al suelo, sangrante, y Suzaku se inclinó sobre ella para comprobar su estado.
—¡Umi! ¡Umi! ¿Estás bien? —Frente a sus ojos apareció entonces la piedra que había sido utilizada como proyectil. Gruñendo de rabia, Suzaku la cogió y la zarandeó en el aire—. ¡¿Quién ha sido?! ¡Da la cara, COBARDE!
Pero entonces, Umi desapareció con apenas un remolino de viento. Suzaku se volvió hacia todas partes, buscándola con la mirada. Asustada.
—¿Umi? ¿Umi, dónde estás? ¡¡¡UMIIIIIII!!!
Estaba asustada, aunque intentaba ocultarlo. De repente se sintió como una hormiguita frente a una marabunta de gente. ¿Ahora la apedrearían a ella?
