27/01/2022, 22:05
(Última modificación: 27/01/2022, 22:06 por Senju Hayato.)
Las ventajas de ser Uzukage... debían ser muchas, tantas como inconvenientes. Pero en el caso, había una que parecía venir al pelo, la ventaja de poder asignar misiones. Al menos eso decía Datsue, que le caerían como llovizna cae en Amegakure. Pero hizo de nuevo hincapié en algo, en que aunque se desligase del negocio, el Panda Fumado debía dejar de comerciar con opio. A su ver, era algo ilegal y que destruía familias.
—Hay muchas cosas que destruyen familias, pero sí, lo entiendo. Hablaré con ella.
El Shukaku por su arte pareció sorprendido por la palabras de Datsue, como si fueran algo que normalmente no iban con él. En esto, el Uchiha soltó la pregunta. Esa que pocos se hacían... ¿Cuál era el motivo para esa obsesión por el dinero?.
¿Había una manera fácil de expresarla? Si de verdad la había, Hayato no sabía ni por donde tomarla de los cuernos. Era como un maldito tren de esos metálicos, moviéndose a toda velocidad, descarrilando por una vía cortada. El Senju suspiró, y hasta se recostó sobre la silla, dejando de lado su anterior posición "formal".
—Quiero matar a una persona —lanzó tajante. —para salvar a otra que parece no tener ojos. Aunque sinceramente, me gustaría hacerle sufrir hasta que suplicase por morir... hay personas que no merecen compartir nuestro mundo.
»El problema viene en todos los que le defienden, y más concretamente en dos de ellos. Según dicen son shinobis retirados, y ya he visto en más de una ocasión de lo que son capaces. Eso por no hablar de a todos los que ha comprado en la ciudad, desde abogados hasta guardias.
Había sido quizás un resumen bastante resumido. No había expresado todo lo que ese hombre le había hecho sufrir en su infancia, a él o a su madre, pero esperaba que entendiese que esa muerte no era un mero acto recreativo. Bueno, en parte si que se recrearía cuando tuviese la ocasión. Pero Plata y Celeste podían ser su principal inconveniente, y matarlo a cualquier modo... no, ni hablar. Hayato debía verle llorar y suplicar.
—Hay muchas cosas que destruyen familias, pero sí, lo entiendo. Hablaré con ella.
El Shukaku por su arte pareció sorprendido por la palabras de Datsue, como si fueran algo que normalmente no iban con él. En esto, el Uchiha soltó la pregunta. Esa que pocos se hacían... ¿Cuál era el motivo para esa obsesión por el dinero?.
¿Había una manera fácil de expresarla? Si de verdad la había, Hayato no sabía ni por donde tomarla de los cuernos. Era como un maldito tren de esos metálicos, moviéndose a toda velocidad, descarrilando por una vía cortada. El Senju suspiró, y hasta se recostó sobre la silla, dejando de lado su anterior posición "formal".
—Quiero matar a una persona —lanzó tajante. —para salvar a otra que parece no tener ojos. Aunque sinceramente, me gustaría hacerle sufrir hasta que suplicase por morir... hay personas que no merecen compartir nuestro mundo.
»El problema viene en todos los que le defienden, y más concretamente en dos de ellos. Según dicen son shinobis retirados, y ya he visto en más de una ocasión de lo que son capaces. Eso por no hablar de a todos los que ha comprado en la ciudad, desde abogados hasta guardias.
Había sido quizás un resumen bastante resumido. No había expresado todo lo que ese hombre le había hecho sufrir en su infancia, a él o a su madre, pero esperaba que entendiese que esa muerte no era un mero acto recreativo. Bueno, en parte si que se recrearía cuando tuviese la ocasión. Pero Plata y Celeste podían ser su principal inconveniente, y matarlo a cualquier modo... no, ni hablar. Hayato debía verle llorar y suplicar.