28/01/2022, 19:50
El Uzukage sospechó que pudiese tratarse de algún tipo de criminal, y no se equivocaba en absoluto. Dios sabe que bien lo era, además de un malnacido. Hacer cosas fuera de la ley no te convierten en una mala persona, pero hacerlo con tal de obtener más dinero —pura avaricia—, o simplemente regocijarse del dolor ajeno... eso era otro cantar. Datsue sugirió que si pudiese probar de cómo era en realidad, no necesitaría una ingente cantidad de dinero, y que además obtendría el apoyo incondicional de su villa. Incluso se levantó de su asiento, y le ofertó la mano en señal de promesa, o algo parecido.
Siete observó por un instante la mano del Uchiha, luego pasó a mirar sus ojos... «¿Mostrar que es un criminal y que la ley se encargue? ¿acaso eso compensaría todo el sufrimiento que ha causado? ¿las vidas que ha jodido? El muy hijoputa con todo el dinero que tiene saldrá de la cárcel en días... y seguirá haciendo lo que bien saber hacer... Además, ¿qué pasaría con mi venganza? ¿qué pasaría con mi sueño de comprar a todos los que él tiene comprados y despellejarlo como a un cerdo hasta que muera?» El aire que había tomado se le escapó en un suspiro. Nunca pensó que entrar en éste despacho le buscaría cambiar la vida de manera tan radical. «Pero en realidad... lo que importa es que mamá esté a salvo, ¿no?.»
El Senju se levantó, y estrechó la mano del líder. —Supongo que es un trato.
No tenía la suficiente confianza con esa persona como para decirle lo que pensaba en realidad, al menos no con buenas palabras. Ostentando el rango que tenía, sería una temeridad además de una insubordinación. El Uchiha continuó asegurando que continuarían hablando del tema en la siguiente ocasión, la cuál parecía no estar demasiado distante. Tenía que realizar un viaje en unas semanas, y quería que le acompañase Hayato. Ésto le daría mucho de qué pensar al Senju.
«¿Acompañar al Uzukage? ¿un mero genin? ¿y eso a cuento de qué...? ¿será que de verdad tiene interés en saber lo que me pasa, o es que simplemente me quiere cerca para vigilar que de verdad cumplo mi palabra? Vaya mierda...»
—D-de a cuerdo —le había pillado realmente por sorpresa. —, intentaré aprovechar el tiempo hasta entonces, señor Uzukage. —Porque realmente tenía cosas que hacer, sobre todo con el negocio.
Como se enterase el Culebra se iba a estar descojonando de su cara durante el resto de su vida; Siete, el pelota del nuevo Uzukage. Casi podía verlo ya...
Siete observó por un instante la mano del Uchiha, luego pasó a mirar sus ojos... «¿Mostrar que es un criminal y que la ley se encargue? ¿acaso eso compensaría todo el sufrimiento que ha causado? ¿las vidas que ha jodido? El muy hijoputa con todo el dinero que tiene saldrá de la cárcel en días... y seguirá haciendo lo que bien saber hacer... Además, ¿qué pasaría con mi venganza? ¿qué pasaría con mi sueño de comprar a todos los que él tiene comprados y despellejarlo como a un cerdo hasta que muera?» El aire que había tomado se le escapó en un suspiro. Nunca pensó que entrar en éste despacho le buscaría cambiar la vida de manera tan radical. «Pero en realidad... lo que importa es que mamá esté a salvo, ¿no?.»
El Senju se levantó, y estrechó la mano del líder. —Supongo que es un trato.
No tenía la suficiente confianza con esa persona como para decirle lo que pensaba en realidad, al menos no con buenas palabras. Ostentando el rango que tenía, sería una temeridad además de una insubordinación. El Uchiha continuó asegurando que continuarían hablando del tema en la siguiente ocasión, la cuál parecía no estar demasiado distante. Tenía que realizar un viaje en unas semanas, y quería que le acompañase Hayato. Ésto le daría mucho de qué pensar al Senju.
«¿Acompañar al Uzukage? ¿un mero genin? ¿y eso a cuento de qué...? ¿será que de verdad tiene interés en saber lo que me pasa, o es que simplemente me quiere cerca para vigilar que de verdad cumplo mi palabra? Vaya mierda...»
—D-de a cuerdo —le había pillado realmente por sorpresa. —, intentaré aprovechar el tiempo hasta entonces, señor Uzukage. —Porque realmente tenía cosas que hacer, sobre todo con el negocio.
Como se enterase el Culebra se iba a estar descojonando de su cara durante el resto de su vida; Siete, el pelota del nuevo Uzukage. Casi podía verlo ya...