2/02/2022, 22:00
Shanise cambió de postura, llevándose la mano al mentón. Era por cosas como aquella por las que había confiado en Daruu para hablar sobre la estrategia que tomarían durante la guerra. Porque aunque el joven jōnin carecía de la experiencia que venía con la edad, de vez en cuando tenía buenas ideas.
Todavía estaba pensando sobre la intervención de Daruu, cuando los nudillos del primer invitado llamaron a la puerta. Se trataba de Uchiha Datsue, quien hacía poco había sido proclamado sexto Uzukage, acompañado de un chico de cabellos blancos.
Mientras el Hyūga apenas pudo contener la sorpresa de ver a su amigo allí en lugar de a Hanabi, Shanise se levantaba con tranquilidad mientras pensaba que, quizás, tendría que haberle avisado.
— Shanise. Lamento vuestra pérdida. —Acabó dicéndole el Uchiha, luego de abrazar a Daruu.
— Gracias, Datsue. —Respondió, sincera, inclinando levemente la cabeza—. Felicidades por el ascenso.
Los nudillos de la segunda invitada llamaron entonces a la puerta tres veces antes de pasar. Esta vez se trataba de Aburame Kintsugi, quien iba acompañada de Sagisō Ranko, una de las finalistas en el último Torneo de los Dojos.
Shanise se mostró cauta en cuanto entraron a la habitación. Atenta, pero no tensa. No confiaba del todo en Kintsugi por todo lo que había hecho. Ni siquiera confiaba del todo en Datsue, pero en los tiempos que corrían no podía decidir depender de ellos porque confiase en ellos, sino porque no tenían otra opción.
— Creo que no hemos tenido el... placer de hablar en persona. Enhorabuena por su ascenso, Rokudaime.
La falta de sinceridad en las felicitaciones de Kintsugi era más que evidente en lo forzadas que sonaban sus palabras. En cambio, cuando se dirigió a la Hōzuki...
— Lamento profundamente su pérdida. —Hablaba con la más absoluta sinceridad.
Esta vez, la Arashikage tardó unos segundos en responder.
— Gracias... —Respondió, también con sinceridad—. Tomen asiento. —Les invitó, entonces—. Tenemos muchos temas que tratar.
Todavía estaba pensando sobre la intervención de Daruu, cuando los nudillos del primer invitado llamaron a la puerta. Se trataba de Uchiha Datsue, quien hacía poco había sido proclamado sexto Uzukage, acompañado de un chico de cabellos blancos.
Mientras el Hyūga apenas pudo contener la sorpresa de ver a su amigo allí en lugar de a Hanabi, Shanise se levantaba con tranquilidad mientras pensaba que, quizás, tendría que haberle avisado.
— Shanise. Lamento vuestra pérdida. —Acabó dicéndole el Uchiha, luego de abrazar a Daruu.
— Gracias, Datsue. —Respondió, sincera, inclinando levemente la cabeza—. Felicidades por el ascenso.
Los nudillos de la segunda invitada llamaron entonces a la puerta tres veces antes de pasar. Esta vez se trataba de Aburame Kintsugi, quien iba acompañada de Sagisō Ranko, una de las finalistas en el último Torneo de los Dojos.
Shanise se mostró cauta en cuanto entraron a la habitación. Atenta, pero no tensa. No confiaba del todo en Kintsugi por todo lo que había hecho. Ni siquiera confiaba del todo en Datsue, pero en los tiempos que corrían no podía decidir depender de ellos porque confiase en ellos, sino porque no tenían otra opción.
— Creo que no hemos tenido el... placer de hablar en persona. Enhorabuena por su ascenso, Rokudaime.
La falta de sinceridad en las felicitaciones de Kintsugi era más que evidente en lo forzadas que sonaban sus palabras. En cambio, cuando se dirigió a la Hōzuki...
— Lamento profundamente su pérdida. —Hablaba con la más absoluta sinceridad.
Esta vez, la Arashikage tardó unos segundos en responder.
— Gracias... —Respondió, también con sinceridad—. Tomen asiento. —Les invitó, entonces—. Tenemos muchos temas que tratar.