2/02/2022, 22:36
Datsue se llevó la mano al pecho, en señal de agradecimiento por las felicitaciones de Shanise. No las había esperado de ella, pero no le sonaron forzadas.
—Es terrible, Datsue... ¿Hanabi también...? ¡Pero entonces...!
—¿Eh…? —dijo, confuso, Datsue, sin terminar de entender a lo que se refería con: Hanabi también. Quizá si hubiese contado con un par de segundos más hubiese encajado las piezas, pero no los tuvo, porque alguien acababa de entrar por la puerta. Y ese alguien requería su máxima atención.
Su cerebro se volvió una vorágine de pensamientos inconexos, y, por un momento, se arrepintió de haber aceptado el sombrero. Se arrepintió, porque ahora tenía la lengua y las manos atadas. No se conocían de absolutamente nada, no sabía cómo se comportaba con los suyos. Era algo mutuo, pero aún así, ella le había prohibido la entrada al País del Bosque —la Ribera del Norte incluida, su pueblo natal—, tratándole como un criminal. Como un asesino.
Quiso soltarle un par de cosas, pero sentía el peso del sombrero sobre sus hombros. Seré vuestro escudo, les habías dicho a sus ninjas. Si no podía contenerse por una simple animadversión personal, poco le iba a durar la promesa.
—Gracias, Morikage —correspondió, a la felicitación por su ascenso—. No sabe la ilusión que me hace escuchar esas palabras de su boca. —Bueno, quizá no pudiese soltarle lo que pensaba, pero un poco de ironía no hacía daño a nadie, ¿no?
Sus ojos se desviaron brevemente hacia la kunoichi que le acompañaba: era alta y fuerte. Le sonaba del infame torneo del Valle de los Dojos. La charla, mientras tanto, se desvió hacia Shanise, quien finalmente les invitó a tomar asiento. La mesa era circular, y tras meditarlo por un instante Datsue tomó el lado derecho de Shanise, dejando un asiento vacío en medio con la esperanza de que Daruu se sentase allí para tenerlo al lado.
—Es terrible, Datsue... ¿Hanabi también...? ¡Pero entonces...!
—¿Eh…? —dijo, confuso, Datsue, sin terminar de entender a lo que se refería con: Hanabi también. Quizá si hubiese contado con un par de segundos más hubiese encajado las piezas, pero no los tuvo, porque alguien acababa de entrar por la puerta. Y ese alguien requería su máxima atención.
Su cerebro se volvió una vorágine de pensamientos inconexos, y, por un momento, se arrepintió de haber aceptado el sombrero. Se arrepintió, porque ahora tenía la lengua y las manos atadas. No se conocían de absolutamente nada, no sabía cómo se comportaba con los suyos. Era algo mutuo, pero aún así, ella le había prohibido la entrada al País del Bosque —la Ribera del Norte incluida, su pueblo natal—, tratándole como un criminal. Como un asesino.
Quiso soltarle un par de cosas, pero sentía el peso del sombrero sobre sus hombros. Seré vuestro escudo, les habías dicho a sus ninjas. Si no podía contenerse por una simple animadversión personal, poco le iba a durar la promesa.
—Gracias, Morikage —correspondió, a la felicitación por su ascenso—. No sabe la ilusión que me hace escuchar esas palabras de su boca. —Bueno, quizá no pudiese soltarle lo que pensaba, pero un poco de ironía no hacía daño a nadie, ¿no?
Sus ojos se desviaron brevemente hacia la kunoichi que le acompañaba: era alta y fuerte. Le sonaba del infame torneo del Valle de los Dojos. La charla, mientras tanto, se desvió hacia Shanise, quien finalmente les invitó a tomar asiento. La mesa era circular, y tras meditarlo por un instante Datsue tomó el lado derecho de Shanise, dejando un asiento vacío en medio con la esperanza de que Daruu se sentase allí para tenerlo al lado.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado