22/02/2022, 15:39
Kintsugi era todo lo que Datsue se había imaginado. Una mujer repelente, odiosa y mezquina. Su comentario hacia Daruu, quien solo había tratado de ser amable con Sagiso, fue un claro reflejo de esto. Ahora, además, no tenía problema en aunar fuerzas con ambas villas… mientras mantenía el veto a dos de sus ninjas y uno de sus Kages.
El Uchiha estaba anonadado, todavía más perplejo si cabe al ver que Shanise continuaba como si nada sin abordar este tema primero. Los problemas eran acuciantes, sí, gravísimos. Por eso, se mantuvo callado. El tiempo justo. Solo lo necesario para terminar de recabar toda la información que tenían tanto Shanise como Kintsugi.
La situación era aún más crítica de lo que pensaba. Al norte del País de la Tormenta había que agregarle el País del Rayo. Y, algo que no habían mencionado, el País de la Tierra. Datsue lo sabía de primera mano gracias a sus contactos con los Señores del Hierro. Kurama se había estado preparando en las sombras, y ahora iba con todo, en lo que podía denominarse una guerra relámpago. Una táctica militar que consistía en una invasión rápida y contundente, sin opción a asedios que terminasen desgastando las tropas por parte de ambos bandos.
Era una situación crítica, y, aún así…
—Discúlpenme, probablemente sea debido a que soy un novato, inexperto y joven —se excusó—. Pero tengo la sensación de que estamos yendo muy deprisa. De que nos estamos saltando pasos.
Miró a Kintsugi, serio, pero después desvió la mirada hacia Shanise.
—¿Estás conforme con aliarte de nuevo con Kusagakure mientras mantienen el veto a Aotsuki Ayame? —Sin darse cuenta, olvidó los formalismos y empezó directamente a tutearla—. Cuando mandemos tropas al País del Rayo, ¿enviarás a Aotsuki Ayame en una delegación aparte, como si fuese la peste, porque en vez de poder ir directamente como el resto tiene que rodear el País del Bosque por miedo a ser atacada? Y si perdemos, que espero que no, y las tropas se baten en retirada hacia la única dirección posible, los Arrozales del Silencio, ¿estarás tranquila con que Aotsuki Ayame se encuentre allí después de la amenaza de la Morikage?
Sus ojos relampaguearon hacia Kintsugi y cayeron sobre ella como un trueno.
—¿Pretendes que haga eso con Sasaki Reiji? ¿Qué lo envíe a luchar al lado de unos tipos que le darían caza si pone pie en el sitio equivocado? —Ni siquiera se molestó en mencionar al tercer vetado. Porque el tercer vetado se pasaba la prohibición por el forro de los…—. Pues permitidme deciros una cosa. Estamos jodidos, sí. El País de la Tierra también ha caído bajo las garras de Kurama. Sabe los Dioses qué pasa en el País del Agua y del Hierro, y el País del Viento no es de nadie. Estamos rodeados, más solos que nunca, pero...
»Pero yo no estoy conforme.
El Uchiha estaba anonadado, todavía más perplejo si cabe al ver que Shanise continuaba como si nada sin abordar este tema primero. Los problemas eran acuciantes, sí, gravísimos. Por eso, se mantuvo callado. El tiempo justo. Solo lo necesario para terminar de recabar toda la información que tenían tanto Shanise como Kintsugi.
La situación era aún más crítica de lo que pensaba. Al norte del País de la Tormenta había que agregarle el País del Rayo. Y, algo que no habían mencionado, el País de la Tierra. Datsue lo sabía de primera mano gracias a sus contactos con los Señores del Hierro. Kurama se había estado preparando en las sombras, y ahora iba con todo, en lo que podía denominarse una guerra relámpago. Una táctica militar que consistía en una invasión rápida y contundente, sin opción a asedios que terminasen desgastando las tropas por parte de ambos bandos.
Era una situación crítica, y, aún así…
—Discúlpenme, probablemente sea debido a que soy un novato, inexperto y joven —se excusó—. Pero tengo la sensación de que estamos yendo muy deprisa. De que nos estamos saltando pasos.
Miró a Kintsugi, serio, pero después desvió la mirada hacia Shanise.
—¿Estás conforme con aliarte de nuevo con Kusagakure mientras mantienen el veto a Aotsuki Ayame? —Sin darse cuenta, olvidó los formalismos y empezó directamente a tutearla—. Cuando mandemos tropas al País del Rayo, ¿enviarás a Aotsuki Ayame en una delegación aparte, como si fuese la peste, porque en vez de poder ir directamente como el resto tiene que rodear el País del Bosque por miedo a ser atacada? Y si perdemos, que espero que no, y las tropas se baten en retirada hacia la única dirección posible, los Arrozales del Silencio, ¿estarás tranquila con que Aotsuki Ayame se encuentre allí después de la amenaza de la Morikage?
Sus ojos relampaguearon hacia Kintsugi y cayeron sobre ella como un trueno.
—¿Pretendes que haga eso con Sasaki Reiji? ¿Qué lo envíe a luchar al lado de unos tipos que le darían caza si pone pie en el sitio equivocado? —Ni siquiera se molestó en mencionar al tercer vetado. Porque el tercer vetado se pasaba la prohibición por el forro de los…—. Pues permitidme deciros una cosa. Estamos jodidos, sí. El País de la Tierra también ha caído bajo las garras de Kurama. Sabe los Dioses qué pasa en el País del Agua y del Hierro, y el País del Viento no es de nadie. Estamos rodeados, más solos que nunca, pero...
»Pero yo no estoy conforme.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado