1/03/2022, 12:03
—No te preocupes
Aquel primer mensaje fue tranquilizador. La visto se alzó un poco, para poder ver a Datsue un poco mejor, o mejor dicho, para poder verlo.
. Por favor, siéntate.
Aquella fue una instrucción lo bastante clara, ya había habido suficiente reverencia para el nuevo Uzukage. Igual no se acostumbraba, pero la academia era bastante clara en aquellas materias y fue algo que me quedó bastante claro. quizás es que el ser huérfano te hacía aplicarte más de lo que lo solían hacer los estudiantes y el ninja que tenía allí delante no se acostumbraba a recibir aquel tipo de cosas. Ya tendría tiempo para habituarse por completo. No obstante recuperé la verticalidad, asentí con la cabeza y posé mi trasero en aquella silla, observando el rostro y la mirada que se escondían bajo aquel imponente sombrero.
—Joder, ¡esta mierda es buenísima!
— ¡Hostias! digo... perdón
Mientras Datsue reía, mis mejillas se enrojecieron a una velocidad vertiginosa y mis labios dibujaron una sonrisa de esas tontas. Mi mano, por su parte, se había movido por voluntad propia hasta la nuca, rascándola con la palma.
«¿Qué habrá sido eso?»
—. Bueno, veamos, Natsu. Imagino que te estarás preguntando por qué te he mandado llamar… Verás, me gustaría conocer a mis ninjas. A todos ellos, aunque sea brevemente.
Aquellas primeras frases captaron por completo mi atención. Mis ojos se abrieron un poco más y la mano de la nuca volvió a posarse encima de mi pierna. Lo cierto es que desconocía a cuantos ninjas había hecho llamar, incluso ni sabía si había sido el único, aunque seguro que no. Sin embargo, el simple hecho de estar allí y tener la oportunidad de presentarme y de interactuar con el mismísimo Rokudaime Uzukage ya era todo un reconocimiento para mí.
. Así que, antes de nada: ¿te encuentras bien en la Villa? ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
— Y-yo... no sé muy bien qué decir, la verdad — lo cierto es que aquello me estaba abrumando más de lo que debiera, seguramente. — Se lo debo todo a la aldea, no creo que pudiese estar mejor. Primero en el orfanato y ahora ya como gennin... bueno, me han puesto muchas facilidades para encontrar un sitio en el que vivir.
«Y aún así me pide qué puede hacer por mí»
Si hubiese un medidor de incredulidad en aquel lugar ahora mismo estaría estallando en mil pedazos.
— Pero creo que si hay algo que puede hacer usted por mí. Bueno, al menos tratar de ayudarme con ello
Aquel primer mensaje fue tranquilizador. La visto se alzó un poco, para poder ver a Datsue un poco mejor, o mejor dicho, para poder verlo.
. Por favor, siéntate.
Aquella fue una instrucción lo bastante clara, ya había habido suficiente reverencia para el nuevo Uzukage. Igual no se acostumbraba, pero la academia era bastante clara en aquellas materias y fue algo que me quedó bastante claro. quizás es que el ser huérfano te hacía aplicarte más de lo que lo solían hacer los estudiantes y el ninja que tenía allí delante no se acostumbraba a recibir aquel tipo de cosas. Ya tendría tiempo para habituarse por completo. No obstante recuperé la verticalidad, asentí con la cabeza y posé mi trasero en aquella silla, observando el rostro y la mirada que se escondían bajo aquel imponente sombrero.
—Joder, ¡esta mierda es buenísima!
— ¡Hostias! digo... perdón
Mientras Datsue reía, mis mejillas se enrojecieron a una velocidad vertiginosa y mis labios dibujaron una sonrisa de esas tontas. Mi mano, por su parte, se había movido por voluntad propia hasta la nuca, rascándola con la palma.
«¿Qué habrá sido eso?»
—. Bueno, veamos, Natsu. Imagino que te estarás preguntando por qué te he mandado llamar… Verás, me gustaría conocer a mis ninjas. A todos ellos, aunque sea brevemente.
Aquellas primeras frases captaron por completo mi atención. Mis ojos se abrieron un poco más y la mano de la nuca volvió a posarse encima de mi pierna. Lo cierto es que desconocía a cuantos ninjas había hecho llamar, incluso ni sabía si había sido el único, aunque seguro que no. Sin embargo, el simple hecho de estar allí y tener la oportunidad de presentarme y de interactuar con el mismísimo Rokudaime Uzukage ya era todo un reconocimiento para mí.
. Así que, antes de nada: ¿te encuentras bien en la Villa? ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
— Y-yo... no sé muy bien qué decir, la verdad — lo cierto es que aquello me estaba abrumando más de lo que debiera, seguramente. — Se lo debo todo a la aldea, no creo que pudiese estar mejor. Primero en el orfanato y ahora ya como gennin... bueno, me han puesto muchas facilidades para encontrar un sitio en el que vivir.
«Y aún así me pide qué puede hacer por mí»
Si hubiese un medidor de incredulidad en aquel lugar ahora mismo estaría estallando en mil pedazos.
— Pero creo que si hay algo que puede hacer usted por mí. Bueno, al menos tratar de ayudarme con ello