5/03/2022, 02:45
La Arashikage no pudo sentir más que satisfacción cuando Kintsugi declaró que levantaría el veto que había puesto sobre los Jinchūriki. Al menos sobre los que tenían Uzushiogakure y Amegakure, quienes eran realmente quienes le importaban a Shanise.
Bueno, realmente solo le importaba que levantase el veto sobre una, pero el resto era un buen extra.
«Ojalá pudieras haber venido para escucharlo, Ayame». Pensó para sí, pero la pobre chica no estaba en condiciones.
— Los ninja de Kusagakure no Sato también podrán entrar libremente a Arashi no Kuni, sin avisos, vigilancia o limitaciones. —Declaró Shanise, justo después de Datsue, quien se le adelantó—. Es lo justo.
Mostró entonces la mejor de sus sonrisas. No es que le tuviera ningún aprecio especial a Kintsugi ni a ningún ninja de Kusagakure, pero prefería mucho más tener aliados que enemigos. Estar en tensión era agotador y le distraía del hijo de puta al que realmente le quería cortar la cabeza.
El Uzukage tomó entonces la palabra, decidiendo directamente hablar sobre la estrategia que tomarían en la guerra, una en la que debían de tomar definitivamente la ofensiva en lugar de permitir que fuese Kurama quien siguiese llevando la batuta. En eso, al menos, estaba de acuerdo con el Uchiha.
Datsue propuso entonces empezar la reconquista por el País del Rayo, donde quería enviar grupos de espías para saber exactamente a lo que se enfrentaban, antes de enviar un único ataque por tierra y mar a la vez.
Respecto al País de la tierra, el joven Uzukage propuso rescatar y apoyar a Ivvatsumi para que se haga con el poder, mientras enviaban ninjas para que asesinasen a quienquiera que estuviese gobernando por el momento.
— Vaya, has hecho los deberes. —No quería mostrarse demasiado sorprendida, porque ya sería ofensivo, pero realmente no se esperaba eso de él—. Mis ninjas se pueden encargar de Ivvatsumi. Ya había pensado en montar un campamento en la Ciudad Fantasma para enviar exploradores al Norte. Es un punto estratégico importante y nuestros ninja conocen la zona mucho mejor que nadie. Tendríamos la ventaja si nos atacan. —Explicó, pero joder, no podía continuar sin darle el mérito a quien se lo merecía—. De hecho, fue él quien tuvo la idea de hacerse con la Ciudad Fantasma. —Acabó por decir, mientras apuntaba casualmente a Daruu con el pulgar.
— Si nos hacemos con la zona, además, tendríamos un sitio al que retirarnos si la cosa sale mal en el País de la Tierra.
Bueno, realmente solo le importaba que levantase el veto sobre una, pero el resto era un buen extra.
«Ojalá pudieras haber venido para escucharlo, Ayame». Pensó para sí, pero la pobre chica no estaba en condiciones.
— Los ninja de Kusagakure no Sato también podrán entrar libremente a Arashi no Kuni, sin avisos, vigilancia o limitaciones. —Declaró Shanise, justo después de Datsue, quien se le adelantó—. Es lo justo.
Mostró entonces la mejor de sus sonrisas. No es que le tuviera ningún aprecio especial a Kintsugi ni a ningún ninja de Kusagakure, pero prefería mucho más tener aliados que enemigos. Estar en tensión era agotador y le distraía del hijo de puta al que realmente le quería cortar la cabeza.
El Uzukage tomó entonces la palabra, decidiendo directamente hablar sobre la estrategia que tomarían en la guerra, una en la que debían de tomar definitivamente la ofensiva en lugar de permitir que fuese Kurama quien siguiese llevando la batuta. En eso, al menos, estaba de acuerdo con el Uchiha.
Datsue propuso entonces empezar la reconquista por el País del Rayo, donde quería enviar grupos de espías para saber exactamente a lo que se enfrentaban, antes de enviar un único ataque por tierra y mar a la vez.
Respecto al País de la tierra, el joven Uzukage propuso rescatar y apoyar a Ivvatsumi para que se haga con el poder, mientras enviaban ninjas para que asesinasen a quienquiera que estuviese gobernando por el momento.
— Vaya, has hecho los deberes. —No quería mostrarse demasiado sorprendida, porque ya sería ofensivo, pero realmente no se esperaba eso de él—. Mis ninjas se pueden encargar de Ivvatsumi. Ya había pensado en montar un campamento en la Ciudad Fantasma para enviar exploradores al Norte. Es un punto estratégico importante y nuestros ninja conocen la zona mucho mejor que nadie. Tendríamos la ventaja si nos atacan. —Explicó, pero joder, no podía continuar sin darle el mérito a quien se lo merecía—. De hecho, fue él quien tuvo la idea de hacerse con la Ciudad Fantasma. —Acabó por decir, mientras apuntaba casualmente a Daruu con el pulgar.
— Si nos hacemos con la zona, además, tendríamos un sitio al que retirarnos si la cosa sale mal en el País de la Tierra.