7/03/2022, 18:41
—¡JAAAA!
Di un buen respingo desde mi asiento. entre que ya estaba nervioso por aquello de que el propio Uzukage me hubiese citado allí mismo para hablar conmigo, ahora había un... «¿Qué es eso?». A decir verdad, parecía una especie como de tanuki de un marrón claro. sus ojos eran oscuros con una estrella dibujada en su interior que hacía la función de iris. También tenía una característica cola. Tras el susto inicial me parecía divertido y curioso a partes iguales. Desde luego captó toda mi atención.
Yo podría estar interesado en… moldearte.
—¿Qué? ¿Tú?
— ¿Qué?
Fueron dos qué's distintos aunque parecidos. Ambos venían a decir lo mismo aunque su naturaleza probablemente fuese distinta. Debo decir que, sin embargo, la idea no me desagradaba aunque obviamente prefería que si alguien tomaba las riendas de mi adoctrinamiento este fuese el Uzukage. A decir verdad no sabía qué podía enseñarme un tanuki parlanchín.
—¿Qué pasa? Desde que te has vuelto Kage es un poco coñazo. ¡Me aburro, hostias! Necesito algo de… entretenimiento
Resultaba curioso las licencias que se permitía aquel animal. Le dirigía la palabra como si fuesen amigos de toda la vida.
—Piénsalo bien, Natsu. He convivido con los dos Uchihas más poderosos de la historia de Ōnindo. He visto cómo alcanzaban su cénit recorriendo caminos distintos. ¡Nadie tiene más experiencia en Uchihas que yo! Con Datsue, alcanzarías tus sueños, oh, sí. Seguro. Conmigo, conquistarías un poder que no eres ni capaz de soñar. ¡NO PIENSES QUE VOY EN BROMA! ¡Soy Shukaku, Dios del Fūinjutsu, el más grande de los bijūs!
«¡Hostias, un bijū!»
Mi boca se abrió por sorpresa, luego empezó a articular alguna que otra palabra.
— Sin ánimo de ofender a nadie, pero... ¿no era Kurama el bijū más poderoso de Ōnindo? — dije en una primera instancia. — Si Rokudaime-sama no ve ningún problema aceptaré la propuesta de Shukaku-kun
Di un buen respingo desde mi asiento. entre que ya estaba nervioso por aquello de que el propio Uzukage me hubiese citado allí mismo para hablar conmigo, ahora había un... «¿Qué es eso?». A decir verdad, parecía una especie como de tanuki de un marrón claro. sus ojos eran oscuros con una estrella dibujada en su interior que hacía la función de iris. También tenía una característica cola. Tras el susto inicial me parecía divertido y curioso a partes iguales. Desde luego captó toda mi atención.
Yo podría estar interesado en… moldearte.
—¿Qué? ¿Tú?
— ¿Qué?
Fueron dos qué's distintos aunque parecidos. Ambos venían a decir lo mismo aunque su naturaleza probablemente fuese distinta. Debo decir que, sin embargo, la idea no me desagradaba aunque obviamente prefería que si alguien tomaba las riendas de mi adoctrinamiento este fuese el Uzukage. A decir verdad no sabía qué podía enseñarme un tanuki parlanchín.
—¿Qué pasa? Desde que te has vuelto Kage es un poco coñazo. ¡Me aburro, hostias! Necesito algo de… entretenimiento
Resultaba curioso las licencias que se permitía aquel animal. Le dirigía la palabra como si fuesen amigos de toda la vida.
—Piénsalo bien, Natsu. He convivido con los dos Uchihas más poderosos de la historia de Ōnindo. He visto cómo alcanzaban su cénit recorriendo caminos distintos. ¡Nadie tiene más experiencia en Uchihas que yo! Con Datsue, alcanzarías tus sueños, oh, sí. Seguro. Conmigo, conquistarías un poder que no eres ni capaz de soñar. ¡NO PIENSES QUE VOY EN BROMA! ¡Soy Shukaku, Dios del Fūinjutsu, el más grande de los bijūs!
«¡Hostias, un bijū!»
Mi boca se abrió por sorpresa, luego empezó a articular alguna que otra palabra.
— Sin ánimo de ofender a nadie, pero... ¿no era Kurama el bijū más poderoso de Ōnindo? — dije en una primera instancia. — Si Rokudaime-sama no ve ningún problema aceptaré la propuesta de Shukaku-kun