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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#48
«Vaya, Hana, no sabía que se te daba tan bien hablar». Datsue se emocionó especialmente cuando Hana mencionó que su mayor miedo era que algún día se convirtiesen en solo nombres que alguien anuncia. Era una frase bonita, y aterraba todavía más.

Parece que te ha salido competencia, Datsue. Ya no eres el único de esta villa con discursitos pomposos.

Shukaku rio, y Datsue se puso algo nervioso. Hana había cometido un error, tan solo uno: llamar Ichibi al Gran Shukaku. El Uchiha se había esperado que Shukaku la interrumpiese, llevado por la ira más primitiva. O que, al menos, una vez terminado de hablar, le dejase las cosas claras. En su lugar, tan solo había reído. Y ahora reía un poco más. Sin hacer nada. Sin decir nada más.

Y eso le asustó más que cualquier otra cosa.

«Qué cojones, Shukaku. Espero que no estés pensando en nada raro».

La bandana está bien dónde está —terminó por decir finalmente, cuando logró centrarse. Después de haberla escuchado, lo pensaba todavía más—. Y, si te sirve de consuelo, mi yo del pasado hubiese sido el primero en huir al ver a Ryū —tuvo que confesar. Algo que, desde luego, no hubiese hecho meses atrás—. Escucha… Probablemente pienses que lo digo por consolarte. Quizá hayas oído historias de mis inicios. Datsue el Intrépido, me llamaban.

Rio. Qué tiempos aquellos.

Lo cierto es que solo era intrépido cuando mis amigos estaban cerca. En el fondo, los usaba de escudo. El gallito al hablar, pero luego siempre me ponía detrás de ellos cuando las cosas se ponían realmente feas. —Y, aunque sonase contradictorio, echaba de menos aquellos tiempos. No su forma de ser, había sido demasiado cretino y jeta como para hacerlo. Pero sí aquellos años en los que su mayor preocupación era devolverle la jugarreta a la chica que le había medio jodido su primer polvo. En los que veía a sus amigos a diario. Ahora, Nabi estaba criando perros como si todo aquello de la guerra no fuese con él. A Eri hacía meses que ni la veía, ¡ni siquiera en su proclamación como Uzukage! Y Akame… Bueno, mejor ni abrir ese melón—. Pero en algún punto, me encontré con Shukaku y… Supongo que encontré una razón para ser valiente. Para convertirme en lo que soy ahora. Veo que tú también la has encontrado.

»Y por eso, quiero que lo sepas. Si algún día nos vemos obligados a luchar codo con codo en la guerra que se avecina….

»Te confiaría mi vida. Te confiaría mi vida con los ojos cerrados.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



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RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - por Uchiha Datsue - 26/03/2022, 01:27


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