26/03/2022, 17:49
Y aunque al principio parecía el tipo más engreído, a palo seco, el tipo de orbes blanquecinos comenzó a elaborar un informe de la situación la mar de detallado. Al tipo no se le escapaba un solo detalle, por minúsculo que fuese. O al menos eso parecía, pues conforme iba narrando el hombre, al Senju sí que le pareció que había algo que no encajaba del todo. No por detalles técnicos en sí, si no por la estrategia a seguir mayoritariamente. El "amigo" de Datsue parecía completamente seguro de que cerrar las fuentes de suministro, así como encerrar a la bestia en su cueva, la harían vulnerable a un ataque en plan estampida. Pero él, conocedor de pocas bestias, siempre había escuchado un dicho...
Atrapa a una bestia entre la espada y la pared, y el muy mal bicho sacará las garras y los dientes para defenderse hasta la muerte, volviéndose hasta más agresiva que antes. Si en éste caso la bestia era un puto semi-dios, capaz de lanzar bolas de chakra que desintegrarían a miles de persona de una pasada... ¿Acaso pondrías a todas esas personas en un mismo sitio para que las arrasasen de un solo ataque?
Quizás su informe y su detallismo eran espléndidos en otro tipo de situaciones, pero hoy... hoy no parecían una buena estrategia.
Quiso decirlo en alto, quiso poner ese detalle a conocimiento de todos, pero el Senju no era nadie en esa sala de grandes shinobis. No era quién para rebatir las ideas de otro de mayor rango, y mucho menos de un general... un rango del que no tenía ni conocimiento dentro de las aldeas. ¿Acaso iban genin, chunin, jonin, general y kage?.
En vez de lanzar la controversia directamente, se aproximó al oído de Datsue, y en un tímido tono se lo revelaría. —Datsue, centralizar a todas las tropas en un ataque frontal contra Kurama... ¿no sería mandarnos a todos a una muerte segura? Yo mismo, que no soy un talentoso shinobi podría llenaros el camino de trampas mortíferas, y en cualquier punto podría organizar a todas esas tropas para realizar un jutsu gigantesco de fuego y calcinar a los que viniesen. Un ataque frontal sin distracciones, o sin apoyo desde otros flancos o incluso desde el aire, sería como darle una solución sencilla a Kurama... Una bestia a la que pones contra la pared, morderá y arañará con todo lo que tiene.
No pretendía ser un desvergonzado, pero no era de esos que aceptan un negocio sin antes tratar de regatear un poco, sacando el mejor resultado de algo que casi parecía ya cerrado.
Atrapa a una bestia entre la espada y la pared, y el muy mal bicho sacará las garras y los dientes para defenderse hasta la muerte, volviéndose hasta más agresiva que antes. Si en éste caso la bestia era un puto semi-dios, capaz de lanzar bolas de chakra que desintegrarían a miles de persona de una pasada... ¿Acaso pondrías a todas esas personas en un mismo sitio para que las arrasasen de un solo ataque?
Quizás su informe y su detallismo eran espléndidos en otro tipo de situaciones, pero hoy... hoy no parecían una buena estrategia.
Quiso decirlo en alto, quiso poner ese detalle a conocimiento de todos, pero el Senju no era nadie en esa sala de grandes shinobis. No era quién para rebatir las ideas de otro de mayor rango, y mucho menos de un general... un rango del que no tenía ni conocimiento dentro de las aldeas. ¿Acaso iban genin, chunin, jonin, general y kage?.
En vez de lanzar la controversia directamente, se aproximó al oído de Datsue, y en un tímido tono se lo revelaría. —Datsue, centralizar a todas las tropas en un ataque frontal contra Kurama... ¿no sería mandarnos a todos a una muerte segura? Yo mismo, que no soy un talentoso shinobi podría llenaros el camino de trampas mortíferas, y en cualquier punto podría organizar a todas esas tropas para realizar un jutsu gigantesco de fuego y calcinar a los que viniesen. Un ataque frontal sin distracciones, o sin apoyo desde otros flancos o incluso desde el aire, sería como darle una solución sencilla a Kurama... Una bestia a la que pones contra la pared, morderá y arañará con todo lo que tiene.
No pretendía ser un desvergonzado, pero no era de esos que aceptan un negocio sin antes tratar de regatear un poco, sacando el mejor resultado de algo que casi parecía ya cerrado.