29/03/2022, 23:09
Finalmente, las tres Sombras habían llegado a un acuerdo con la elección de Sarutobi Hanabi. Aburame Kintsugi habría preferido a alguien más imparcial, ajeno a las tres aldeas, pero no se le había ocurrido ningún nombre adecuado para el puesto. Sólo esperaba haber elegido bien al apoyar a sus iguales.
Shanise le cedió entonces la palabra a su subordinado, quien no dudó en cogerla. Y se explayó largo y tendido sobre sus pensamientos al respecto de la ofensiva contra Kurama. Kintsugi se mostró sorprendida escuchándole. Puede que aquel muchacho de ojos perlados no hablara con el carisma natural de Uchiha Datsue, pero estaba claro que también había venido con los deberes hechos. El jōnin planteó la posibilidad de recabar información sobre la verdadera ubicación de Kurama, de planear un ataque frontal a su cuartel. Y, sobre todo, centrar la actividad principal en Yukio, donde el Kyūbi tenía bajo su comando ejércitos y civiles.
Sin embargo, por parte de Uzushiogakure se plantearon algunos temores. Básicamente, concentrar los tres ejércitos a las puertas de la guarida de un Bijū, podría desencadenar un ataque a la desesperada, destructivo como sólo una Bestia con colas podía ser. Y Kintsugi conocía de primera mano esa fuerza destructora, equivalente a un meteorito o a la explosión de un volcán. Aún palidecía al recordarlo. En sus sueños veía cada noche Kusagakure reducida a cenizas por la acción de una especie de escarabajo gigantesco con siete colas ondeantes.
—Estoy de acuerdo —agregó Kintsugi, tras las palabras del Uzukage—. Además si, como dices, el puerto de Yukio tiene conexión directa con Inaka, deberíamos priorizar ponerlo bajo control de nuestros shinobi. Sería una manera de cortarles los suministros de una forma menos directa que ir directamente a por Yukio. Kurama tardará más tiempo en darse cuenta de que algo no va del todo bien.
Shanise le cedió entonces la palabra a su subordinado, quien no dudó en cogerla. Y se explayó largo y tendido sobre sus pensamientos al respecto de la ofensiva contra Kurama. Kintsugi se mostró sorprendida escuchándole. Puede que aquel muchacho de ojos perlados no hablara con el carisma natural de Uchiha Datsue, pero estaba claro que también había venido con los deberes hechos. El jōnin planteó la posibilidad de recabar información sobre la verdadera ubicación de Kurama, de planear un ataque frontal a su cuartel. Y, sobre todo, centrar la actividad principal en Yukio, donde el Kyūbi tenía bajo su comando ejércitos y civiles.
Sin embargo, por parte de Uzushiogakure se plantearon algunos temores. Básicamente, concentrar los tres ejércitos a las puertas de la guarida de un Bijū, podría desencadenar un ataque a la desesperada, destructivo como sólo una Bestia con colas podía ser. Y Kintsugi conocía de primera mano esa fuerza destructora, equivalente a un meteorito o a la explosión de un volcán. Aún palidecía al recordarlo. En sus sueños veía cada noche Kusagakure reducida a cenizas por la acción de una especie de escarabajo gigantesco con siete colas ondeantes.
—Estoy de acuerdo —agregó Kintsugi, tras las palabras del Uzukage—. Además si, como dices, el puerto de Yukio tiene conexión directa con Inaka, deberíamos priorizar ponerlo bajo control de nuestros shinobi. Sería una manera de cortarles los suministros de una forma menos directa que ir directamente a por Yukio. Kurama tardará más tiempo en darse cuenta de que algo no va del todo bien.