29/03/2022, 23:24
El Uzukage, asomado a los ventanales en aquel momento, pegó un agudo chillido ante la entrada de Suzaku.
—¡Por Susano’o, qué susto me has dado! —exclamó, llevándose una mano al pecho.
Y Suzaku, con las mejillas tan encendidas como su cabello, inclinó el torso en una profunda reverencia que casi le hizo rozar la nariz con las baldosas del suelo.
—L... ¡Lo siento, Uzukage-sama! ¡No era mi intención, Uzukage-sama!
—Sí, sí, no te preocupes. Parece que alguien… gastó una pequeña broma en el puente.
«¿Una broma? ¡Si ha sonado como si alguien hubiese puesto una BOMBA!» Pensó la Uchiha, parpadeando perpleja.
—¡Pues sea quien sea el graciosillo, espero que reciba un buen escarmiento! ¡Menudas bromas! —exclamó indignada, cruzándose de brazos, mientras recorría el interior del despacho para acudir al encuentro del Uzukage y sentarse en el asiento que le había reservado.
—Bueno, antes de nada… ¿Qué tal todo, Suzaku? —le preguntó, mientras metía en uno de sus cajones una serie de papeles y sacaba otros.
Suzaku reconoció enseguida su foto en la portada y la angustia creció en su pecho.
—P... p... pues bien... No me puedo quejar... —respondió, mientras sus iris iban y venían sin poder evitarlo entre los papeles y el rostro del Uzukage. ¿Para qué eran esos papeles? ¿Iba a hacerle un examen de algún tipo? ¡No había tenido tiempo de prepararse! ¿Y si lo hacía mal y le quitaba la bandana que tanto le había costado conseguir?
—Te hiciste kunoichi hace poco, ¿verdad? ¿Qué tal es tu nueva vida? ¿Es cómo la esperabas?
Suzaku inspiró por la nariz.
—Sí, bueno... Lo cierto es que no me esperaba una explosión en el puente del Edificio del Uzukage... Como tampoco me esperaba que estallara una guerra contra un Bijū con aires de superioridad nada más conseguir la bandana. Así que... no puedo decir que esté siendo lo que esperaba...
—¡Pero pienso dar lo mejor de mí para proteger a la aldea y a mi hermana! —añadió, con la determinación brillando como ascuas en sus ojos.
—¡Por Susano’o, qué susto me has dado! —exclamó, llevándose una mano al pecho.
Y Suzaku, con las mejillas tan encendidas como su cabello, inclinó el torso en una profunda reverencia que casi le hizo rozar la nariz con las baldosas del suelo.
—L... ¡Lo siento, Uzukage-sama! ¡No era mi intención, Uzukage-sama!
—Sí, sí, no te preocupes. Parece que alguien… gastó una pequeña broma en el puente.
«¿Una broma? ¡Si ha sonado como si alguien hubiese puesto una BOMBA!» Pensó la Uchiha, parpadeando perpleja.
—¡Pues sea quien sea el graciosillo, espero que reciba un buen escarmiento! ¡Menudas bromas! —exclamó indignada, cruzándose de brazos, mientras recorría el interior del despacho para acudir al encuentro del Uzukage y sentarse en el asiento que le había reservado.
—Bueno, antes de nada… ¿Qué tal todo, Suzaku? —le preguntó, mientras metía en uno de sus cajones una serie de papeles y sacaba otros.
Suzaku reconoció enseguida su foto en la portada y la angustia creció en su pecho.
—P... p... pues bien... No me puedo quejar... —respondió, mientras sus iris iban y venían sin poder evitarlo entre los papeles y el rostro del Uzukage. ¿Para qué eran esos papeles? ¿Iba a hacerle un examen de algún tipo? ¡No había tenido tiempo de prepararse! ¿Y si lo hacía mal y le quitaba la bandana que tanto le había costado conseguir?
—Te hiciste kunoichi hace poco, ¿verdad? ¿Qué tal es tu nueva vida? ¿Es cómo la esperabas?
Suzaku inspiró por la nariz.
—Sí, bueno... Lo cierto es que no me esperaba una explosión en el puente del Edificio del Uzukage... Como tampoco me esperaba que estallara una guerra contra un Bijū con aires de superioridad nada más conseguir la bandana. Así que... no puedo decir que esté siendo lo que esperaba...
—¡Pero pienso dar lo mejor de mí para proteger a la aldea y a mi hermana! —añadió, con la determinación brillando como ascuas en sus ojos.