3/04/2022, 20:41
—Ah, ¡así me gusta! ¡Decidida a proteger a los tuyos! —exclamó el Uzukage, y Suzaku ensanchó una sonrisa llena de orgullo—. Y no te preocupes por… esto. Como ya dije a algunos de tus compañeros, esto no es ningún tipo de prueba —agregó, señalando a su historial.
—Ah... N... ¡No estaba preocupada! ¡En absoluto! —respondió, intentando disimular lo evidente mientras se maldecía a sí misma en sus interiores por haber sido tan obvia. «¡Pues claro que se te ha notado, tonta!»
—Verás, me estoy entrevistando con todos y cada uno de los ninjas de Uzu. Quiero conoceros… a todos. Quizá me lleve meses, ¡quizá años, incluso! Pero es algo que quiero hacer.
—¿¡A todos?! Pero si debe haber... —Suzaku comenzó a hacer cuentas mentalmente. Ya sólo con los genin graduados en el último año debía de haber decenas de ninjas, ¿qué había de los años anteriores? ¿Y si sumaban los chūnin? ¿Y los jōnin?—. ¡Debe de haber millones de shinobi! en Uzushiogakure
Pero el Uzukage estaba dispuesto a hacerlo, y ella no era quien para recriminarle o intentar hacerle cambiar de opinión. De hecho, era una actitud muy positiva aquella: que quisiera conocerlos a todos quería decir que los tenía en cuenta. No eran simples números para él. Y ella debía asegurarse de dar la mejor imagen posible para no perderse en un remolino de caras y nombres. Pero era una genin recién graduada sin demasiado poder. Maldita sea, ¡ni como Uchiha conocía la técnica insignie del clan!, ¿qué podía hacer para destacar?
—Y, hablando de misiones, ¿tienes preferencias de algún tipo? —le preguntó el Uzukage, devolviéndola a la realidad—. Entendería que prefirieses evitar las relacionadas con la guerra. Eres muy joven, y hace poco que te graduaste. Sí. Lo mejor será escoger encargos menos… peligrosos.
—¡N... No se preocupe por eso, Uzukage-sama! —clamó, quizás más alto de lo que había pretendido en un principio—. ¡Si quiero proteger a mi hermana y a la aldea debo correr riesgos! Hace tiempo que lo asumí. Por eso... Por eso, si es necesario que me plante frente al feo hocico de ese sucio zorro de nueve colas, ¡lo haré sin dudar y le patearé el trasero!
Vale. Quizás se había pasado de entusiasmo. Pero luchó con todas sus fuerzas para que el arrepentimiento no asomara a su gesto.
—Ah... N... ¡No estaba preocupada! ¡En absoluto! —respondió, intentando disimular lo evidente mientras se maldecía a sí misma en sus interiores por haber sido tan obvia. «¡Pues claro que se te ha notado, tonta!»
—Verás, me estoy entrevistando con todos y cada uno de los ninjas de Uzu. Quiero conoceros… a todos. Quizá me lleve meses, ¡quizá años, incluso! Pero es algo que quiero hacer.
—¿¡A todos?! Pero si debe haber... —Suzaku comenzó a hacer cuentas mentalmente. Ya sólo con los genin graduados en el último año debía de haber decenas de ninjas, ¿qué había de los años anteriores? ¿Y si sumaban los chūnin? ¿Y los jōnin?—. ¡Debe de haber millones de shinobi! en Uzushiogakure
Pero el Uzukage estaba dispuesto a hacerlo, y ella no era quien para recriminarle o intentar hacerle cambiar de opinión. De hecho, era una actitud muy positiva aquella: que quisiera conocerlos a todos quería decir que los tenía en cuenta. No eran simples números para él. Y ella debía asegurarse de dar la mejor imagen posible para no perderse en un remolino de caras y nombres. Pero era una genin recién graduada sin demasiado poder. Maldita sea, ¡ni como Uchiha conocía la técnica insignie del clan!, ¿qué podía hacer para destacar?
—Y, hablando de misiones, ¿tienes preferencias de algún tipo? —le preguntó el Uzukage, devolviéndola a la realidad—. Entendería que prefirieses evitar las relacionadas con la guerra. Eres muy joven, y hace poco que te graduaste. Sí. Lo mejor será escoger encargos menos… peligrosos.
—¡N... No se preocupe por eso, Uzukage-sama! —clamó, quizás más alto de lo que había pretendido en un principio—. ¡Si quiero proteger a mi hermana y a la aldea debo correr riesgos! Hace tiempo que lo asumí. Por eso... Por eso, si es necesario que me plante frente al feo hocico de ese sucio zorro de nueve colas, ¡lo haré sin dudar y le patearé el trasero!
Vale. Quizás se había pasado de entusiasmo. Pero luchó con todas sus fuerzas para que el arrepentimiento no asomara a su gesto.