6/04/2022, 18:58
Como cabía esperar del Uzukage, expresó que no debía tener miedo a compartir sus pensamientos. Es más, dijo que esa era la razón por la que le acompañaba, porque pensaba "fuera de la caja". Casi hace sonrojar al chico y todo, y eso que no era cosa fácil sacarle colores al Senju. Era todo un honor, ¿no?. Y tras esas mismas palabras, trasladó su inquietud a toda la sala, exponiendo el pequeño gran problema. Llegando también a su propio punto de inflexión: La información del enemigo. Ese punto, ese detalle, era algo que tampoco podían pasar por alto.
La tiparaca-mariposas fue la primera en contestar, coincidiendo con Datsue en priorizar Inaka a la par que el puerto. Tras ella, su kunoichi aventajada inquirió no dar nada por asegurado, que quizás tenía ya Kurama todo eso previsto. No había que apresurar la batalla, por mucho que tuviesen el tiempo en contra. Y de nuevo, salió el tema de la inteligencia sobre la oposición. En éste caso, fue la propia Arashikage quien dio respuesta, informando que ya se había intentado sacar información a rehenes, pero que en ningún caso hubo éxito. Muchas "barreras mentales", y técnica de sellado.
«¡OSTRAS! ¿¿ESO SE PUEDE HACER??»
Nuevamente Daruu interrumpió para dar su opinión, como había de ser. En ésta ocasión, dando a conocer que los picos de los que hablaba la mujer fuerte eran casi inexpugnables para montañeros experimentados. Seguramente no eran una ruta posible, o una de escapatoria. Pero subestimar al oponente sin saber bien de qué era capaz es un poco arriesgado. Lo que si, coincidió en opinión con lo que ahora parecían mayoría: El ataque debía producirse dispar, y pareciendo oleadas. Al menos debían extremar precaución, pues de una técnica podían eliminar a muchos cientos de shinobis.
En lo que parecía última instancia, la mujer de las mariposas pareció querer cerrar la reunión. Eso pareció al menos, pues muy lejos de la realidad, lo que verdaderamente le interesaba era poner en conocimiento un nuevo problema: Dragón Rojo. Al parecer, ésta "empresa" había tomado por rehenes a dos shinobis de Kusagakure. Rehenes a los cuales la mujer esa había vendido sin piedad. Bueno, sin piedad no: "Por el bien de los demás". Por un instante, Hayato sintió lo frívola y cabrona que podía llegar a ser esa mujer... Datsue no mentía, no se equivocaba con respecto a ella en un sólo ápice. Aparte de eso, la mujer sentenció que había recibido un último regalo de la banda, un pergamino que dejó sobre la mesa.
Antes siquiera de tratar de leerlo, hayato se acercó a Datsue. —Esa banda... ¿No es la que atacó a todos los señores feudales? ¿La que atacó el torneo ese? —Preguntó, carente de demasiada información veraz. A lo sumo, había escuchado de segundas, o terceras personas. Él no había vivido esa vorágine de destrucción y muerte, por suerte.
Tras hablar con Datsue, sí que trataría de leer por encima el pergamino, en lo que le fuese posible.
La tiparaca-mariposas fue la primera en contestar, coincidiendo con Datsue en priorizar Inaka a la par que el puerto. Tras ella, su kunoichi aventajada inquirió no dar nada por asegurado, que quizás tenía ya Kurama todo eso previsto. No había que apresurar la batalla, por mucho que tuviesen el tiempo en contra. Y de nuevo, salió el tema de la inteligencia sobre la oposición. En éste caso, fue la propia Arashikage quien dio respuesta, informando que ya se había intentado sacar información a rehenes, pero que en ningún caso hubo éxito. Muchas "barreras mentales", y técnica de sellado.
«¡OSTRAS! ¿¿ESO SE PUEDE HACER??»
Nuevamente Daruu interrumpió para dar su opinión, como había de ser. En ésta ocasión, dando a conocer que los picos de los que hablaba la mujer fuerte eran casi inexpugnables para montañeros experimentados. Seguramente no eran una ruta posible, o una de escapatoria. Pero subestimar al oponente sin saber bien de qué era capaz es un poco arriesgado. Lo que si, coincidió en opinión con lo que ahora parecían mayoría: El ataque debía producirse dispar, y pareciendo oleadas. Al menos debían extremar precaución, pues de una técnica podían eliminar a muchos cientos de shinobis.
En lo que parecía última instancia, la mujer de las mariposas pareció querer cerrar la reunión. Eso pareció al menos, pues muy lejos de la realidad, lo que verdaderamente le interesaba era poner en conocimiento un nuevo problema: Dragón Rojo. Al parecer, ésta "empresa" había tomado por rehenes a dos shinobis de Kusagakure. Rehenes a los cuales la mujer esa había vendido sin piedad. Bueno, sin piedad no: "Por el bien de los demás". Por un instante, Hayato sintió lo frívola y cabrona que podía llegar a ser esa mujer... Datsue no mentía, no se equivocaba con respecto a ella en un sólo ápice. Aparte de eso, la mujer sentenció que había recibido un último regalo de la banda, un pergamino que dejó sobre la mesa.
Antes siquiera de tratar de leerlo, hayato se acercó a Datsue. —Esa banda... ¿No es la que atacó a todos los señores feudales? ¿La que atacó el torneo ese? —Preguntó, carente de demasiada información veraz. A lo sumo, había escuchado de segundas, o terceras personas. Él no había vivido esa vorágine de destrucción y muerte, por suerte.
Tras hablar con Datsue, sí que trataría de leer por encima el pergamino, en lo que le fuese posible.