6/04/2022, 21:57
Ahora que, de momento, habían terminado con el tema de la estrategia, la Morikage decidió tomar la palabra para añadir un tema más a la reunión: Dragón Rojo.
Aparentemente, Kintsugi había recibido hacía poco una visita de Uchiha Zaide, quien había secuestrado a dos de sus shinobi y había pedido lo que Kintsugi consideraba que era una cantidad desorbitada de dinero. Tanto como para sacrificar el estilo de vida del resto de ciudadanos si lo pagaba.
Por supuesto, Kintsugi se negó, pero Shanise no conseguía entender cómo alguien podía pedir tantísimo dinero por dos ninjas de rango bajo.
Finalmente, la Morikage les dejó leer una carta que le había entregado el mismo Zaide, en la que la amenazaba con aliarse con Kurama para reventar Kusagakure si no cumplía sus condiciones.
Pobre imbécil. Ya había conseguido hacerse enemigo de todo Oonindo en el Torneo de los Dojos, pero con esta amenaza había sellado su destino del todo. Aunque no podían precipitarse.
— Es cierto que Dragón Rojo continúa siendo un problema real, pero no podemos dividir nuestras fuerzas aún más, considerando que Kurama ya nos tiene bastante divididos. —Expuso—. Aún así, debemos encargarnos de estos hijos de puta. Una amenaza a Kusagakure es una amenaza a la alianza. Ya tenemos todo Oonindo empapelado con sus caras, pero todavía nos falta terminar de apretarles la cuerda en el cuello.
Shanise miró al resto de Kages.
— Propongo hacerlos nuestro siguiente objetivo, después del País del Rayo.
Aparentemente, Kintsugi había recibido hacía poco una visita de Uchiha Zaide, quien había secuestrado a dos de sus shinobi y había pedido lo que Kintsugi consideraba que era una cantidad desorbitada de dinero. Tanto como para sacrificar el estilo de vida del resto de ciudadanos si lo pagaba.
Por supuesto, Kintsugi se negó, pero Shanise no conseguía entender cómo alguien podía pedir tantísimo dinero por dos ninjas de rango bajo.
Finalmente, la Morikage les dejó leer una carta que le había entregado el mismo Zaide, en la que la amenazaba con aliarse con Kurama para reventar Kusagakure si no cumplía sus condiciones.
Pobre imbécil. Ya había conseguido hacerse enemigo de todo Oonindo en el Torneo de los Dojos, pero con esta amenaza había sellado su destino del todo. Aunque no podían precipitarse.
— Es cierto que Dragón Rojo continúa siendo un problema real, pero no podemos dividir nuestras fuerzas aún más, considerando que Kurama ya nos tiene bastante divididos. —Expuso—. Aún así, debemos encargarnos de estos hijos de puta. Una amenaza a Kusagakure es una amenaza a la alianza. Ya tenemos todo Oonindo empapelado con sus caras, pero todavía nos falta terminar de apretarles la cuerda en el cuello.
Shanise miró al resto de Kages.
— Propongo hacerlos nuestro siguiente objetivo, después del País del Rayo.