10/04/2022, 12:44
La chica forzuda y musculada aclaró a Siete que en efecto, Dragón Rojo era esa banda de maleantes que tiempo atrás liaron un gran escándalo. Bueno, más que un mero escándalo, armaron un pitoste de la hostia, y mataron e hirieron a cientos de personas. Nadie ni nada pudieron hacer para evitar esa masacre, y eso que ahí se encontraban en su día los tres kages.
—Entiendo... —Respondió a Ranko.
Y conforme las palabras iban fluyendo, el Senju fue un poco más consciente de la gravedad del asunto. Si ya de por sí esa banda era peligrosa, el tener entre sus miembros a un Uchiha capaz de teletransportarse a cualquier parte del mundo era... LA GUINDA DEL PASTEL. Además, eso explicaba el porqué aún no habían podido lidiar con ellos: En cuanto los localizas, pueden esfumarse en unas décimas de segundo. Si unían fuerzas con Kurama, podía ser de todo menos gracioso. Y precisamente, no es que ya fuesen sobrados en la guerra contra ese zorro.
Fuese como fuese, aunque no tuviesen que afrontar en ese mismo momento la amenaza, era un peligro potencialmente mortal. Pero más mortífera era aún la incapacidad cerebral de la líder de Kusagakure. La tiparraca mariposa esa era todo y más de lo que Datsue le había avisado. No era peligrosa y demente, era lo siguiente a ello.
El diccionario había de modificarse...
Demente:
1. adj. Loco, falto de juicio.
2. adj. Med. Que padece demencia (Deterioro de las facultades mentales).
3. comp. Situación mental parecida a Kintsugi. Requiere visitar a un psiquiatra urgentemente.
¡La madre que la trajo!.
¿De verdad para ella era más aceptable sacrificar a toda la villa antes que cambiar un sistema político? Si bien Siete pensaba que era una puta mierda, que no le gustaba en absoluto ese sistema, de ahí a dejar morir a cientos de personas por enfrascarse en no cambiar su pensamiento... ¡JODER! ¡ESTÁ COMO UNA PUTA CABRA!.
Datsue fue el primero en dignarse a contestar a ese MONSTRUO, y lo hizo con una calma, sosiego, y carisma como se podían esperar de un buen Kage. Siete la habría mandado a freír espárragos, sin duda. Y tras las palabras de Datsue, Siete quiso suspirar, pero se tuvo que contener. No era nadie en esa reunión, y eso bien lo sabía pese a tener el apoyo del Uzukage.
—Siento interrumpir, pero... —Hizo un inciso, incapaz de ahogar sus pensamientos. —¿Por qué iniciar la mecha de un explosivo que tenemos en las manos?. Son criminales, y con ellos no se debe cumplir exigencias normalmente, pero no tiene porqué ser cierto del todo. ¿Tanto cuesta hacerles pensar que se va a implementar ese sistema político?. Se puede aparentar, mimetizar la situación en lo que afrontamos el mayor problema, y tras ello volver a la normalidad y afrontar a ese grupo.
»Hay más tonos entre el blanco y el negro. Ser radicales nunca solucionó problema alguno.
En esos momentos, Siete quiso echar en cara el juramento que todo kage hace para su villa, pero en vez de eso calló y apretó con fuerza su pierna con la zurda. De haber tenido algo de fuerza, seguramente hasta se habría hecho daño. Por suerte o por desgracia, tenía menos fuerza que un tornillo bañado en shinobi-pepsi.
—Entiendo... —Respondió a Ranko.
Y conforme las palabras iban fluyendo, el Senju fue un poco más consciente de la gravedad del asunto. Si ya de por sí esa banda era peligrosa, el tener entre sus miembros a un Uchiha capaz de teletransportarse a cualquier parte del mundo era... LA GUINDA DEL PASTEL. Además, eso explicaba el porqué aún no habían podido lidiar con ellos: En cuanto los localizas, pueden esfumarse en unas décimas de segundo. Si unían fuerzas con Kurama, podía ser de todo menos gracioso. Y precisamente, no es que ya fuesen sobrados en la guerra contra ese zorro.
Fuese como fuese, aunque no tuviesen que afrontar en ese mismo momento la amenaza, era un peligro potencialmente mortal. Pero más mortífera era aún la incapacidad cerebral de la líder de Kusagakure. La tiparraca mariposa esa era todo y más de lo que Datsue le había avisado. No era peligrosa y demente, era lo siguiente a ello.
El diccionario había de modificarse...
Demente:
1. adj. Loco, falto de juicio.
2. adj. Med. Que padece demencia (Deterioro de las facultades mentales).
3. comp. Situación mental parecida a Kintsugi. Requiere visitar a un psiquiatra urgentemente.
¡La madre que la trajo!.
¿De verdad para ella era más aceptable sacrificar a toda la villa antes que cambiar un sistema político? Si bien Siete pensaba que era una puta mierda, que no le gustaba en absoluto ese sistema, de ahí a dejar morir a cientos de personas por enfrascarse en no cambiar su pensamiento... ¡JODER! ¡ESTÁ COMO UNA PUTA CABRA!.
Datsue fue el primero en dignarse a contestar a ese MONSTRUO, y lo hizo con una calma, sosiego, y carisma como se podían esperar de un buen Kage. Siete la habría mandado a freír espárragos, sin duda. Y tras las palabras de Datsue, Siete quiso suspirar, pero se tuvo que contener. No era nadie en esa reunión, y eso bien lo sabía pese a tener el apoyo del Uzukage.
—Siento interrumpir, pero... —Hizo un inciso, incapaz de ahogar sus pensamientos. —¿Por qué iniciar la mecha de un explosivo que tenemos en las manos?. Son criminales, y con ellos no se debe cumplir exigencias normalmente, pero no tiene porqué ser cierto del todo. ¿Tanto cuesta hacerles pensar que se va a implementar ese sistema político?. Se puede aparentar, mimetizar la situación en lo que afrontamos el mayor problema, y tras ello volver a la normalidad y afrontar a ese grupo.
»Hay más tonos entre el blanco y el negro. Ser radicales nunca solucionó problema alguno.
En esos momentos, Siete quiso echar en cara el juramento que todo kage hace para su villa, pero en vez de eso calló y apretó con fuerza su pierna con la zurda. De haber tenido algo de fuerza, seguramente hasta se habría hecho daño. Por suerte o por desgracia, tenía menos fuerza que un tornillo bañado en shinobi-pepsi.