27/04/2022, 17:30
(Última modificación: 27/04/2022, 17:30 por Amedama Daruu.)
—Desde luego somos un grupo... variopinto —le comentó su hermana.
Umi echó un vistazo a los ninjas que iban subiendo al barco tras ellas, y que acabarían siendo sus compañeros de equipo. Había una muchacha con una curiosa trenza rubia en cascada, que vestía un chaleco anaranjado bastante llamativo. A juzgar por la enorme espiral carmesí en su espalda, una fanática más de Uzushiogakure. También había otro fanático de la Espiral, un Uchiha como ellas, con el pelo de color blanco. ¿Serían canas naturales o se tintaría? O estaba de moda el tinte o había una rara predisposición genética que desconocía en la aldea, porque había otro tipo también con el pelo blanco. Lo primero que le llamó la atención de aquél destartalado muchacho fue que desde allí, lejos, parecía tener los dientes recubiertos de metal. ¿Un aparato o un arma exótica?
Umi superó.
—Parecemos una caja de caramelos, con tanto colorín —rio Umi por primera vez—. Esos dos ya vienen chupados —susurró, dándole un codazo a Umi y dirigiendo la mirada a Natsu y a Hayato cuando no estaban mirando.
Todo el mundo a bordo, el barco partió y provocó un bamboleo que mareó a Suzaku y la derrotó antes de que empezase a combatir. Umi la observó, preocupada. Aunque una voz la sobresaltó. La de Uchiha Raito, de quien se decía que había sido el mentor del Uzukage. Bueno, Umi sabía que había sido el mentor del Uzukage y también de Uchiha Akame, el otro llamado Hermano del Desierto. Un criminal peligroso y buscado. Aquél tipo se parecía más a este que a Datsue, y verlo casi daba tanto miedo como lo que evocaba el nombre de Uchiha Akame al oírlo.
Por supuesto, intentó romper el hielo con una broma malísima. Al menos, a Uchiha Umi no le hizo ni puta gracia. «Encima de pagar poco nos va a quitar el dinero... una mierda.» Por supuesto, a Umi le pagaban poco porque hasta ese entonces se había negado a hacer ni una misión superior al rango D, no fuera a ser que se enraizara demasiado a los cimientos de la aldea y subiera rangos innecesariamente. «Y en cuanto expresase una idea demasiado peligrosa para el status quo del Consejo y de la jerarquía de Hanabi y Datsue, perderé la cabeza misteriosamente. Un cuerpo aparece flotando en los muelles...» —se burló internamente.
Ellas y sus compañeros antes mencionados acabaron asingados al Escuadrón 42, bajo el liderazgo de Tsuta Neiru, jōnin. Umi siguió a su hermana y se cruzó de brazos frente a su líder. Todos los demás fueron presentándose, y Umi trató de recordar bien los nombres de cada uno. Himura Hana «"Chica Patriota"...», Uchiha Natsu «"Paliducho"...» y Senju Hayato «y "Flacucho"...»
—Uchiha Umi —se presentó ella, con un desganado saludo militar.
Umi echó un vistazo a los ninjas que iban subiendo al barco tras ellas, y que acabarían siendo sus compañeros de equipo. Había una muchacha con una curiosa trenza rubia en cascada, que vestía un chaleco anaranjado bastante llamativo. A juzgar por la enorme espiral carmesí en su espalda, una fanática más de Uzushiogakure. También había otro fanático de la Espiral, un Uchiha como ellas, con el pelo de color blanco. ¿Serían canas naturales o se tintaría? O estaba de moda el tinte o había una rara predisposición genética que desconocía en la aldea, porque había otro tipo también con el pelo blanco. Lo primero que le llamó la atención de aquél destartalado muchacho fue que desde allí, lejos, parecía tener los dientes recubiertos de metal. ¿Un aparato o un arma exótica?
Umi superó.
—Parecemos una caja de caramelos, con tanto colorín —rio Umi por primera vez—. Esos dos ya vienen chupados —susurró, dándole un codazo a Umi y dirigiendo la mirada a Natsu y a Hayato cuando no estaban mirando.
Todo el mundo a bordo, el barco partió y provocó un bamboleo que mareó a Suzaku y la derrotó antes de que empezase a combatir. Umi la observó, preocupada. Aunque una voz la sobresaltó. La de Uchiha Raito, de quien se decía que había sido el mentor del Uzukage. Bueno, Umi sabía que había sido el mentor del Uzukage y también de Uchiha Akame, el otro llamado Hermano del Desierto. Un criminal peligroso y buscado. Aquél tipo se parecía más a este que a Datsue, y verlo casi daba tanto miedo como lo que evocaba el nombre de Uchiha Akame al oírlo.
Por supuesto, intentó romper el hielo con una broma malísima. Al menos, a Uchiha Umi no le hizo ni puta gracia. «Encima de pagar poco nos va a quitar el dinero... una mierda.» Por supuesto, a Umi le pagaban poco porque hasta ese entonces se había negado a hacer ni una misión superior al rango D, no fuera a ser que se enraizara demasiado a los cimientos de la aldea y subiera rangos innecesariamente. «Y en cuanto expresase una idea demasiado peligrosa para el status quo del Consejo y de la jerarquía de Hanabi y Datsue, perderé la cabeza misteriosamente. Un cuerpo aparece flotando en los muelles...» —se burló internamente.
Ellas y sus compañeros antes mencionados acabaron asingados al Escuadrón 42, bajo el liderazgo de Tsuta Neiru, jōnin. Umi siguió a su hermana y se cruzó de brazos frente a su líder. Todos los demás fueron presentándose, y Umi trató de recordar bien los nombres de cada uno. Himura Hana «"Chica Patriota"...», Uchiha Natsu «"Paliducho"...» y Senju Hayato «y "Flacucho"...»
—Uchiha Umi —se presentó ella, con un desganado saludo militar.