11/05/2022, 22:37
Datsue se levantó.
—Si supieses por qué acepté este sombrero… Si supieses por qué me inscribí en la Academia… Si supieses lo que estuve a punto de hacer por amor… Lo que estuve a punto de hacer cuando pensé que Hanabi… Cuando creí que… —negó con la cabeza, y dejó el sombrero sobre la mesa. Se desanudó la capa de Uzukage y la dejó sobre el respaldo del sillón—. Pero no lo sabes. Claro que no lo sabes, o no me estarías acusando de todo esto.
«No me importa... ¡no me importas una mierda! ¿¡Por qué no te das cuenta!?». Umi bajó la mirada y apretó los puños con fuerza.
—¿Quieres odiarme, Umi? Entonces hazlo por las razones correctas —dijo, acercándose tanto a ella que apenas quedaron a un palmo—. Ódiame porque cuando tenía los mismos años que tu hermana, por unos días, yo también me dejé tentar por las palabras de Zoku.
—No has entendido nada...
—Ódiame porque por amor, yo también estuve dispuesto a traicionar a la villa, y la única forma de detenerme fue con una paliza que me dejó dos meses en el hospital. Ódiame, porque después de eso llegué a enamorarme tanto de lo que significa Uzushiogakure no sato, ¡lo que de verdad significa!, que estoy dispuesto a arriesgar la vida de tu hermana por protegerla.
—¡No entiendes nada! —Umi comenzó a temblar, y apretó tanto los puños que le dolieron.
Pero no fue por contarle su vida, demostrando que era un egocéntrico terrible, por lo que Umi accedió a lo que Datsue estaba a punto de pedirle. No fue por poner en riesgo la vida de su hermana, tampoco. No fue por eso por lo que empezó a odiarle, incluso más que antes.
Fue por...
—Ódiame, porque tengo más similitudes con tu padre de las que tú jamás querrías ver y yo jamás admitiré ante nadie, pero él murió por ello y yo sigo vivo, y eso es injusto. Y ahora toma todo ese odio, Umi…
«No te atrevas...»
Fue por...
»… y golpéame con él. La habitación está insonorizada, nadie vendrá a detenerte. Nadie sabrá lo que has hecho. Hazlo, Umi.
—N0 te atrevas...
Fue por...
»… seré tu Uzukage. Y sí, aunque te joda oírlo, también tu escudo. Incluso si eso significa ser el escudo de tu propio odio. Así que hazlo. Hazlo, hazlo, ¡hazlo!
—¡¡NO TE ATREVAS...!!
Fue por...
El brazo derecho de Umi estaba envuelto en llamas rojas, anaranjadas y azules cuando su puño estampó el rostro de Uchiha Datsue, forjó una deflagración en el aire y le hizo salir despedido hacia atrás, rompiendo el ventanal tras el sillón y cayendo en las aguas del riachuelo que rodeaba al edificio. Umi resolló, y se dio cuenta en ese momento que probablemente se había condenado para siempre. Odiaba a Uchiha Datsue, le odiaba. Y le podría haber golpeado por muchas cosas...
...pero fue porque estaba haciéndola dudar.
—Si supieses por qué acepté este sombrero… Si supieses por qué me inscribí en la Academia… Si supieses lo que estuve a punto de hacer por amor… Lo que estuve a punto de hacer cuando pensé que Hanabi… Cuando creí que… —negó con la cabeza, y dejó el sombrero sobre la mesa. Se desanudó la capa de Uzukage y la dejó sobre el respaldo del sillón—. Pero no lo sabes. Claro que no lo sabes, o no me estarías acusando de todo esto.
«No me importa... ¡no me importas una mierda! ¿¡Por qué no te das cuenta!?». Umi bajó la mirada y apretó los puños con fuerza.
—¿Quieres odiarme, Umi? Entonces hazlo por las razones correctas —dijo, acercándose tanto a ella que apenas quedaron a un palmo—. Ódiame porque cuando tenía los mismos años que tu hermana, por unos días, yo también me dejé tentar por las palabras de Zoku.
—No has entendido nada...
—Ódiame porque por amor, yo también estuve dispuesto a traicionar a la villa, y la única forma de detenerme fue con una paliza que me dejó dos meses en el hospital. Ódiame, porque después de eso llegué a enamorarme tanto de lo que significa Uzushiogakure no sato, ¡lo que de verdad significa!, que estoy dispuesto a arriesgar la vida de tu hermana por protegerla.
—¡No entiendes nada! —Umi comenzó a temblar, y apretó tanto los puños que le dolieron.
Pero no fue por contarle su vida, demostrando que era un egocéntrico terrible, por lo que Umi accedió a lo que Datsue estaba a punto de pedirle. No fue por poner en riesgo la vida de su hermana, tampoco. No fue por eso por lo que empezó a odiarle, incluso más que antes.
Fue por...
—Ódiame, porque tengo más similitudes con tu padre de las que tú jamás querrías ver y yo jamás admitiré ante nadie, pero él murió por ello y yo sigo vivo, y eso es injusto. Y ahora toma todo ese odio, Umi…
«No te atrevas...»
Fue por...
»… y golpéame con él. La habitación está insonorizada, nadie vendrá a detenerte. Nadie sabrá lo que has hecho. Hazlo, Umi.
—N0 te atrevas...
Fue por...
»… seré tu Uzukage. Y sí, aunque te joda oírlo, también tu escudo. Incluso si eso significa ser el escudo de tu propio odio. Así que hazlo. Hazlo, hazlo, ¡hazlo!
—¡¡NO TE ATREVAS...!!
Fue por...
¡¡...A COMPARARTE CON MI PADRE!!
El brazo derecho de Umi estaba envuelto en llamas rojas, anaranjadas y azules cuando su puño estampó el rostro de Uchiha Datsue, forjó una deflagración en el aire y le hizo salir despedido hacia atrás, rompiendo el ventanal tras el sillón y cayendo en las aguas del riachuelo que rodeaba al edificio. Umi resolló, y se dio cuenta en ese momento que probablemente se había condenado para siempre. Odiaba a Uchiha Datsue, le odiaba. Y le podría haber golpeado por muchas cosas...
...pero fue porque estaba haciéndola dudar.