24/06/2022, 17:03
A Hana le hubiese encantado decir que se había confundido. Que Neiru había errado el tiro de la bomba de luz. Pero ¿por qué iba a lanzar una bomba de luz ahora? Estaban solos, a punto de entrar sigilosamente en el lugar. No había ninguna otra opción que la obvia.
— ¡Es Neiru! ¡Es una traidoraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh! — gritó a pleno pulmón para caer completamente cegada contra el suelo.
Se había llevado las manos a los ojos para frotarselos, totalmente fulminados por el destello, lo cual hizo todavía más contundente el golpe contra el suelo. Esa perra había cancelado la técnica, haciendola caer a toda velocidad y golpeandose contra la dura roca. No había podido amortiguar la caida, completamente cegada, así que quedó sin aliento planchada contra el suelo.
Apenas pudo ponerse de rodillas, frotandose los ojos, cuando el suelo se convirtió en un denso barro que atrapó toda la parte inferior de su cuerpo. No habían siquiera entrado en el lugar y ya estaban en una emboscada y ella completamente atrapada.
— ¡Chicos! ¡No puedo moverme!
Una traidora. Su capitana, Tsuta Neiru, era una traidora. Ni siquiera había estado con ella tanto tiempo, casi ni habían hablado, pero la idea la ponía enferma. Su traición ardía en su pecho más que ningun golpe que pudieran darle. ¿Cómo podía haber hecho algo así? Toda la ilusión que había sentido cuando la había hecho volar se estampó a tanta velocidad como había hecho ella. De repente, todo era mucho más oscuro que antes. Pero no había tiempo para ahondar en el dolor de su corazón.
Se sobrepuso a todo eso tan rápido como pudo, encadenando cuatro sellos para hacer una contención de emergencia. Si los demás no podían detener el meteorito, al menos habría un muro de seis metros de altura y cuatro de largo para parar lo que cayese (80 PV de defensa). El muro aparecería frente a ella con su más que reconocible espiral en la pared.
Una vez volviese a ver intentaría localizar a sus compañeros y ver si estaban bien, a saber qué había hecho Neiru después de cegarles.
— ¡Es Neiru! ¡Es una traidoraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh! — gritó a pleno pulmón para caer completamente cegada contra el suelo.
Se había llevado las manos a los ojos para frotarselos, totalmente fulminados por el destello, lo cual hizo todavía más contundente el golpe contra el suelo. Esa perra había cancelado la técnica, haciendola caer a toda velocidad y golpeandose contra la dura roca. No había podido amortiguar la caida, completamente cegada, así que quedó sin aliento planchada contra el suelo.
Apenas pudo ponerse de rodillas, frotandose los ojos, cuando el suelo se convirtió en un denso barro que atrapó toda la parte inferior de su cuerpo. No habían siquiera entrado en el lugar y ya estaban en una emboscada y ella completamente atrapada.
— ¡Chicos! ¡No puedo moverme!
Una traidora. Su capitana, Tsuta Neiru, era una traidora. Ni siquiera había estado con ella tanto tiempo, casi ni habían hablado, pero la idea la ponía enferma. Su traición ardía en su pecho más que ningun golpe que pudieran darle. ¿Cómo podía haber hecho algo así? Toda la ilusión que había sentido cuando la había hecho volar se estampó a tanta velocidad como había hecho ella. De repente, todo era mucho más oscuro que antes. Pero no había tiempo para ahondar en el dolor de su corazón.
Se sobrepuso a todo eso tan rápido como pudo, encadenando cuatro sellos para hacer una contención de emergencia. Si los demás no podían detener el meteorito, al menos habría un muro de seis metros de altura y cuatro de largo para parar lo que cayese (80 PV de defensa). El muro aparecería frente a ella con su más que reconocible espiral en la pared.
Una vez volviese a ver intentaría localizar a sus compañeros y ver si estaban bien, a saber qué había hecho Neiru después de cegarles.