9/07/2022, 16:51
(Última modificación: 9/07/2022, 16:52 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Suzaku clavó el kunai en la pared del acantilado. Umi pasó por su lado y se aferró con fuerza a la cuerda de cáñamo, que raspó las palmas de sus manos. Le hizo desear comprarse unos guantes. De nuevo, de forma pendular, se vio dirigiéndose hacia la pared. Antepuso las piernas por delante y flexionó las rodillas con el impacto. Las hermanas consiguieron mantenerse con dignidad, aunque no sin resbalar un poco. Umi miró hacia arriba: las temblorosas manos de su hermana se cerraban en torno a un kunai que había rasgado parte de la ladera, amenazando con traicionarlas.
—¿Estás bien, Umi?
—Estoy viva. Eso me vale. —Umi apretó los dientes y se forzó a no mirar hacia abajo. Con ayuda de la cuerda y del chakra, consiguió ponerse a la altura de su hermana.
—Tenemos que volver arriba. —sentenció su hermana sin un ápice de duda, y comenzó a escalar con celeridad.
—¡No, Sushi! ¡Espe... AGH! ¡La mato! —Era el momento perfecto para esperar. Para aguardar a que el peligro de muerte hubiera sido aplacado por Uchiha Datsue. Pero no, ella tenía que subir y arriesgar la vida. Era tan estúpida, tan estúpida...
Ni siquiera pudo pensar en activar el Sharingan. Porque el hecho en el que su hermana parecía no reparar es que seguían atadas por una cuerda, de no mucha longitud, de hecho. Tuvo que subir corriendo por el acantilado, y cuando Suzaku trató de auxiliar a Hana, ella se vio irremediablemente arrastrada por el suelo de una forma totalmente humillante.
—¡SUZAKU POR LA MADRE QUE TE PARIÓ, CORTA LA PUÑETERA CUERDA! —gritó, mientras intentaba alcanzar su portaobjetos.
—¿Estás bien, Umi?
—Estoy viva. Eso me vale. —Umi apretó los dientes y se forzó a no mirar hacia abajo. Con ayuda de la cuerda y del chakra, consiguió ponerse a la altura de su hermana.
—Tenemos que volver arriba. —sentenció su hermana sin un ápice de duda, y comenzó a escalar con celeridad.
—¡No, Sushi! ¡Espe... AGH! ¡La mato! —Era el momento perfecto para esperar. Para aguardar a que el peligro de muerte hubiera sido aplacado por Uchiha Datsue. Pero no, ella tenía que subir y arriesgar la vida. Era tan estúpida, tan estúpida...
Ni siquiera pudo pensar en activar el Sharingan. Porque el hecho en el que su hermana parecía no reparar es que seguían atadas por una cuerda, de no mucha longitud, de hecho. Tuvo que subir corriendo por el acantilado, y cuando Suzaku trató de auxiliar a Hana, ella se vio irremediablemente arrastrada por el suelo de una forma totalmente humillante.
—¡SUZAKU POR LA MADRE QUE TE PARIÓ, CORTA LA PUÑETERA CUERDA! —gritó, mientras intentaba alcanzar su portaobjetos.