12/08/2022, 10:43
Aquella mañana no esperaba recibir ninguna carta, y mucho menos una ordenándome que debía ir a la oficina principal de la Sombra. ¿¡Por qué!? ¡¿Y si decía que estaba enferma?! ¡Que me dolía mucho la barriguita y estaba mareada, seguro que eso funcionaría! ¿Cómo vas a obligar a nadie a salir de casa estando en tan mal estado? Pero cuanto más quería evitarlo, más pensaba en ello. Me movía inquieta de un lado a otro de la casa, sin buscar realmente nada, y cada vez que pasaba por la puerta del salón mis ojos se desviaban a la carta que estaba en aquella mesita baja produciéndome una extraña sensación en la boca del estomago.
Y aquí estoy, esperando mi turno en una silla echa un manojo de nervios. Zarandeando las piernas porque la silla era demasiado alta a la vez que jugaba con los dedos de mis manos. Ojala que se hubiera acabado ya el horario de visita o algo así. Son funcionarios ¿no? Por la mañana no trabajan y por la tarde ni van a su lugar de trabajo. Seguro que estaba tomándose un descanso para el café de varias horas y cuando llegara no tendría tiempo para mí. O que se cayera por arte de magia el edificio entero. Bueno mejor eso no, que entonces me arrastraría a mi también y con mi mala suerte, seguro que acababa muerta. O puede que incluso peor, atrapada entre los escombros y sin poder pedir ayuda, muriendo asfixiada de hambre o deshidratada. Y puede que...
El ruido de unos pasos me sacó de mis pensamientos, y yo recé porque quien fuera no me hablara a mí. Pero cuando vislumbre la silueta de la persona, recé porque no quisiera pegarme. Era una chica bastante alta de cabellos oscuros con detalles azulados, que pasó por delante mía sin prestarme ninguna atención. Y menos mal, porque me aterraba aquel semblante serio que mostraba.
Las sillas que estaban a mi alrededor estaban vacías, lo que significaba el fin de mi paz. Por lo que yo sería seguramente la siguiente víctima.
Y aquí estoy, esperando mi turno en una silla echa un manojo de nervios. Zarandeando las piernas porque la silla era demasiado alta a la vez que jugaba con los dedos de mis manos. Ojala que se hubiera acabado ya el horario de visita o algo así. Son funcionarios ¿no? Por la mañana no trabajan y por la tarde ni van a su lugar de trabajo. Seguro que estaba tomándose un descanso para el café de varias horas y cuando llegara no tendría tiempo para mí. O que se cayera por arte de magia el edificio entero. Bueno mejor eso no, que entonces me arrastraría a mi también y con mi mala suerte, seguro que acababa muerta. O puede que incluso peor, atrapada entre los escombros y sin poder pedir ayuda, muriendo asfixiada de hambre o deshidratada. Y puede que...
El ruido de unos pasos me sacó de mis pensamientos, y yo recé porque quien fuera no me hablara a mí. Pero cuando vislumbre la silueta de la persona, recé porque no quisiera pegarme. Era una chica bastante alta de cabellos oscuros con detalles azulados, que pasó por delante mía sin prestarme ninguna atención. Y menos mal, porque me aterraba aquel semblante serio que mostraba.
Las sillas que estaban a mi alrededor estaban vacías, lo que significaba el fin de mi paz. Por lo que yo sería seguramente la siguiente víctima.