27/10/2022, 22:25
(Última modificación: 27/10/2022, 22:25 por Senju Hayato.)
Proseguían el camino, sin demorar un segundo. El tiempo es oro, y quien lo desperdicia no es más que un necio. Pero en cierto momento, la chica antepuso la mano a Siete, deteniendo su avance. Alertó de que había escuchado algo, y sugirió que se apartasen del camino y se echasen en el suelo. Lo primero era lo primero, no llamar la atención de nadie ni de nada. No sabía exactamente qué había escuchado, así que le hizo caso y corrió junto a ella fuera del camino, donde terminaron recostados sobre el suelo.
«¡La leche! ¡Vaya oído tiene!.»
Quedó boca abajo, mirando el horizonte. Quería saber exactamente de qué se trataba, pero sin embargo la oscuridad de la noche no acompañaba. Eso si, para lo bueno y para lo malo, por el momento también sería más difícil detectar al par de genin. Apenas transcurridos unos minutos, el chico pudo identificar unos sonidos que claramente destacaban en el silencio de la noche. Se trataba de un par de hombres, o chicos, que parecían discutir sobre una búsqueda. Uno parecía empeñado en continuar buscando una pulsera de plata, mientras que el otro sugería que debían irse si querían seguir con vida. Eso podía significar un par de cosas, que bien tenían un jefe bastante hijo de mala madre, o que bien tenían por ese campamento a un hijo de mala madre general. Fuese como fuese, eran malas noticias.
Pero oye, no todo eran malas noticias. Habían desvelado que tenían un campamento a cinco kilómetros en esa dirección, o al menos a esa distancia. Además, habían revelado que habían hecho prisioneros, lo cuál era otra noticia que no sabía muy bien catalogar como buena o mala. Los prisioneros a saber en qué condiciones estaban, y lo más importante, a saber si no habían cedido a unirse...
Los que habían peleado hasta el final, estaban regando los arrozales a pocos kilómetros de allí. Si habían terminado como rehenes, algún motivo habría.
Hayato miró a su compañera, e hizo un gesto de permanecer allí recostados, señalando el suelo y alzando levemente la mano contraria para señalar "pararse". No se le daban demasiado bien los signos, y ni por asomo sabía hablar el lenguaje de signos, pero ahora mismo hablar no parecía una buena idea. Tras esas primeras señales, movió sendas manos en circulos enfrentados, tratando de decir luego. Justo tras esa señal, señaló hacia donde escuchaba las voces, e imitó a dos personas con sendas manos, una tras de la otra.
¿Le habría entendido?.
«¡La leche! ¡Vaya oído tiene!.»
Quedó boca abajo, mirando el horizonte. Quería saber exactamente de qué se trataba, pero sin embargo la oscuridad de la noche no acompañaba. Eso si, para lo bueno y para lo malo, por el momento también sería más difícil detectar al par de genin. Apenas transcurridos unos minutos, el chico pudo identificar unos sonidos que claramente destacaban en el silencio de la noche. Se trataba de un par de hombres, o chicos, que parecían discutir sobre una búsqueda. Uno parecía empeñado en continuar buscando una pulsera de plata, mientras que el otro sugería que debían irse si querían seguir con vida. Eso podía significar un par de cosas, que bien tenían un jefe bastante hijo de mala madre, o que bien tenían por ese campamento a un hijo de mala madre general. Fuese como fuese, eran malas noticias.
Pero oye, no todo eran malas noticias. Habían desvelado que tenían un campamento a cinco kilómetros en esa dirección, o al menos a esa distancia. Además, habían revelado que habían hecho prisioneros, lo cuál era otra noticia que no sabía muy bien catalogar como buena o mala. Los prisioneros a saber en qué condiciones estaban, y lo más importante, a saber si no habían cedido a unirse...
Los que habían peleado hasta el final, estaban regando los arrozales a pocos kilómetros de allí. Si habían terminado como rehenes, algún motivo habría.
Hayato miró a su compañera, e hizo un gesto de permanecer allí recostados, señalando el suelo y alzando levemente la mano contraria para señalar "pararse". No se le daban demasiado bien los signos, y ni por asomo sabía hablar el lenguaje de signos, pero ahora mismo hablar no parecía una buena idea. Tras esas primeras señales, movió sendas manos en circulos enfrentados, tratando de decir luego. Justo tras esa señal, señaló hacia donde escuchaba las voces, e imitó a dos personas con sendas manos, una tras de la otra.
¿Le habría entendido?.