16/11/2022, 13:48
El Uzukage no respondió de forma directa a las pesquisas de su hermana. Tampoco lo hizo la desconocida, que, en su lugar... ¿siseó? De alguna manera, parecía estar divirtiéndose ante la reacción de los tres shinobi.
«No me gusta.» Decidió Suzaku, con un escalofrío, cuando los ambarinos ojos de la mujer se detuvieron por primera vez en ella. No sabía qué era, pero había algo en ella que no le gustaba. Era como un instinto innato. O podía ser que aquella reacción estuviera condicionada por todo lo que acababan de pasar. Pero el caso era que aquella tal Aodaishō no le daba ninguna buena sensación.
—Mucho me temo, Uzukage-ssssama... —dijo, con aquel molesto y extraño siseo entre dientes— que la ruta ferroviaria hacia Uzu ha ssssufrido un pequeño... Percance.
Suzaku funció el ceño al escucharla. ¿Que la ruta ferroviaria había sufrido un percance? ¿A qué se refería? No recordaba que nadie les hubiera informado de algo así... Insegura, miró de soslayo al Uzukage. En sus ojos volvía a brillar el Sharingan, pero su gesto estaba contraído en una mueca de dolor. Seguía sobrepasando sus límites...
—Ssssin embargo, humildemente puedo ofrecerossss una sssssolución... Un modo de viajar rápidamente hacia Uzusssshiogakure... Y ssssocorrer a los vuesssstrossss...
—Te seguimos —respondió el Uzukage, para estupefacción de Suzaku. ¿De verdad iba a confiar en aquella mujer? ¿Así, sin más?—. Aōdashi, solo para que lo sepas: hoy no es un buen día para joderme.
Culminó, con una amenaza velada que pondría los pelos de punta a cualquiera. Suzaku, antes de que Datsue arrancara a caminar, se adelantó:
—Uzukage-sama —le llamó, en un susurro. Intentaba que sólo él, y no Aodaishō, la escuchara—, no querría contradecir sus decisiones pero... ¿de verdad va a seguirla? ¿Y si ha sido ella quien ha hecho algo a las vías del tren? ¿Y si nos está conduciendo a una trampa?
«No me gusta.» Decidió Suzaku, con un escalofrío, cuando los ambarinos ojos de la mujer se detuvieron por primera vez en ella. No sabía qué era, pero había algo en ella que no le gustaba. Era como un instinto innato. O podía ser que aquella reacción estuviera condicionada por todo lo que acababan de pasar. Pero el caso era que aquella tal Aodaishō no le daba ninguna buena sensación.
—Mucho me temo, Uzukage-ssssama... —dijo, con aquel molesto y extraño siseo entre dientes— que la ruta ferroviaria hacia Uzu ha ssssufrido un pequeño... Percance.
Suzaku funció el ceño al escucharla. ¿Que la ruta ferroviaria había sufrido un percance? ¿A qué se refería? No recordaba que nadie les hubiera informado de algo así... Insegura, miró de soslayo al Uzukage. En sus ojos volvía a brillar el Sharingan, pero su gesto estaba contraído en una mueca de dolor. Seguía sobrepasando sus límites...
—Ssssin embargo, humildemente puedo ofrecerossss una sssssolución... Un modo de viajar rápidamente hacia Uzusssshiogakure... Y ssssocorrer a los vuesssstrossss...
—Te seguimos —respondió el Uzukage, para estupefacción de Suzaku. ¿De verdad iba a confiar en aquella mujer? ¿Así, sin más?—. Aōdashi, solo para que lo sepas: hoy no es un buen día para joderme.
Culminó, con una amenaza velada que pondría los pelos de punta a cualquiera. Suzaku, antes de que Datsue arrancara a caminar, se adelantó:
—Uzukage-sama —le llamó, en un susurro. Intentaba que sólo él, y no Aodaishō, la escuchara—, no querría contradecir sus decisiones pero... ¿de verdad va a seguirla? ¿Y si ha sido ella quien ha hecho algo a las vías del tren? ¿Y si nos está conduciendo a una trampa?