5/12/2022, 23:29
Datsue sacudió la mano, iracundo, mientras las últimas chispas de electricidad se perdían en el aire. Por supuesto, no había esperado acertar el primer golpe tan fácilmente. No contra un shinobi del nivel de Akame, fuese cual fuese su estado de forma. Pero había conseguido quitarle uno de sus salvavidas. «Le quedan dos», pensó, sombrío.
Sus ojos se detuvieron en Akame, ahora en lo alto de una rama. Era la primera vez en años que podía verle la cara. Estaba feo de cojones, pero eso tampoco es que fuese ninguna novedad. Sus palabras seguían igual de ácidas que antaño, como si siempre fuese un paso por delante que el resto. Que nadie se llevase al engaño, Akame el Profesional siempre lo había estado, pero... algo había cambiado en él. Algo menos apreciable que sus cicatrices y quemaduras, pero más profundo y significativo. Su chakra no brillaba con la intensidad de antaño, y su perspicacia...
Oh, sí, Datsue era un tipo impulsivo y siempre lo sería. Pero mucho ojo había perdido Akame si creía que seguía siendo el mismo.
—Te dije que tenía una razón a la altura, Akame. No te necesito a ti —respondió, lacónico—, solo a tu ojo izquierdo.
Nunca creyó que iba a colaborar en el remolino de la muerte que era su clan. ¿Cuántas historias le había contado Akame de Uchihas que mataban a sus hermanos por obtener un poder inimaginable? ¿Cuántos por simplemente tener una nueva luz, aunque no fuese eterna? ¿O por conseguir un nuevo poder? Datsue tan solo necesitaba aquella maldita técnica de teletransporte. Tenía a ninjas médicos en la Villa de las Aguas Termales que le harían el trasplante en cuestión de minutos. Si deshacían el camino ahora a través de Shukaku —podía hacer que volviese a él autolesionándose gravemente—, estarían en la capital en cuestión de un par de horas.
Obviamente, era mejor ahorrarse esas dos horas, pero...
—¿O qué pasa, Akame? Después de esconderte de mí durante años, después de mentirme toda tu maldita vida, ¿pretendes decir ahora que me harás el favor de llevarme a Uzu y no a una maldita trampa? —¿Una prisión con sello supresor de chakra, quizá? ¿La guarida de Dragón Rojo? ¿O en medio del mismísimo ejército de Kurama, allá en el norte? Si mataba a Akame, tenía una posibilidad de llegar a tiempo con su ojo. Si confiaba en él...
Si confiaba en él, podía condenar a Uzushiogakure por siempre.
Sus ojos se detuvieron en Akame, ahora en lo alto de una rama. Era la primera vez en años que podía verle la cara. Estaba feo de cojones, pero eso tampoco es que fuese ninguna novedad. Sus palabras seguían igual de ácidas que antaño, como si siempre fuese un paso por delante que el resto. Que nadie se llevase al engaño, Akame el Profesional siempre lo había estado, pero... algo había cambiado en él. Algo menos apreciable que sus cicatrices y quemaduras, pero más profundo y significativo. Su chakra no brillaba con la intensidad de antaño, y su perspicacia...
Oh, sí, Datsue era un tipo impulsivo y siempre lo sería. Pero mucho ojo había perdido Akame si creía que seguía siendo el mismo.
—Te dije que tenía una razón a la altura, Akame. No te necesito a ti —respondió, lacónico—, solo a tu ojo izquierdo.
Nunca creyó que iba a colaborar en el remolino de la muerte que era su clan. ¿Cuántas historias le había contado Akame de Uchihas que mataban a sus hermanos por obtener un poder inimaginable? ¿Cuántos por simplemente tener una nueva luz, aunque no fuese eterna? ¿O por conseguir un nuevo poder? Datsue tan solo necesitaba aquella maldita técnica de teletransporte. Tenía a ninjas médicos en la Villa de las Aguas Termales que le harían el trasplante en cuestión de minutos. Si deshacían el camino ahora a través de Shukaku —podía hacer que volviese a él autolesionándose gravemente—, estarían en la capital en cuestión de un par de horas.
Obviamente, era mejor ahorrarse esas dos horas, pero...
—¿O qué pasa, Akame? Después de esconderte de mí durante años, después de mentirme toda tu maldita vida, ¿pretendes decir ahora que me harás el favor de llevarme a Uzu y no a una maldita trampa? —¿Una prisión con sello supresor de chakra, quizá? ¿La guarida de Dragón Rojo? ¿O en medio del mismísimo ejército de Kurama, allá en el norte? Si mataba a Akame, tenía una posibilidad de llegar a tiempo con su ojo. Si confiaba en él...
Si confiaba en él, podía condenar a Uzushiogakure por siempre.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado