13/12/2022, 19:27
Sin embargo, fue su hermana la que la retuvo de seguir avanzando, agarrando su brazo.
—Quieta. Somos un estorbo para él.
—¡Pero, U...! —quiso protestar Suzaku. Pero entonces vio el rostro de su hermana contraído en aquella mueca de terror que tan pocas veces expresaba. Y aquello la impactó aún más.
Mientras tanto, el chirriante sonido de los mil pájaros terminó por atravesar el cuerpo de Akame. O eso había parecido, porque apenas un instante antes el chakra le envolvió por completo, y en un abrir y cerrar de ojos se había desplazado hasta lo más alto del árbol. Donde antes había estado su cuerpo, ahora sólo quedaba un tronco, maltrecho, atravesado y achicharrado que hizo saltar astillas por todas partes.
—Y aun así no has aprendido nada —le espetó, con los labios partidos torcidos en una mueca de decepción—, sigues siendo el mismo shinobi impulsivo de siempre. ¿Cómo pretendes llegar a Uzushio a tiempo para salvar a tu gente si me matas, aquí y ahora?
El Uzukage sacudió la mano, lleno de ira. Y las últimas chispas de su ataque se desvanecieron en el aire como los últimos pájaros en salir volando.
—Te dije que tenía una razón a la altura, Akame. No te necesito a ti, solo a tu ojo izquierdo. ¿O qué pasa, Akame? Después de esconderte de mí durante años, después de mentirme toda tu maldita vida, ¿pretendes decir ahora que me harás el favor de llevarme a Uzu y no a una maldita trampa?
Suzaku frunció el ceño, extrañada. ¿El ojo izquierdo de Akame? ¿Por qué iba a necesitarlo? Miró a su hermana, como si fuera a encontrar algún tipo de respuesta en ella. Pero, como el galimatías de un profeta que intenta parecer más místico e interesante de lo que es, las palabras que salieron de sus labios sólo consiguieron confundirla aún más:
—Matar a sangre de tu sangre es un viaje sin retorno al infierno.
—¡Vale, no estoy entendiendo nada! —exclamó, irritada—. ¿Quién es ese tal Akame? ¿De verdad nos va a llevar a Uzushiogakure? ¿Y entonces por qué Uzukage-sama está tan enfadado con él? ¿Y por qué onis va a necesitar su ojo izquierdo?
—Quieta. Somos un estorbo para él.
—¡Pero, U...! —quiso protestar Suzaku. Pero entonces vio el rostro de su hermana contraído en aquella mueca de terror que tan pocas veces expresaba. Y aquello la impactó aún más.
Mientras tanto, el chirriante sonido de los mil pájaros terminó por atravesar el cuerpo de Akame. O eso había parecido, porque apenas un instante antes el chakra le envolvió por completo, y en un abrir y cerrar de ojos se había desplazado hasta lo más alto del árbol. Donde antes había estado su cuerpo, ahora sólo quedaba un tronco, maltrecho, atravesado y achicharrado que hizo saltar astillas por todas partes.
—Y aun así no has aprendido nada —le espetó, con los labios partidos torcidos en una mueca de decepción—, sigues siendo el mismo shinobi impulsivo de siempre. ¿Cómo pretendes llegar a Uzushio a tiempo para salvar a tu gente si me matas, aquí y ahora?
El Uzukage sacudió la mano, lleno de ira. Y las últimas chispas de su ataque se desvanecieron en el aire como los últimos pájaros en salir volando.
—Te dije que tenía una razón a la altura, Akame. No te necesito a ti, solo a tu ojo izquierdo. ¿O qué pasa, Akame? Después de esconderte de mí durante años, después de mentirme toda tu maldita vida, ¿pretendes decir ahora que me harás el favor de llevarme a Uzu y no a una maldita trampa?
Suzaku frunció el ceño, extrañada. ¿El ojo izquierdo de Akame? ¿Por qué iba a necesitarlo? Miró a su hermana, como si fuera a encontrar algún tipo de respuesta en ella. Pero, como el galimatías de un profeta que intenta parecer más místico e interesante de lo que es, las palabras que salieron de sus labios sólo consiguieron confundirla aún más:
—Matar a sangre de tu sangre es un viaje sin retorno al infierno.
—¡Vale, no estoy entendiendo nada! —exclamó, irritada—. ¿Quién es ese tal Akame? ¿De verdad nos va a llevar a Uzushiogakure? ¿Y entonces por qué Uzukage-sama está tan enfadado con él? ¿Y por qué onis va a necesitar su ojo izquierdo?