14/12/2022, 13:56
(Última modificación: 14/12/2022, 13:58 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
El renegado se mantuvo impasible ante la réplica de su antiguo Hermano. No contaba con que Datsue fuese a confiar en él de primeras, y desde luego su labia nunca había sido algo a destacar. De hecho, Akame estaba bastante seguro de que si su vida dependiese en ese momento de convencer al Uzukage de sus verdaderas intenciones, lo mejor hubiera sido que él mismo se rajase la garganta. Así al menos no perderían el tiempo. Pero no, Akame no contaba con usar sus habilidades para convencer a Datsue; sino con aprovechar las de éste. Una, muy concretamente, que le permitía saber con asombrosa precisión si alguien estaba mintiendo o decía la verdad. Esa, y no otra, era la auténtica baza del Uchiha renegado.
—¿Qué te dicen tus ojos? —replicó, con una media sonrisa tan ácida como las lágrimas de un Oni—. No es un favor lo que te propongo, sino un acuerdo. Yo os llevaré a Uzushiogakure no Sato ahora mismo, y a cambio... —la voz le tembló un segundo, a punto de partirse, pero el criminal recuperó la compostura rápidamente— ... a cambio sólo quiero verla una última vez.
Como las palabras de los dioses, que estuvieran a la escucha también en semejante encuentro, la que parecía la mayor de aquellas dos kunoichis recitó una frase cargada de sabiduría. Lástima que para algunos ninjas ya fuese demasiado tarde. Akame nunca había matado a otro Uchiha, pero su expediente estaba tan lleno de rojo que el muchacho dudaba que el apellido de cada uno de los asesinados tuviera especial relevancia en su caso. Aun así, torció los labios en una sonrisa amarga.
—Veo que las tienes bien enseñadas —concedió, y luego añadió con resignación—. Lo tomas o lo dejas. Una última vez, Datsue, es lo único que pido. Luego, te garantizo que podrás hacer lo que quieras conmigo. No opondré resistencia.
Sus mandíbulas se tensaron un momento.
—Ahora bien, si es pelea lo que quieres, si sólo eso es lo que ansía tu corazón... Entonces te juro que me enfrentaré a ti con toda la furia que soy capaz de convocar.
Si el Uzukage se fijaba, podría verlo claro como el agua de un arroyo. Akame no mentía.
—¿Qué te dicen tus ojos? —replicó, con una media sonrisa tan ácida como las lágrimas de un Oni—. No es un favor lo que te propongo, sino un acuerdo. Yo os llevaré a Uzushiogakure no Sato ahora mismo, y a cambio... —la voz le tembló un segundo, a punto de partirse, pero el criminal recuperó la compostura rápidamente— ... a cambio sólo quiero verla una última vez.
Como las palabras de los dioses, que estuvieran a la escucha también en semejante encuentro, la que parecía la mayor de aquellas dos kunoichis recitó una frase cargada de sabiduría. Lástima que para algunos ninjas ya fuese demasiado tarde. Akame nunca había matado a otro Uchiha, pero su expediente estaba tan lleno de rojo que el muchacho dudaba que el apellido de cada uno de los asesinados tuviera especial relevancia en su caso. Aun así, torció los labios en una sonrisa amarga.
—Veo que las tienes bien enseñadas —concedió, y luego añadió con resignación—. Lo tomas o lo dejas. Una última vez, Datsue, es lo único que pido. Luego, te garantizo que podrás hacer lo que quieras conmigo. No opondré resistencia.
Sus mandíbulas se tensaron un momento.
—Ahora bien, si es pelea lo que quieres, si sólo eso es lo que ansía tu corazón... Entonces te juro que me enfrentaré a ti con toda la furia que soy capaz de convocar.
Si el Uzukage se fijaba, podría verlo claro como el agua de un arroyo. Akame no mentía.