14/03/2023, 20:48
Ren podía inspeccionar la pared tras la cascada todo lo que quisiese y seguiría viendo una pared. No era una ilusión ni era de mantequilla, era solida pared de roca. Lo máximo que podría vislumbrar era una extraña inconformidad a media altura. Era como si la pared tuviese... ¿hilos de piedra?
Justo cuando más cerca estuviese de la pared, oiria una voz.
— ¡Niña! ¡Solo una verdadera maestra de la katana sería capaz de encontrar el santuario sagrado! ¡Fuera de aquí!
Si se giraba vería que no había nadie tras ella, ni encima de ella, ni debajo, ni al lado. La voz parecía venir de la misma pared.
— ¡Para llegar aquí tendrías que cortar la cascada! ¿Entiendes la imposibilidad de tal hazaña?
Y a continuación un aullido retumbó por el lugar.
Justo cuando más cerca estuviese de la pared, oiria una voz.
— ¡Niña! ¡Solo una verdadera maestra de la katana sería capaz de encontrar el santuario sagrado! ¡Fuera de aquí!
Si se giraba vería que no había nadie tras ella, ni encima de ella, ni debajo, ni al lado. La voz parecía venir de la misma pared.
— ¡Para llegar aquí tendrías que cortar la cascada! ¿Entiendes la imposibilidad de tal hazaña?
Y a continuación un aullido retumbó por el lugar.