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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Por muy enfadada que estuviese no pudo evitar dedicar un rato en apoyarse contra la encimera y observar como Ren se quitaba la toalla y dejaba libre su melena, en un movimiento hipnotico para la rubia. Juraría que la morena tenía el cabello más corto, pero no, tenía una cabellera semejante a la suya.

No tardó en volver en sí. Sacó una olla, la llenó de agua y un poco de sal y la puso en el fuego. Aprovechó para charlar con Ren mientras esperaba.

¿Cual es tu plan para hoy?


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#77
¿Cual es tu plan para hoy?

Ninguno. Avísame cuando esté listo todo, princesa — dijo de espaldas a ella sin ningun remordimiento en ninguna de sus palabras, dirigiéndose al que ahora era el cuarto de ambas.

La idea de tumbarse a dormir sabía que no valdría desde un principio, pues no le daría tiempo a dormirse a menos que tardara mucho en hacer la comida. En su lugar dejaría la lata sobre el escritorio, y su atención recaería en la estantería de Hana; tenía una grandísima variedad, algunos seguramente eran recuerdos de la infancia, otros eran novelas e incluso una baldosa estaba dirigida a una enciclopedia y varios diccionarios. Cogió uno de la baldosa de los mangas el cual estaba ligeramente salido hacia arriba, aunque cualquiera hubiera sido igual que ese; pues todos eran shojos. Seguramente había hecho eso porque era el que estaba leyendo Hana, y se dedicó a ojearlo por encima pasando las páginas despacio.
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#78
Ninguno. Avísame cuando esté listo todo, princesa.

Acababa de llamarla... ¿princesa? Hana se ruborizó, pero Ren no lo vería pues estaba de espaldas, alejandose. La rubia barajó durante apenas un segundo la opción de detenerla, de pedirle que se quedase. Lo descartó rápidamente, negando con la cabeza. ¿Qué demonios le pasaba? Tenía que controlarse. Ren sencillamente decia y hacia lo primero que se le pasaba por la cabeza, ella tendría que dejar de tomarselo todo como si tuviese algún sentido.

Resopló para sí una vez Ren se hubiese marchado. Empezó a preparar un sofrito de cosas que poder echarle al tomate que después le echaría a la pasta mientras Ren hacia algo desconocido para ella, seguramente cotillearle la habitación.


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#79
Dos chicas que eran amigas, pero una de ellas veía a otra de forma distinta... Bla bla bla. No le dio mucha más importancia mientras seguía destripando el manga pasando las hojas, sin prestar nada de atención a los diálogos y el argumento; aunque no le importaría leerlo, el dibujo le parecía reamente bonito y frenó en una portada de un capítulo, donde una bella chica pelirroja peinaba su larga melena.

La verdad es que es mi tipo; es dulce, es obvio que es inteligente... Pero ese cambio de actitud radical de un momento a otro solo y exclusivamente conmigo, me saca de mis casillas — pronunció haciendo un gesto de disgusto en su rostro. — Meh, pero que más da; ahora encima somos hermanas — dijo soltando el libro en el lugar de donde lo había tomado, para sentarse en un acolchado y rosado cojín gigante para beber su refresco.

«Que le guste o no, ahora el problema es que somos parientes, hermanas... Hermanas... Her...» se ruborizó un poco a la vez que su corazón comenzó a latir con algo de fuerza, debatiéndose en que debía hacer. Al fin y al cabo, estaban solas; y si la odiaba, que la odiase por los restos de los confines del tiempo.
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#80
Lo bonito de hacer pasta es que de normal tardaba lo mismo en hervir la pasta que en hacer la salsa, ya fuese boloñesa o carbonara o... bueno, el pesto se hacia en un suspiro así que igual no cuenta. Pero en el resto le valía.

No sabía como le gustaba a Ren la salsa, así que decidió triturarlo todo para evitar que se encontrase tropezones de algo que le molestase. A ella le importaba poco al fin y al cabo. Una vez tenía la pasta y la salsa preparadas, lo echó todo en el mismo bol y removió y removió. Lo probó y decidió echarle un poco de sal. Volvió a menear y sirvió dos platos.

¡Ren-neechan! ¡La comida! — llamó mientras se quitaba el delantal de cocinar que no tenía claro en qué momento se lo había quitado.

Llevó ambos platos a la mesa que había frente a la televisión. Puso un concurso de comida, que era lo mejor que se podía ver comiendo y empezó a enrollar los espaguetis con el tenedor.

¡Reeeen-neeeeeechaaaaan! ¡Se te va a enfriar!


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#81
Miraba al techo sin cesar de darle vueltas a ello, preguntándose en que hacer, hasta que la voz de Hana la devolvió a la realidad; pero tanto el tono como la forma en la que la había llamado difería por completo de la noche anterior y de aquella misma mañana. Se asomó desde el marco de la puerta, preguntándose si tal vez hubiera envenenado la comida para luego excusarse con sus padres diciendo que Ren había confundido cualquier bote de bebida con uno de amoniaco o lejía.

Caminó despacio hasta el salón, estaba de espaldas a ella, viendo la televisión mientras comía en mitad del salon. ¿Y ella era la maleducada? Siempre comía en la pequeña cocina con su madre y su abuelo; había un pequeño televisor, y aunque rara vez se encendía, ninguno de ellos le prestaba atención. Con el largo camisón y aquellos pantalones cortos, caminó para sentarse de rodillas frente a la pequeña mesita donde reposaba su plato.

«Me cago en todo; y encima hace mi plato favorito» le dirigió una mirada con duda, y después se levantó directa hacia la cocina.

V-Voy a por algo de agua — respondió con voz temblorosa, preguntándose por qué había cambiado ahora su actitud frente a ella.
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#82
Hana miraba distraida la televisión mientras sorbía algunos espaguetis hasta que sintió la presencia de Ren y se giró de inmediato.

¡Mira al rubio! Está intentando hacer paella sin arroz. Ese va a perder seguro. — se quedó unos segundos contemplando la figura de Ren, quitando su belleza. que le parecía casi injusta, había algo que no encajaba.

V-Voy a por algo de agua

Entonces fue cuando se dio cuenta de lo que no encajaba.

Ren, ¿no te habías llevado una lata? ¿Y la lata, Ren? No la habrás dejado en la habitación, ¿no?


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#83
En su interior, escucho como una ventana se rompió en mil pedazos. Demasiado rara se estaba comportando con ella; el doctor Jeklly se fue y volvio Mister Hyde, ahora todo parecía volver a la normalidad. Volvió con el ceño fruncido, y una botella de agua junto a un vaso de plástico duro de color pistacho apagado.

Luego iré por ella; esta vacía así que qué más da — dijo sentándose de rodillas junto a su plato, y dejando la botella y el vaso encima de la mesa.

El plato humeaba y pese a no llevar nada más que la salsa de tomate y algo de sal, para ella se veía más que apetecible. Comenzó a comer degustando el plato sin prisa, dirigiendo más la mirada al plato que a la pantalla de televisor, a diferencia de su hermana.
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#84
Luego iré por ella; esta vacía así que qué más da

¿Que qué más da? Bueno, pues no sé. Estas en una casa ajena a la que acabas de llegar, ¿por qué no dejar mierda tirada por toda la casa? No sé, eh. Pero Hana respiró hondo. Había decidido darle una tregua a la cruzada que tenía con Ren, no tenía sentido intentar convencer a nadie de hacer nada en contra de su voluntad si después iba a seguir haciendolo.

Tendría que aprender a convivir con una neandertal incapaz de sencillamente no dejar basura por ahí. Respiró hondo y volvió a su comida. Sabía que el enfado no era enteramente por lo de su hermana, aún así, prefirió pasar la comida en silencio, volviendo a su plan inicial de ignorar a la morena.

Total, Ren tampoco parecía interesada en nada de lo que decía Hana. Cuando le había explicado sus problemas básicamente se había ido sin decirle nada y ahora directamente había ignorado su comentario. Solo le interesaba comer, pues a ella también. Con el ceño fruncido y más pendiente de sus propios pensamiento que del programa, fue devorando sus propios espaguetis.


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#85
Siguió comiendo, mirando de reojo la televisión y en una ocasión directamente a Hana; apartando la mirada con velocidad, si conectaban sus miradas se hubiera avergonzado en aquel mismo instante.

Estaba muy bueno — dijo con sinceridad, esperando a que ella acabara para llevarse el plato de ambas uno encima de otro; al final apenas bebió de la botella. — Es lo menos que puedo hacer; ya que has cocinado, déjame limpiarlos a mí.

Y tras ello se iría directa al fregadero, intentando desviar sus pensamientos en la espumosa y fría agua que bañaban los platos y sus manos.
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#86
Estaba muy buenoEs lo menos que puedo hacer; ya que has cocinado, déjame limpiarlos a mí.

Hana no dijo nada, no pensó nada, dejo que Ren hiciese lo que le diese la gana, era lo que iba a seguir haciendo dijese lo que dijese Hana. Se levantó y se dirigió de nuevo al estudio.

Pues yo vuelvo a lo mio. Nos vemos luego. — dijo con un tono claramente molesto.

Ya ni siquiera sabía con quien estaba molesta. ¿Con Ren? ¿Con la tonta del consejo? ¿Con el corazón que le había dado un vuelco al oir a esa "neandertal" alabando su comida? No. Tenía que haber sido un reflujo o algo. Volvió a lo suyo. A oír tonterias y buscar soluciones.

Por lo que Ren no sabría de Hana durante horas, sus padres no aparecieron tampoco. Solo oiría la voz molesta o condescendiente de su hermana si se acercaba al estudio. Hasta que empezase a oscurecer. Entonces dejaría de oirse nada del estudio.


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#87
Cuando Hana le dio la espalda para marcharse, se quedó mirándola de arriba abajo, manteniendo la mirada en su larga y rubia cabellera, hasta que desapareció de su vista; con la mirada ahora suspendida en el aire, tardo un poco en reaccionar y volver a su obligación. ¿Que debía hacer? Pasar una y otra vez por el aro para que aquella niña prepotente le mostrara un mínimo de aprecio no iba con su estilo, pero por otro lado... Hacer lo que le viniera en gana no sería productivo; no era su casa, y debía convivir con el resto de sus inquilinos aunque no compartiera sangre con ellos.

Volvió al cuarto, recogiendo la lata que había dejado anteriormente para mirarla con detenimiento; tras un rato la tiraría en su sitio y al volver a la habitación, la volvería a mirar de un lado a otro. Por mucho que lo intentara le parecía horrible y ortera; tanto rosa, peluches, hasta la cama tenía cortinas, desde luego no se equivocó al llamarla princesa ¿Pero y ahora con que mataba esas horas? Todavía no le habían traído nada de sus pertenencias, más allá de algo de ropa.

Buscó el primer tomo de la serie que había cogido antes y se sentó en un lateral de la cama, empezando a leerla. Lo hizo principalmente por el dibujo, pero la protagonista le parecía realmente mona, por lo que la incentivaba a echarle una ojeada a aquella historia. Con el paso de las horas, acabaría tumbada escuchando las dos únicas canciones que tenía en el casete en bucle, mientras seguía devorando capitulo tras capítulo, hoja tras hoja.
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#88
Ren no sería interrumpida hasta que sus propias tripas le indicasen que necesitaban recargar de nuevo. Y solo habría silencio y oscuridad en la casa, ni una sola luz encendida, ni un ruido.


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#89
Ya había terminado un par de aquellos mangas, y la oscuridad de la noche comenzaba a caer sobre las habitaciones y pasillos, acentuada por la tormenta que acariciaba con su lluvia las ventanas de la casa.

En el pasillo, ahora iluminado por la luz eléctrica de las bombillas, no se percibía ni un solo ruido; Hana dijo que estaría de vuelta en su estudio y pese a que empezaba a necesitar volver a comer, a lo mejor esta tenía algo en mente; total tampoco habían vuelto sus progenitores y comer sola era una experiencia muy desagradable para Ren, por lo que fue hasta el estudio a buscarla.
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#90
En cuanto Ren abriese la puerta del estudio se daría cuenta de dos cosas. Primera, no había visto nunca el estudio, por lo que no tenía ni idea de como estaba distribuido y con la luz apagada era incapaz de orientarse. Segundo, la habitación en cuestión tenía un amplio ventanal en un lateral, que era donde entraba la mayor parte de luz natural, ahora infima. Era debatible si entraba más luz por ese ventanal que de la luz del pasillo.

Tan pronto como sus ojos se acostumbrasen a esa iluminación sería capaz de distinguir una figura bañada por la luz lunar. Reconocería su cabellera dorada, pues Hana se encontraba de espaldas a ella, reconocería una de sus orejas con lo que parecía un auricular, seguramente de las multiples llamadas que había hecho y recibido.

La chica estaba sentada en una silla de oficina con la cabeza apoyada sobre sus brazos y los ojos cerrados. Respiraba tranquilamente y tenía una expresión calmada. Lejos de los dos cientos ceños fruncidos que se había ganado Ren aquel día.

Entonces, antes de que Ren pudiese hacer o decir nada. Resonó un trueno tan extremadamente fuerte que Hana se despertó de golpe, intentando ponerse de pie y retroceder al mismo tiempo y solo consiguiendo caerse de culo con silla incluida.

¿¡Qué!? — exclamó antes de caer al suelo con la silla. — ¡Auch! Joder, mierda, me cago en todo.

Empezó a moverse lentamente para volver a ponerse en pie y alzar la silla, sin percatarse de su espectadora. Ren podría darse cuenta de que las manos le temblaban a la rubia por la decena de intentos que tuvo que hacer antes de conseguir levantar la silla.

¿Tor-tormenta? Justamente hoy... — se quejó nerviosa a Dios.


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