— L-Lo que quieras, Hana. ¿Qué sueles hacer en tu tiempo libre?

Justo en la diana. Y así de primeras. Tenía que darle una impresión de madurez pero manteniendose interesante, de alguna forma.

— M-muchas cosas. Claro que tengo hobbies. Dibujo, escribo y esas cosas. — no había pasado de garabatos y siempre eran chibis más comicos que fieles a los personajes, y sobre escribir, solo reescribía escenas que le parecían flojas, sin cambiar nada más que los diálogos.

Aparte de los domingos, se pasaba el resto de días estudiando y pendiente de tenerlo todo preparado para el consejo. Los domingos solía pasarlos con su padre, viendo peliculas malas en el salón o alguna serie. Pero claro, su padre se le había independizado a quemarropa.

— Pero los domingos solía ver alguna serie o pelicula con mi padre. Pero... bueno, ultimamente no está mucho en casa y parece feliz, así que me sabe mal pedirle que... No, soy una chica independiente. N-no soy una niña de papa.

Sonaba mucho menos creible cuando había liado a Ren para que la acompañase esa tarde. Y sobre todo cuando se ruborizaba y se cruzaba de brazos.

— Pero los domingos solía ver alguna serie o pelicula con mi padre. Pero... bueno, ultimamente no está mucho en casa y parece feliz, así que me sabe mal pedirle que... No, soy una chica independiente. N-no soy una niña de papa.

—Ya... Nosotros antes de... Bueno, mudarnos aquí. Vivíamos con mi abuelo, así que prácticamente estuve trabajando en una pequeña librería que tenía él en su casa. Se hacía bastante ameno, y salvo mover alguna que otra cosa, siempre podía estar sentada en la caja hablando con él o a otra cosa. — añadió con una suave risa, sentándose en sobre la cama. — Si quieres podemos ver alguna película o serie; tampoco me achanto por las de miedo o suspense. Jeje.

Mentía.

—Ya... Nosotros antes de... Bueno, mudarnos aquí. Vivíamos con mi abuelo, así que prácticamente estuve trabajando en una pequeña librería que tenía él en su casa. Se hacía bastante ameno, y salvo mover alguna que otra cosa, siempre podía estar sentada en la caja hablando con él o a otra cosa. Si quieres podemos ver alguna película o serie; tampoco me achanto por las de miedo o suspense. Jeje.

— Un día podemos ir a ver a tu abuelo, si quieres, ¿vive muy lejos?

Le sabía mal haber dejado a un hombre mayor a su suerte porque su hija y su nieta se hubiesen mudado. Además, Ren parecía bastante apegada a él, con lo cual seguro que podía conocer muchas historias de su infancia. Esas historias que Ren no querría compartir de ninguna de las maneras, justo las historias que Hana buscaría con desesperación.

— Yo no aguanto demasiado bien el terror, después me pasaré toda la noche temblando como una gelatina. Mis favoritas son las de a... — dudó un segundo antes de seguir — acción, claro. Con super poderes y esas cosas.

Rió nerviosa. No, claro que no. A ver, no le disgustaban, pero sus favoritas eran las de amor. Comedias romanticas, dramas romanticos, romanticismo en general. Pero podía ver en la cara de Ren, en sus ojos, en su mirada, en su expresión, que lo estaba esperando. Esperaba que Hana fuese tan adorable como fuese posible.

Y Hana, puede que hubiese perdido un porcentaje muy grande de autoridad, pero le quedaba algo de dignidad con las que cubrir algunas de sus debilidades. O lo que ella creía debilidades. Y bajo ningún concepto quería que Ren la viese llorar como una magdalena cuando finalmente la pareja protagonista supera los obstaculos que parecian insuperables y consiguen ser felices. Nononononono.

Se recostó sobre la cama, apoyando su cabeza sobre la palma de la mano.

—Pues no queda muy lejos; seguro que se alegra de recibir visita — dijo con nostalgia en la mirada.

— Yo no aguanto demasiado bien el terror, después me pasaré toda la noche temblando como una gelatina. Mis favoritas son las de a... — Ren sonrió, en aquel momento de duda — acción, claro. Con super poderes y esas cosas.

—Yaaaaaaa... Acción... Claro... — añadió mirándola con desdén y una sonrisa picará. — Y de que tipo de "acción" estamos hablando? — añadió con cierto rintintín en la voz, levantándose y caminando hacia ella, con una sonrisa en los labios; algo amenazante.

—Pues no queda muy lejos; seguro que se alegra de recibir visita

— Pues cuando tú quieras. ¡Así nos presentas, que somos familia! — contestó sonriente.

Lo cierto era que su padre no es que se llevase especialmente bien con sus abuelos, aunque sus abuelos sí que la adoraban a ella. Pero siempre era difícil verles porque vivían lejos y tenía que pedirle a su padre que la llevase, cosa que nunca había hecho por motivos obvios. Normalmente se veían en las reuniones familiares y si sus abuelos bajaban a la ciudad. Es decir, un puñado de veces al año.

—Yaaaaaaa... Acción... Claro... Y de que tipo de "acción" estamos hablando?

Hana aún estaba de pie, acabando de secarse el pelo con la toalla, y se había decidido a emprender el camino hacia la cama cuando Ren le cortó el paso, acercandose lentamente. La rubia retrocedió lo mismo que se acercaba su hermanastra mientras balbuceaba su respuesta.

— P-pues de q-qué acción va a ser, mujer. Tiros, explosiones, cuentas atrás y esas cosas. — y que todo fuese por amor y al final se declarasen de una forma super creativa y se les viese a los diez años cumpliendo sus sueños y con cinco niños.

A Hana le brillaron los ojos, pero no por lo que había dicho sino por lo que había pensado después. Claro que Ren, difícilmente notaría la diferencia, ¿no?

— P-pues de q-qué acción va a ser, mujer. Tiros, explosiones, cuentas atrás y esas cosas.

— Bueno, veamos lo primero que sea; será divertido relajarse aunque sea un rato — dijo estirando los brazos por encima de su cabeza y respirando profundamente, caminando hacia el salón; todavía con el pelo húmedo y alborotado; todavía no había empezado a hacer el suficiente calor como para dejarlo sin secar, por lo que si no hacía algo, aquella misma noche pescaría un resfriado. Pero dada la naturaleza de sus cabellos, era algo de lo que nunca se preocupaba.

— Bueno, veamos lo primero que sea; será divertido relajarse aunque sea un rato

— ¡Ren-chan, espera! — dijo alarmada mientras la agarraba de la muñeca. — Sientate un momento en la cama y cierra los ojos.

La miró con ojos suplicantes. No le dijo nada más, solo esperó a que su hermanastra aceptase o no lo que le acababa de pedir.

— ¡Ren-chan, espera! — dijo alarmada mientras la agarraba de la muñeca. — Sientate un momento en la cama y cierra los ojos.

Le devolvió una mirada extrañada, pero decidió aceptar sin más vacilación; retrocedería sobre sus pasos para volver a sentarse en el borde de la cama. Fuera lo que fuera lo que quisiera ¿No podía decírselo sin más? ¿Para qué quería que estuviera sentada? Aunque podría también haberlo hecho en el salón, al fin y al cabo se disponían a quedarse varias horas sentadas en un sofá. Aunque si la llamaba con aquel apelativo tan cariñosamente... Difícilmente se iba a resistir desde aquella misma mañana en adelante.

—¿Qué quieres, Hana? — diría con curiosidad, tanto en el tono como en la mirada.

—¿Qué quieres, Hana?

Hana no contestó, recuperó su toalla y se sentó a la espalda de Ren, doblando sus piernas alrededor de la cintura de su hermanastra para que no pudiese escaparse. Entonces lanzó la toalla a la cabellera negra de Ren y empezó a secarsela.

— ¡Secarte el pelo, cabeza hueca! ¿Dónde vas con el pelo tan húmedo? Te vas a poner mala otra vez, ya lo pasé suficientemente mal la última vez... — pasó de un frotar fuerte a uno lento y ritmico hasta que finalmente Ren tenía el pelo tan seco como ella misma.

Entonces le soltaría la cintura y se levantaría, con la satisfacción de un trabajo bien hecho.

— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino. — se autoadjudicó la rubia sonriente. — Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!

Se encogió por un momento de hombros, realmente tenía razón, podía pescar un resfriado con total facilidad si seguía así. Por lo que no se opuso, pero el momento en el que las piernas de Hana le hicieron una pinza, no pudo evitar bajar la mirada de golpe, aunque no inclino la cabeza. Hacía mucho tiempo que nadie la acariciaba el pelo, y conforme sentía las caricias en sus cabellos y su cabeza, le gustaba más y más.

— Ahora sí, vamos al salón y eliges algo que ver mientras yo te peino.Te voy a hacer una trenza preciosa, no, dos coletitas, ¿por qué no ambas? ¡Dos trencitas!

Quiso oponerse en rotundo, quiso decirle que no. Pero aquella sonrisa la transportaba a un campo de flores igual de mágicas que ella; asintió tímidamente, y la seguiría dejando hacer con ella lo que quisiera.

Arrastró a Ren hasta el salón una vez hubiese secado su, de repente, larga cabellera. Hana sonreía con la misma felicidad que una niña en navidad. Fueron hasta el salón y la rubia la sentó en el suelo mientras ella se sentaba en el sofá. Por suerte, Ren era tan alta que le daba a Hana para poder trabajar con su pelo sin problema si la morena se sentaba en el suelo.

— Bien, ¿qué quieres ver? ¿Una de dibujos animados? Siempre son graciosas. ¿Quieres que nos veamos alguna OVA de tu cosa esta de samurais? — hizo una breve pausa, pensativa. — Definitivamente dos coleta. Simple y terriblemente adorable. Pero es que una trenza...

Probó primero con las dos coletas, una a cada lado, le caían hasta poco después de los hombros y quedaba monisima.

— A ver, mirame.

Mientras Hana no cesaba en su traqueteo, Ren hizo algo de zapping, sin terminar de ver absolutamente nada que le llamara la atención en los canales. Programas de tarde, alguna serie, programas de tertulianos, incluso documentales. Los documentales son interesantes, pensó; de pequeña se tiraba horas con su abuelo viéndolos en la tele, este se quedaba dormido poco después de que empezaran, pero ella disfrutaba viendo los animales; sobre todo cuando eran reportajes de vida marina. Hana entonces requisó que se girase, dejando la tele en cualquiera de los canales por los que estaba pasando en aquel momento. La miró con inocencia, y los ojos bastante abiertos; aquella especie de tarde de chicas le resultaba de lo más rara, pero no le disgustaba.

Ren estaba completamente absorta, así que no se había enterado de como iba peinada. Pero Hana vio a la Ren más adorable posible. La morena la miraba completamente ajena a lo que pasaba, con esos grandes zafiros llenos de inocencia y las dos coletitas colgando por detrás. La rubia se llevó ambas manos a la boca e intentó suspirar pero el aire no quería salir, se puso roja y empezó a temblar ligeramente.

Hasta que dio un brinco y saltó del sofá.

— D-D-Dame u-u-un segundo. — se fue a toda prisa a buscar algo.

Al volver, se detendría en la puerta a prepararse. Entonces entraría en el salón con algo entre las manos.

— Reeeen. — en cuanto su hermana la mirase, vería un flashazo de luz. — ¡Ya tengo fondo de pantalla!

Coreó felizmente Hana, trasteando con su movil para ir a la galería y ponerse a Ren coletitas de fondo de pantalla, riendose como una loca.

— D-D-Dame u-u-un segundo. — se fue a toda prisa a buscar algo. La morena solo ladearía la cabeza extrañada sin darle más importancia. Siguió en su búsqueda, sin saber muy bien cuando soltar el boton de pasar de canal; finalmente desistiría, dejandolo en alguna de aquellas películas que repetían cientos de veces por la tarde, y la gente comenzaba a cansarse de ver por muy divertidas, o buenas, que estas fueran.

— Reeeen. — la llamó su hermana, y se giró con la misma expresión de antes; aunque ahora por lo menos parecía que tenían algo que ver; un flash entonces la cegaría por un momento

—¿Pero qué...? — tenía la mano alzada en una especie de acto reflejo que llegó tardío al ser sorprendida.

— ¡Ya tengo fondo de pantalla!

—¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? No no no no no no no ¡NI HABLAR! — se pondría entonces en pie apoyándose en sus propias rodillas de inmediato, para correr detrás de su hermana, mientras sus coletas se movían libremente.

—¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? No no no no no no no ¡NI HABLAR!

Hana rodeó el sofá rápidamente en lo que Ren se ponía en pie, asegurandose siempre estar en el lado contrario a ella.

— ¿Por qué no? Así puedo decir, mira a mi hermanita, acaba de llegar a la ESO y aún bebe batidos de chocolate para merendar, es taaaan mooonaaa. — la rubia no podía parar de reirse, incluso se le estaban saltando las lágrimas.

Sabía que tarde o temprano Ren la pillaría, por resistencia física y mental. Por lo que una vez puesto el fondo de pantalla, guardada la foto en la nube y bloqueado el movil, se tiró sobre el sofá con el movil agarrado con fuerza contra el pecho.

— Jamás me cogerás con vida, esa foto vivirá para siempre. Yo te protegeré, Ren-coletitas — le dijo al movil sin dejar de sonreir.