Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La situación no paraba de escalar, cada segundo que pasaban en ese lugar todo se volvía más y más complicado. Ahora no solo Karamaru estaba precisando atención especial sino que Aki estaba perdiendo su combate. Sumado a eso, Inoue había ido en su auxilio buscando ser un héroe.
«No vas a parar de romper reglas, Inoue Keisuke.»
Juzgó mientras escuchaba el parloteo del calvo. Desde luego este tampoco tenía intenciones de irse así como así. En ese instante, Mogura apretó los vendajes que estaba aplicando después de haber retirado las flechas. La herida seguía ahí, y fue justamente lo que pidió Karamaru que atendiera realmente.
El médico miró a su compañero fijamente, con la expresión más seria que tenía en ese momento. Apoyó sus manos en las vendas y comenzó a desprender una luz verdosa de estas. Las heridas comenzarían a sanar prácticamente al instante.
Mientras Karamaru y Mogura hablaban tras unos arbustos, Keisuke se lanzó solo a apoyar e intentar salvar la vida de Aki. La sorpresa del ataque pegajoso les duró poco a los mercenarios. El que empuñaba el arco, al ver que no podía apuntar a la kunoichi se giró en busca de su nuevo objetivo. Esta vez no buscaba dar en ningún lugar determinado, sencillamente soltó la flecha en cuanto vio probable que diese a su objetivo y procedió a practicarse un torniquete en su extremidad herida mientras se disipaba el humo.
El lancero se lo pensó menos y lanzó varios ataques a ciegas a donde creía que podría estar el shinobi. La chunin reconoció la voz y que decía No Jutsu, así que lo mejor sería apartarse, y de puro instinto apoyó un pie para impulsarse a un lado, saliendo de la nube de humo justo por el lado por el que iba a entrar Keisuke. Sin embargo, como el genin se daría cuenta en seguida, la mujer no estaba en condiciones de moverse ni un ápice. Si intentaba cargar con ella se daría cuenta de que apenas podía arrastrarla y con mucho esfuerzo. Estaban en medio de un claro, con un arquero como enemigo, que en breves tendría una excelente visión de su posición.
Su superior se desangraba, sus compañeros ni se habían dignado a seguirle, además, tenía un par de cortes en la pierna derecha, ¿de la flecha? ¿de la lanza? Probablemente de ambas, por entrar vociferando al campo de batalla. Tenía unos preciosos segundos que aprovechar o desperdiciar por delante.
Corrí a la nube de humo con la intención de rescatar a Aki, justo cuando me sumergería en la oscuridad, la pelirroja salió de la humareda su imagen se reflejó en mis orbes y entonces pisé el freno, llegué a entrar a la cortina, pero así como ingresé la abandoné.
No había que ser un médico con mucha experiencia para saber que el estado de la kunoichi era bastante deplorable, cortes múltiples y sangre escurriendo de cada unas de sus heridas. "Rayos, no pensé que estuviese tan mal" Me puse a su lado y uní mis manos en un único sello, el del tigre, de mi cuerpo empezó a escurrirse una masa acuosa que en poco tiempo tomó mi imagen en su totalidad.
—Es lo mejor que puedo hacer, lo siento.— Susurré mientras cada uno de mis yo nos ubicábamos a su costado y uníamos nuestras manos haciendo una silla improvisada de dos manos, buscaría la forma de sentarla en ella y luego aprovechar lo que quedaba de tiempo para ocultarnos entre la maleza, por dónde estaban Mogura y Karamaru.
"Estos inútiles ni siquiera salieron a apoyar, espero que por lo menos nos ayuden ahora..."
¤ Mizu Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Agua - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Suiton 40 - Gastos: 10 CK + X CK (divide regen. de chakra) (máx. 1 por cada 10 de Inteligencia) - Daños: - - Efectos adicionales:
Crea un clon de agua con 10 PV de resistencia y X CK (X < 1/2 CK total del usuario)
(Suiton 80) Crea un clon de agua con 20 PV de resistencia
- Sellos: Tigre - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones:
El clon no puede alejarse más de 20 metros del usuario
Puede surgir de cualquier masa de agua estancada o del usuario a menos de 5 metros de distancia
La técnica del clon de agua es similar a la de los clones de sombra, y sin embargo en ésta se crean clones hechos en su totalidad por agua que poseen una fracción del poder del original. Puesto que es un clon sólido, puede realizar tareas de todo tipo, aunque sus armas son de agua y no causan daño alguno. El clon puede realizar cualquier técnica de tipo Suiton, y no puede alejarse más de cierta distancia de su original. Cuando mueren, se deshacen en un chorro de agua que deja un charco. El clon puede crearse desde cualquier lugar de una superficie de agua que se encuentre a menos de 5 metros de distancia. Cuando el clon se disipa, el chakra que le queda vuelve al usuario, pero éste no recabará ninguna información. De hecho, su cuerpo aceptará la energía de forma inconsciente y ni siquiera se percatará de que su clon ha desaparecido.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
El calvo se preparaba para recibir una idea para huir, un sacrificio por el bien mayor de entregar aquel mencionado pergamino a las manos de la Arashikage y cumplir con la misión, pero Mogura pareció entender que su compañero y su superior estaban en problemas. Entendió que era mejor ayudar que abandonar.
—Estate preparado para dar una mano.
El monje rápido se puso de pie luego de que el médico practicara en él sus técnicas y recuperase la condición total de su cuerpo cerrando las heridas. El dolor había desaparecido y sus energías volvían casi al tope para dar todo de sí, y esta vez no fallar.
Salió al escenario tras una pequeña arremetida por entre los árboles a gran velocidad, y las noticias eran buenas. Keisuke había salvado a Aki y estaba en pleno proceso de sacarle de allí lo antes posible. Una nube de humo que se disipaba aún cubría parte del terreno y cerca de él sus dos enemigos estaban clavados en el suelo. Tardó unos segundos en procesar todo, pero finalmente se le ocurrió una idea que podría servir.
«Eso debe de ser una técnica.... y si eso es suiton….»
—Son míos.— acortó distancias hacia el arquero y su compañero mientras realizaba unos pocos sellos con ambas manos. Frenó de golpe, levantó tierra al arrastrar los pies por el envión, y lanzó sus palmas hacia al frente. Las palabras Raiton: Kangekiha sonaron en su cabeza y de sus manos salieron ráfagas de electricidad que apuntaban directamente a aquel líquido que mantenía inmóviles a los dos guerreros.
(Sin Multiplicar) ¤ Raiton: Kangekiha ¤ Elemento Rayo: Ola de Inspiración - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Raiton 10 - Gastos:
12 CK
(Raiton 20) (multiplicable x2)
(Raiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Jabalí → Buey → Rata - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
La ráfaga de electricidad abarca 1'5 metros y avanza 3 metros (mutiplicado x1)
La ráfaga de electricidad abarca 2'5 metros y avanza 5 metros (mutiplicado x2)
La ráfaga de electricidad abarca 4 metros y avanza 8 metros (mutiplicado x3)
El ejecutor genera desde sus manos una conjunción de descargas eléctricas que viajan e impactan al objetivo al unísono. El poder de la técnica puede variar mucho, dependiendo del chakra utilizado por el ninja. Puede utilizarse junto a técnicas Suiton para aumentar su potencia.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Keisuke había roto el molde del todo, no terminó el tratamiento de su paciente, intentó arremeter contra enemigos más poderosos que él y había fallado, sumado a eso desobedeció las ordenes de su superior y volvió a intentarlo en vez de seguir su camino a la aldea. La semilla de la insubordinación había echado raíces y Karamaru se terminó por contagiar, y con el ánimo en alza por las acciones del rebelde pelirrojo se lanzó nuevamente al combate, cubriendo la retirada del médico.
Manase Mogura no iba a salirse de su rol, era un ninja médico y tenía intenciones de seguir siendolo. Mantuvo el terreno, un punto al cual podría quien sea que él considerase un aliado, un punto que los enemigos no podrían tomar. Aki estaría muy herida, precisaría atención médica inmediata, de esa casi mágica que solo los ninjas pueden suministrar.
«No pierdas tiempo, Inoue Keisuke.»
Pensaba mientras estaba atento a las acciones de sus compañeros.
19/05/2018, 18:11 (Última modificación: 19/05/2018, 18:11 por Inuzuka Nabi.)
La inventiva y el ingenio de Keisuke consiguieron aliviar un poco la carga y acelerar su velocidad, pero no demasiado y seguía costándole mover el cuerpo inerte de la mujer, que pesaba más de lo que aparentaba. Por suerte, Karamaru entró en escena lanzando una técnica de Raiton al charco de agua que atrapaba los pies de los hombres.
El arquero, malherido con anterioridad, cayó al charco de espaldas, quedando inconsciente y pegado momentáneamente. El lancero, en cambio, se mantuvo erguido y aguantó la corriente casi sin pestañear. Una vez la técnica electrica hubiese pasado, los ojos inyectados en sangre del hombre se clavaría en el ahora completamente desprotegido Keisuke y, sin pensarlo dos veces, lanzó su lanza directa al shinobi, su clon y la kunoichi.
Si nadie hacia nada, los tres se verían atravesados por el arma.
Los rayos del calvo habían sido un éxito, el antes peligroso arquero cayó al suelo dejando así el arco inmovilizado y un potencial peligro fuera del paso. Era uno menos para rescatar a la mujer, o mejor dicho al pelirrojo que salió a rescatarla. El problema sin embargo se convirtió en otro y para Karamaru fue un dilema.
El lancero atacó a un inadvertido médico y el monje no quería perder la oportunidad de continuar con el ataque y aprovechar con la ventaja que tenía. Una palabra se le vino la mente en seguida y al instante gritó mientras arremetía contra el desarmado lancero.
—Mogura— le había dicho que estuviese preparado, ese era el momento.
Por su parte y por su cuenta, el cenobita continuó la ofensiva con sellos manuales tras la arremetida. Acumuló chakra en su estómago, corrió por su cuerpo y tras calentar sus mejillas un chorro de llamas salió rápidamente en dirección al enemigo. Si todo salía bien, no solo sería un éxito el ataque si no también la actuación de Mogura para parar el arma.
«Para que digan después que no servimos para nada»
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
La extracción de la kunoichi estaba en marcha, Karamaru había salido al frente para ganar territorio. El problema se encontraba en la escena final, los últimos personajes de pie. Un alabardero enemigo dispuesto a dejarlo todo en el combate, tanto así que daría un último uso a su arma convirtiéndola en un proyectil.
No había tiempo a sorprenderse de las acciones del enemigo. Mogura se lanzó a la carrera mientras entrelazaba sus manos en una secuencia de sellos.
Lo que el alabardero podría llegar a ver, antes de recibir un ataque del calvo, sería un médico suicida corriendo al encuentro de la punta de la lanza. Instantes después, Mogura y la lanza se verían rodeados de una nube de humo. Y cuando esta se dispersase, la lanza estaría clavada en una rama con musgo e incluso algunos hongos locos.
—Dentro de poco estaremos a salvo, estarás bien, ya lo verás.— Murmuré en forma de consolación para la inconsciente. —Resiste un poco más.— Seguí con el apoyo, tanto para ella como para mi, pero mientras más hablaba más me cansaba.
"Aguanta..."
De la nada vi salir al calvo. —Genial, vamos a...— Karamaru siguió de largo y dudé un momento, sí mis oídos nos me engañaban él aseguraba que ya los tenía, por lo que tuve que seguir cargando a la pelirroja en esa silla improvisada hacia el bosque.
—¿Viste? Estamos trabajando como equipo.— Seguí hablándole a la kunoichi con un poco más de esperanza.
Repentinamente el cenobita mencionó el nombre del médico, del otro médico... Mogura no se hizo esperar y apareció en mi rango visual. —¿Tú sí me vas a ayudar?— Me detuve, ajeno al proyectil que se acercaba a nosotros, entonces éste también siguió de largo y vi cómo el sable se clavaba en su cuerpo...
—¿M-Mogu...ra?
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Las cosas se desmadraron mucho en apenas unos segundos. Solo quedaba un enemigo, pero parecía que contra más fácil tenían el asunto, más se confiaban y peor iba todo.
Mogura decidió intervenir en el combate, lanzandose a intervenir el arma que había lanzado el enemigo a su compañero. Al recibir el golpe explotaría en una nube de humo y solo quedaría un tronco atravesado por la lanza en su lugar. Sin embargo, la fuerza con la que había sido lanzada el arma era mayor a la resistencia del tronco y éste voló siguiendo la trayectoria de la lanza con la punta asomando por el lado opuesto al impactado.
El daño recibido fue mucho menor, pero la lanza cayó con tronco incluido sobre el clon de Keisuke, deshaciendolo en una leve explosión de agua y provocando que el shinobi perdiese el equilibrio.
Karamaru empezó a hacer sellos mientras arremetía contra el atrapado lancero sin lanza. Sin embargo, cuando se disponía a completar la técnica, ésta no funcionó. ¿Había hecho algún sello mal? ¿Se había confundido de técnica? Antes de que pudiese recapacitar y frenar su acometida el hombre con toda su fuerza sacó un pie del charco para dar un paso en dirección al calvo, acercándose la distancia justa para soltarle un buen puñetazo en toda la cara y alejarlo unos metros.
La técnica de Keisuke empezaba a perder efecto y sus compañeros parecían tan perdidos como al principio. Mogura había desaparecido por completo de su visión y Karamaru acababa de llevarse otro golpe en toda la cara.
Mogura se vería en medio del bosque, desorientado, tardaría unos segundos en ubicarse de nuevo gracias al ruido del combate.
Karamaru, no me has puesto la técnica que utilizas, ni siquiera me has dado el nombre. Mogura, te paso que no me pongas la técnica pero al menos especifica donde acabas el turno, que acabas de usar una técnica de movimiento ultrarapido.
Os pedí que fueseis más concretos en lo que hacéis y con donde estáis, no pido que me digais milimetricamente donde estais, solo que no lo dejeis en el aire porque entonces os puedo hacer esto.
La imagen de Mogura se transformó en un tronco que fue atravesado por la lanza, no obstante, no fue suficiente para detenerle.
¡Splash!
Y el segundo en estallar fue mi clon, irremediablemente perdí el equilibrio al verme sin aquel punto de apoyo por lo que la chica y mi persona terminamos en el suelo.
—¿Qué rayos?— Balbuceé para voltear a ver el sujeto que lanzó el proyectil. Nuestro enemigo se liberó de mi técnica y ahora se acercaba con determinación hacia el calvo, no dudó en zamparle sendo puñetazo que lo hizo retroceder, seguramente los próximos seríamos nosotros.
Uní mis manos formando el sello del tigre y entonces... —Suiton: Teppoudama!— Desde mi boca surgió una enorme bola hidrica que se dirigía a aquel sujeto con la finalidad de interceptarlo e inhabilitarlo antes de que llegase a nosotros.
Después de lanzar la técnica, mi cuerpo sintió la fatiga y el cansancio acumulado por el uso indiscriminado del chakra, mi respiración era agitada y no me sentía en la mejor disposición para seguir la batalla, era por ello que confiaba con que aquel proyectil cumpliera su función.
¤ Suiton: Teppōdama ¤ Elemento Agua: Esfera Bala - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El usuario puede reducir un nivel la velocidad de la bala para lanzarla en una parábola - Sellos: Tigre - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La bola de agua mide 1 metro de diámetro, y alcanza los 15 metros antes de estallar si no impacta contra algo
El usuario acumula chakra y lo convierte en agua, escupiéndolo en forma de bolas de agua muy condensada. Se dice que la velocidad de esta técnica hace que el impacto de la esfera acuática sea similar al de una bala de cañón. Es posible disparar varias seguidas, si el usuario decide gastar más chakra, aunque tiene que esperar unos segundos entre un lanzamiento y otro.
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Y va ser que al final no servían para nada. Sintió el ardor en su estómago, lo sintió subir, estaba preparado para dejarlo salir, pero nunca lo hizo. Karamaru se encontró desprotegido ante el enemigo, prácticamente sin espacio que los distancie y para que la cosa se pusiera peor lo que sea que lo retuviera había dejado de hacerlo. Trató de frenar, de cambiar de dirección su carrera, de no recibir aquel puño que lo esperaba con deseo.
«Puta madr…»
De lleno el rostro el calvo no pudo hacer más que cerrar los ojos ante el impacto y arrastrarse sobre la tierra unos cuantos metros. Había sido un golpe fuerte, de esos que te dejan picando la cara y la nariz sangrando. Quiso levantarse en seguida, pero tardó unos cuantos largos segundos en orientarse y recuperarse para ponerse nuevamente en pie.
Para cuando lo hiciese, la esfera acuosa que había lanzado su compañero estaría en pleno camino y sin tiempo para apoyar su ataque el cenobita decidió esperar. Con la nariz aún doliendo y recién levantado del piso, miraba con atención los movimientos del único rival en pie para devolverle el golpe si Keisuke no lo tumbaba.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
El kawarimi se realizó de manera exitosa, Manase Mogura se encontraba en algún lugar del bosque, lugar donde antes estuvo aquel tronco con el cual intercambio de posiciones. El problema era que no estaba del todo seguro de donde se encontraba y hacía donde tenía que avanzar.
Miró en todas direcciones tratando de encontrar el claro, pero era una tarea un tanto complicada. Solo cuando escuchó la voz de Inoue fue que pudo orientarse y salir a correr en esa dirección.
Si el muchacho estaba hablando significaba que se había salvado de volverse una brocheta humana. Y posiblemente significaría que Aki también.
«Hay que terminar esto de una maldita vez.»
Había que asistir a Aki y largarse cuanto antes, nadie iba a venir por ellos.
El hombre ya se esperaba un ataque, ya habían sido varios intentos de darle con una técnica de Ninjutsu Elemental, así que cuando Keisuke hizo el sello estaba más que dispuesto a esquivar. Por desgracia para él, calculó mal el efecto que tendría la sustancia pegajosa cuando dejase de hacer efecto y tropezó.
No hubo tiempo para nada más. La bala de agua reventó como si de una bala de cañón se tratase, mandándolo a volar hasta Kami-sama sabe donde.
Mogura podría localizar el claro gracias al inconfundible sonido de un Suiton reventando y encharcando una zona verde. Karamaru saldría salpicado de dicha agua como si de un aspersor se tratase y Keisuke tendría que empezar a tratar a su paciente o no llegaría a Amegakure viva.
En principio, esto es todo.
Si quereis asumimos que volveis a la villa, dais reporte y cobrais o lo roleamos. ROLEAD QUE CURAIS A LA MUJER POR DIOS, y Mogura que ponga un par de comentarios acidos sobre las ganas que tiene de matarla.
La acción había terminado para cuando el médico volvió a aparecer en escena. El último enemigo había sido despachado con una técnica de agua de alguno de los presentes. Mogura no le dio mayor importancia, ya que había una superior moribunda a unos metros de él.
«Supongo que esto me ahorra tener que dar un reporte sobre lo ocurrido.»
Para bien y para mal.
Sin intenciones de perder ni un segundo, el shinobi se aproximó hasta la mujer y se arrodilló junto a ella. Un rápido vistazo sin mucha necesidad de ser médico bastaría para saber que no iba a llegar muy lejos sin atención adecuada.
Las manos de Mogura comenzaron a desprender un brillo verdoso, al acercarlo a las heridas de la mujer estas comenzarían a sanarse con mayor velocidad. No iba a durar para siempre esa técnica, pero si en algún momento se fuese a quedar sin chakra, podría robárselo a los enemigos que se encontraban inconscientes en el claro.
—Inoue Keisuke, si todavía te queda chakra, ayudame con esto.
Había que dejar a Aki sobre sus pies y retirarse tan pronto fuese posible.
—No perdamos tiempo.
Estoy bien con que asumamos que volvemos. Ya roleamos el camino de ida jaja