Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Con lo ojos irritados, y a punto de perder la poca paciencia que le quedaba, comenzó a cargar chakra en su arma. Ni siquiera había pensado en que le arrojaría al fugitivo, pero no dudaba de que seguro seria doloroso… probablemente.
Por suerte, mientras trataba de pensar en cómo alcanzarle, Violeta se manifestó como una adorable pared de musculos que le facilito el trabajo. Aquello le ayudo a calmarse un poco, lo suficiente como para casi sonreír y pare permitirle moderarse al momento de atacar a Uragiri en su segundo intento de huida.
Sin revelar ninguna intención agresora, casi como si fuese a manotear un insecto, Kazuma levantando su bokken y luego lo dejo caer en vertical, liberando el chakra y creando un arco grisáceo que buscaría golpear la espalda del fugitivo.
Si el golpe acertaba, Uragiri aún se podría considerar con suerte; pues, aunque sentiría que le doblaban la espalda con el golpear de un remo, la técnica en si no llevaba filo y no era fatal.
Sin multiplicar.
¤ Yūreiken: Saigo no Kotoba ¤ Espada Fantasma: Palabras Finales - Tipo: Ofensivo (cortante) - Rango: D - Requisitos:Kenjutsu 10 - Gastos:
12 CK
(Kenjutsu 20) (multiplicable x2)
(Kenjutsu 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales: - Carga: 3 - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
La cuchilla abarca 1,5 metros de amplitud y avanza 3 metros (multiplicado x1)
La cuchilla abarca 3,0 metros de amplitud y avanza 6 metros (multiplicado x2)
La cuchilla abarca 4,5 metros de amplitud y avanza 9 metros (multiplicado x3)
Primera de las técnicas desarrolladas por Kazuma y aquella que demostró que tenía lo necesario para ser ninja, con lo que su nombre queda como una curiosa ironía, haciendo referencia a las últimas palabras que se les ofrece a aquellos que están condenados.
Consiste en canalizar determinada cantidad de chakra en la espada, para luego blandirla y expelerlo como una masa que toma la forma de una cuchilla curva que es sumamente delgada y afilada. Desde el momento en que comienza a cargarse la técnica, hasta su forma final, el chakra es visible y se manifiesta con un color gris y un aspecto neblinoso.
—¡Senpai! —Los ojos miel de la kunoichi brillaron como llenos de estrellas diminutas al ver a Violeta —. ¡Sí, es él! —Esperaba que su emoción demostrara que no era interrupción alguna, y su entrada había sido perfecta.
La mujer pelirroja se había aparecido en la entrada, repeliendo a Uragiri y haciéndole irse de espaldas. El hombre parecía dispuesto a huir a como fuere, y se apresuró hacia el otro lado de la tienda para intentar abrirse camino con una navaja. Ranko quiso lanzarse contra él y derribarlo de un placaje, pero tenía otra misión en manos.
—A-Agua…
—S-sí, Yōgi-san.
Ranko intentó levantar el torso de Yōgi un poco y ayudarle a incorporarse, para que fuese más difícil que se atragantara. Luego siguió vertiendo el líquido en la boca del hombre, con cuidado, intentando que bebiera apropiadamente.
La chica de la trenza alcanzaría a ver de reojo un destello grisáceo que Kazuma lanzaba en dirección a Uragiri.
"Oh… Pensé que Kazuma-san no podía usar Ninjutsu… No, era Ninjutsu elemental. ¿Qué clase de técnica es ésa?" pensó Ranko, curiosa.
De nuevo, confiaría la captura de Uragiri al genin peliblanco y a la mujer pelirroja.
15/09/2020, 21:24 (Última modificación: 15/09/2020, 21:25 por Himura Hana.)
Al contrario que tu narración, Kazuma, la técnica no habla de que se vuelva contundente al ser usada por un arma sin filo, por lo cual, asumiré que el daño es cortante. No es realmente relevante, así que que nadie se preocupe. Es solo aclararlo porque voy a narrar en contra de lo narrado por Kazuma.
Uragiri ya casi estaba en el borde de la tienda cuando la técnica encontró su espalda. No había percibido el chakra de Kazuma acumularse, dado que estaba de espaldas a él, ni había oído nada que le hiciese sospechar tal ataque, así que lo recibió con suma sorpresa. Cayó al suelo tras tropezarse consigo mismo, con un corte que le atravesaba la espalda de arriba abajo.
Violeta suspiró al verle intentar ponerse en pie de nuevo y apoyó uno de sus descalzos pies en la espalda de Uragiri, manteniendolo en el suelo. Entonces, el hombre dio un último suspiro y todo su cuerpo se quedó inerte. La pelirroja había presenciado en primera linea la extraña técnica de Kazuma, pero no expresó ni sorpresa ni desconcierto de ningún tipo, a pesar de que era la primera vez que veía algo así.
Volviendo a Yōgi, éste aceptó el liquido que le ofrecía Ranko hasta que su mente volvió en sí misma y volvió a prestar atención a su alrededor.
— Qué sueñecito más tonto. — comentó mientras estiraba un poco sus extremidades.
— ¿Sueño? Estabas inconsciente. ¡Y encima me encuentro con un espectaculo de tres pares de narices entre tanto ninja!
El hermano no parecía tan preocupado de repente, toda esa preocupación se había convertido en enfado fraternal. Porque eso es ser hermanos, preocuparte pero siempre de espaldas a ellos.
— Dime a quien tengo que apuñalar.
Yōgi no necesitó más de unos segundos para entender más o menos lo que había pasado en su ausencia.
— Parece que lo de apuñalar lo llevas al día. — le contestó a su hermano viendo la herida de Kazuma. — Bueno, dadme buenas noticias. ¿El maletín?
Los ojos azules de cierta Uzumaki parecieron brillar de una forma peculiar ante esa última palabra del hombre. Algo flotaba en su mente pero era incapaz de situar ese pensamiento en un qué o en un donde. Ninguno de los dos genins apreciaría dicho brillo, al igual que los civiles, pero estar... estaba.
«Quizá se me paso la mano», pensó en cuanto vio a Uragiri caer.
—Puessssssssss —Kazuma no estaba seguro de que responder, pues en ese asunto habían avanzado poco o nada—. Estamos en eso, y creo que en buen camino.
Señalo al caído y se acercó a él para ver la herida. No era un corte muy profundo y no pondría en riesgo su vida, al menos por el momento.
—Han pasado unas cuantas cosas, pero creo que Uragiri podría decirnos lo que necesitamos —juzgo, aunque no aun no había comprobado que el hombre aun estuviese respirando—. En cuanto recupere la conciencia podremos interrogarlo.
La técnica de Kazuma logró derribar a Uragiri, y Violeta se apresuró para inmovilizarlo con su pie. Ranko suspiró al verlos en acción por el rabillo del ojo. Con los ánimos renovados y con una preocupación menos a los hombros, se enfocó mejor en Yōgi. Pronto, el hombre se recuperó, y la kunoichi se puso de pie con cuidado, dejádole a Kyo encargarse de su hermano.
Su cliente bromeó brevemente con el guardia, antes de preguntar por el maletín. Kazuma fue a con Uragiri mientras decía que él podría darles información cuando despertase.
”Espero que no tarde en hacerlo…”
Ranko dio un paso en su dirección.
—¡Kazuma-san! ¡Esa técnica fue genial! —Le reconoció. Luego se giró hacia la pelirroja —. G-gracias por ayudarnos, senpai. ¡Es increíble! —Le dedicó una reverencia. Se giró una vez más, hacia Yōgi, para ponerle al tanto —. Uragiri-san nos acusó de envenenarlo, Yōgi-san. A-aunque luego dijo que s-se había desmayado por un golpe de calor. Intentó escapar, p-pero… como ve, Kazuma-san y Violeta-senpai lo detuvieron. ¡A-ah, sí! Violeta-senpai es a quien encontramos sellada. ¡E-es una aliada nuestra! ¡Y-y como ve no trae ningún maletín!
Solo faltaba esperar a que Uragiri estuviese lo suficientemente consciente para despertar. ¿No? Al menos eso creía Ranko. Esperaba que se le quitasen a Kyo las ganas de apuñalar gente...
La última frase de Ranko pareció encender varias cosas. Primero, el rostro de Yōgi se oscureció, entre la depresión y la desesperación. Segundo, el de Violeta pareció volver a la conciencia desde su hilo de pensamiento. Por último, Kyo se cruzó de brazos.
— Sobre el maletín, Yōgi-san, ¿puede describirlo?
Viendo que Violeta tenía algo en mente, Yōgi recobró energías.
— Sí, claro. Es un maletín completamente metalico, de la más alta calidad, con doble cierre cifrado. Me aseguraron que haría falta un maldito bijuu para abrir esa cosa. ¿Por qué? ¿Lo has visto? — preguntó esperanzado.
La pelirroja asintió a cada dato que le daba el mercader, aún pensativa.
— Creo que vi algo metalico saliendo de la cueva. Podría ser el maletín o una simple mena de hierro, no quiero darle demasiadas esperanzas. Tendría que ir a comprobarlo.
— ¿Qué? ¡Claro! De hecho, os... — intentó levantarse, euforico de por fin tener una pista, pero solo intentarlo volvió a caer sobre la silla con la ayuda de su hermano.
— ¡¿Pero qué haces puto animal?! Que acabas de recuperar la conciencia.
— Voy a ello entonces, no tardaré demasiado. ¿Chicos?
Se giró a sus 'kouhai', aunque realmente ahora mismo no tenía ni bandana ni reconocimiento ninguno de la villa, a la espera de que ellos dijesen algo antes de salir.
—No fue nada, pero gracias, Ranko-san —No le gustaba presumir, pero le era agradable que reconociesen algo que tanto le había costado dominar.
Aun así, le desagradaba tener que recurrir a la violencia cuando no se trataba de un combate declarado. Eso le hacía sentir que había perdido, que había caído en el juego del otro.
El cliente estaba despierto, y su compañera le expuso de manera resumida lo que había acontecido en su inconciencia. Por otra parte, Violeta revelo la posibilidad de haber encontrado el maletín. Claro, era solo una leve esperanza, pero era la suficiente como para que valiese la pena ir a hachar un vistazo.
—Voy a ello entonces, no tardaré demasiado. ¿Chicos? —comento Violeta.
—Te acompaño, necesito caminar un poco —Y aunque en parte era cierto, también pensó que era su turno de salir a buscar; solo esperaba tener éxito como su compañera antes que él—. Ranko-san… No le vayas a quitar el ojo de encima a Uragiri, quien sabe que pueda intentar hacer o decir.
Y con ello, si no había cambios, acompañaría a la pelirroja a investigar.
Violeta dijo que tal vez había visto el maletín al salir de la cueva, y el rostro de Ranko se iluminó.
”¡Senpai es nuestra heroína!” pensó de la nada, ilusionada.
La pelirroja se ofreció para ir a revisar y, en caso de que efectivamente fuese el maletín, recuperarlo. Yōgi dijo que iría con ella, pero Kyo lo detuvo, y con razón, pues se acababa de recuperar de un desmayo. Kazuma dijo que sería él quien acompañaría a Violeta, y le instruyó a Ranko para que vigilase a Uragiri.
—Entendido, Kazuma-san, Violeta-senpai. —Los despidió con sendas reverencias y fue a con Uragiri.
Hubo una chispita de incomodidad en el corazón de la kunoichi, como si deseara haber ido ella a buscar el maletín. Sin embargo, la chica ignoró tal sentimiento y se concentró en el cuerpo inmóvil que era ahora el sospechoso. Sacaría algo de hilo de su portaobjetos y le ataría las manos por detrás. Así no intentaría trucos sucios como lanzar arena, y si salía corriendo perdería el equilibrio fácilmente. Aún tenía la herida a la espalda e intentó no tocársela. No conocía de medicina como para intentar limpiársela siquiera.
Violeta asintió a su otro kouhai y esperó a que acabase de dar las indicaciones pertinentes antes de contestarle ella.
— Muy bien, vamos. No tardaremos demasiado.
Antes de salir, la pelirroja le dedicó una mirada enigmatica a Ranko. Ni ella misma sabía qué significaba exactamente, pero se la dedicó de cualquier manera. Después salió y esperó a Kazuma para caminar juntos hasta la mina. Una vez allí, Violeta se detendría en la puerta.
— Espera aquí, Kazuma-san. No quisiera haceros respirar más veneno del que sea necesario.
A menos que Kazuma protestara ante la petición de Violeta, ésta entraría sola a la oscuridad de la cueva.
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Uragiri no hizo ningún movimiento para resistirse, manteniendose inerte mientras Ranko trataba con él. Yōgi acabó de tragar todo el agua que podía antes de contestarle a Ranko.
— Bien, bien. A ver si Violeta... ¿-senpai? me da una alegria. Por cierto, ¿es también una kunoichi de tu villa? ¿Qué hacía en la cueva?
Kyo no comentó nada, dandole más agua a su sedieinto hermano, pero era obvio que todo eso de ninjas apareciendo de la nada no le hacía mucha gracia. Tampoco parecía que le hiciesen gracia muchas cosas.
—Espera aquí, Kazuma-san. No quisiera haceros respirar más veneno del que sea necesario.
Kazuma pensó en acompañarla de todas maneras, pero lo cierto era que ya estaba un poco cansado. Además, la herida de su hombro seguía abierta y adolorida. No quería arriesgarse a que, por mala suerte, el veneno del ambiente se colara por allí y le matase.
Ató sin problema a Uragiri, mientras Yōgi terminaba de beber de la botella. Su cliente le hizo algunas preguntas sobre la pelirroja.
—¡Oh! Ahm… s-sí, Violeta-senpai nos contó que e-es de Kusagakure no sato. Di-Dijo que se enfrentó a una e-enemiga que le terminó sellando en u-un pergamino hace varios años. N-no sabía que se podía sellar a una… ahm… persona viva, pero… Supongo que hay muchas técnicas que no he visto en mi vida —No sabía si Yōgi lo distinguiría, pero habría un leve brillo de emoción en los ojos miel de Ranko —. ¡Senpai es una kunoichi genial! A-aunque n-no sé si el pergamino donde estuvo e-encerrada quedó en la cueva desde su combate, o s-si lo metieron después… P-pero lo encontramos junto c-con el cadáver que Kazuma-san quería mostrarle.
Casi olvidaba que habían llevado un cuerpo para que Kyo le identificara. Claro que, ante las acciones del “socio” de Yōgi, no parecía haber necesidad alguna de verlo. Ranko miraba la mayoría del tiempo a Uragiri, pero volteaba por unos instantes hacia Yōgi mientras explicaba. La de la trenza esperaba que aquella mujer y su amigo encontraran el maletín y todo aquel problema al fin terminara.
Iré llevando la misión en lo poco que queda, gente. Haré lo mejor que pueda por acabar esto bien. LET'S GO.
—¡Oh! Ahm… s-sí, Violeta-senpai nos contó que e-es de Kusagakure no sato. Di-Dijo que se enfrentó a una e-enemiga que le terminó sellando en u-un pergamino hace varios años. N-no sabía que se podía sellar a una… ahm… persona viva, pero… Supongo que hay muchas técnicas que no he visto en mi vida. —Incluso en su estado actual, Yōgi pudo ver claramente la emoción en los ojos de la kusajin—. ¡Senpai es una kunoichi genial! A-aunque n-no sé si el pergamino donde estuvo e-encerrada quedó en la cueva desde su combate, o s-si lo metieron después… P-pero lo encontramos junto c-con el cadáver que Kazuma-san quería mostrarle.
Luego de beber el agua que le ofreció su hermano, Yōgi simplemente se rascó la nuca, intentando entender del todo que alguien había metido a una persona viva dentro de un pergamino.
— Claro, se me olvidó que los ninjas podían hacer eso...
Mientras tanto a Kyo, su hermano, parecía agradarle incluso menos la idea de ninjas saliendo de pergaminos que la idea de ninjas saliendo de la nada, pero ya no tenía motivos para desconfiar demasiado de ellos, por lo que solo le quedaba esperar a que Violeta y Kazuma volvieran con el maletín.
Hablando de ellos, al cabo de poco rato, Kazuma vio a su senpai salir de la oscuridad de la cueva, maletín en mano.
—Lo encontré. —Le dijo la kunoichi, mostrándole el maletín.
Kazuma pudo comprobar de un vistazo que se trataba de un maletín completamente metálico de la más alta calidad, que dentro suyo tenía guardado todo lo que necesitaban los ninja para dar por terminada su misión: el dinero de su cliente.
Violeta esperaría a que Kazuma le dijese algo, antes de volver juntos a la tienda.
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— ¡Lo encontraron!. —Exclamó Yōgi, levantándose emocionado antes de ir directamente a coger el maletín de las manos de Violeta.
— ¡Hermano! —Exclamó Kyo, siguiendo a Yōgi con preocupación.
Violeta se cruzó de brazos, mirando a los genin mientras Yōgi abría el malentín, desesperado por comprobar que todo estaba en su sitio.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Kazuma espero tensamente durante unos minutos. Por lo general se le daba bien esperar, pero solo era cuando tenía una certeza aproximada de que podría pasar. Mientras trataba de escrutar las sombras desde la entrada de la cueva, se recordó que solo había dos posibilidades:
«Encuentra el maletín y todo bien o no lo encuentra y continua la misión», dedujo, simplificando el problema.
Estaba planeando cuales podrían ser sus siguientes movimientos, hasta que, como una genio revelada, aquella mujer alta y fuerte emergió desde las sombras llevando una caja metálica en su brazos, como si cargara un baúl de tesoros.
—Lo encontré —le dijo la kunoichi, mostrándole el maletín.
—Muchas gracias, Violeta-san —dijo haciendo una respetuosa reverencia.
***
Finalmente, luego de tanta intriga e incertidumbre, habían encontrado el objeto robado. Kazuma asintió ante su compañera y Violeta, satisfecho con el resultado alcanzado.
Violeta y Kazuma no tardaron en regresar, maletín en mano. Ranko dio pequeños aplausos de emoción. Se preguntó dónde había estado. ¿Habría sido posible que le pasaran de largo al entrar inicialmente a la cueva? ¿Tan miopes eran?
”Bueno, si no hubiésemos entrado hasta el fondo, no habríamos encontrado a senpai…” pensó con alegría.
Ranko iría a con sus compatriotas para hablarles primero.
—¡M-muchas gracias, Violeta-senpai Kazuma-san! ¿D-dónde estaba…? Y Kazuma-san… ¿c-cómo sigue tu herida? —esperaría a que le contestaran antes de girarse hacia el cliente, quien ya había abierto el maletín a toda prisa, ignorando incluso su propio bienestar —. ¿E-está todo bien, Yōgi-san?
Esperaba que sí. Esperaba que Yōgi diera su aprobación y pudieran regresar los tres a Kusagakure, lejos de todo sitio lleno de arena.
”Los tres… Senpai regresaría con nosotros, ¿verdad?” reflexionó mientras movía sus ojos con precaución a los orbes cerúleos de la mujer. El rubor volvió a asomarse en sus mejillas.
—¡M-muchas gracias, Violeta-senpai Kazuma-san! ¿D-dónde estaba…? Y Kazuma-san… ¿c-cómo sigue tu herida? —Preguntó la Sagisō a sus compañeros.
— Lo encontré dentro de la cueva en una esquina, no demasiado lejos de la salida. —Explicó Violeta, decidiendo ignorar de momento el hecho de que los genin habían pasado por alto el maletín cuando entraron a la cueva.
Ranko esperó también por la respuesta de Kazuma, antes de pasar a preguntar a su cliente.
—¿E-está todo bien, Yōgi-san?
El hombre había conseguido abrir el maletín, emocionado e ignorando completamente la preocupación de su hermano mientras contaba el dinero.
— Dos mil... cuatro mil... seis mil... ¡ocho mil! ¡Está todo! —Exclamó, mientras cerraba el maletín y lo abrazaba, prácticamente empezando a bailar con él.
Mientras los ojos de Ranko se detuvieron en los de Violeta, que le devolvió la mirada sin saber exactamente lo que estaba pensando la kunoichi, Kyo decidió tomar un pergamino que había en una mesa para dárselo a Kazuma.
— Entregad esto al regresar a vuestra aldea. Supongo que habéis cumplido la misión. —Le dijo, y sus ojos fueron a parar a la herida que tenía el chico en el hombro. El espadachín sabía que la había provocado él mismo, pero todavía era demasiado orgulloso como para disculparse directamente—. Tenemos vendas, si las necesitas.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!